Por siempre mía
ba impaciente por escuchar lo que tenía que decir sobre su aspecto, no solo su
eseo que hasta ella, inexperta e inocente podía notarlo y el efecto que le provocaba no era nada parecido a todo lo que hasta entonces había sentido, la forma en que hormigueaba su piel com
olo a tocarla, sino también a besarla de esa manera que le robaba el aliento y la vol
ba que pararan mucho menos dejar de sentir. Pero por otro estaba la lucha que se daba entre más sensaciones de su cuerpo y la de su cerebro, el cual le advertía q
ue él lo notará, tal vez ni siquiera lo hizo, solo lo p
ta, cerró los ojos por fin, rindiéndose a lo que estaba pasando, disfrutando de su toque hasta qu
aba todavía sin haber conocido varón alguno, era suya y sería suya, por ahora se limitaría a hacerla disfrutar aunque supusiera un
da de algo que desconocía, pero que de algún modo le hacía experimentar placer, esa h
sperando sus indicaciones, jamás había visto una cara tan bonita como le parecía en ese instante la cara de Josefina, la i
endurecía y crecía un poco más, como la zona se humedecía y, no solo a causa de su lengua,
el placer había ganado. Se había tocado incontables veces mientras se bañaba
e provenía su humedad, acariciando incluso presionando levemente con los dedos pero sin llegar a penetrar
n jodido adolescente precoz, pero era consecuencia de lo mucho que esa chica le excitaba. Eso no evitó que la penetrara levemente
re gemidos, llevando las manos tímidamen
hasta que viera su expresión al llegar al instante culminante en que e
sus amantes también sintieran placer cuando estaban con él, pero sobre todo del suyo, era lo que importaba, por primera vez experimentaba esa sensación de disfrutar a través del placer ajeno, de ver a esa c
leno de sus jugos, de su aroma y, aun así, seguía queriendo más, era como un sediento bebiendo del únic
con cierta brusquedad, para apretarle los pezones hasta provocarle algo de daño y luego v
rse, sentía como cosquilleaba su interior, todo su ser ante el place
a evitar que salieran los gemidos que cada vez se iban incrementando, mientras su otra mano tiraba de las hebras del cabello negro de su
l ser arrastrada por su orgasmo, por primera vez sintió que todo e
Yo ...
s seguía lamiendo el sexo de Josefina hasta dejarlo limpio
un poco para buscar su boca para besarla apasionadamente, dejando que se probar
pero fuera, yo también i
roblema que tengo
persona. No hizo falta más que cerrar los dedos sobre su erección y deslizar la mano por su e
tante sobre la pared y después de una i
ra pagar todo y dejar las bolsas que habían comprado más la ropa que se habían quitado aparta
vestir de manera mecánica y salió rápidamente del vestidor tras un par de minutos en los que su corazón y respiración por fin parecieron darle algo de tregua dejando q
ompletamente roja y lo único que deseaba era marcharse, era incapaz de mirar a la depen
cercó a la caja donde se encontraba Ricardo,
se acercaba a ella sin nada más que las