AMORES PELIGROSOS
haces con suma devoción y compromiso. Así mismo, sucede con los sentimient
l; un vestido pegado al cuerpo con tirantes espagueti, con escote corazón, color Burdeos, atemporal, acompañado por una Cartera de Yves Saint Laurent, de color negro, los zapatos elegidos fueron en tonalidad dorada y por último, Daniel eligió una sutil cadena decorada con toques de pequeños diamantes
chos, vayam
padre nos d
n este momento. Además, no se preocupen, y
tráfico, Daniel tardo una h
oy? -aunque Daniel no le resultaba i
pe si soy inoportuno, no
ó anoche que gracias a tu padre y tú, ella ya es libre, y quiero darte,
do su apoyo
onó Amelia, con un t
tir a su hija
bil lapso, ¿acaso Daniel, estaba bromeando?-. Bajo
ntención, ténga
hace dos días, no me venga con el cuento
reerme. Eso es lo q
estás deslumbrado, y te compren
he mientras observaba a su hija amamantando a su pequeño, notar como él le sonreía, la felicidad
las, pero al fin
en difícil. Pero no m
hija, yo... -antes de que Amelia terminar
una gran tensión entre ustedes? -Ana
-dijo su madre tratando
os segundos-, ¿sí es así, porque
asa nada. Además, estoy a
uy tem
varios regalos. Espero los disfruten -Daniel, le ordenó a sus h
ió un poco molesta, ella no estaba acostumbrada a q
esa idea. Esto lo hago para mejorar la calidad de vida de t
perdóna
recibes obsequios sin que te pidan nada cambio. Ade
do de su nuevo sillón, Amelia no pudo
a cansado de tanta rigidez. Y de una vez aclaro
al contario, me hace muy fel
hora, tenemos que ir a tu habi
más tr
claro, si me p
mamá quédat
pe también es
?, está bien, veamos cuál
nabell, Daniel le ordenó a sus hombres que entraran la cama cuna-,
pero no pued
Además, no es pa
com
rmiso, le diré a mis hombres que la ubiquen, mientras yo voy tus obsequios - los hombres de
io, ¿para qué le compraste t
o me convertiré e
so
sostuve a tu nene en mis brazos, él me miro y me sonrió
n tú, cu
que quieras, pero estoy segu
cinas tanto en que
indiciada
n futuro te aburrirás, mi pasado te
re, imagínate lo que me impo
ista. No siempre el
de una vez te advierto, si lo haces par
atados, insiste todo lo que qu
mos un punt
más que ella quisiera mostrarse fría, como un témp
ás, no tengo que gustarte de inmediato, solo acerquémonos, conozcamos y siempre mante
me resultaste. Creo que er
igo es casi como g
Anabell frun
iam, ya es tu turno para
mpraste lo más exc
, estoy seguro de
do las cajas, su corazón saltaba de felicidad, er
consumían a Daniel-,
un llanto ahogador-. Llévate todo esto
esó su frente-. Tú eres como un diamante bruto, dentro de t
do absorbida por el fango, en cambio, tú, has
donde estoy ha sido sin obstáculo alguno, pero eso de nada me h
eces solo me enc
gará el momento en que t
mos hace tres días -cuestiono Anabell tratando de adiv
s a la más, grandes penumbras; en las noches tu aroma impregna los senderos de aquel jardín que agonizaba. En el día ríes porque los rayos del sol llegan a
sacaste e
esarte que al llegar no podía dormir, mi m
ras tan reconfortantes -ante tales palabras
e clima. Tú también puedes, los tiempos amargos ya pasaron, disfruta todo e
a que intente iniciar de nuevo n
ses a ese putrefacto mundo. Te propongo algo, mañana hablaré con papá, él tie
es que aún no sé, cómo obtuve la beca, mi madre me ha enseñado lo poco que
ara disfrutar, así que vamos hagamos todos los pr
antil que hay dos cuadras, mi presupuesto es algo limit
o?, todo correrás por cuenta mía.
e lo que
arte. Por ahora debes de saber que a las siet
que iré? -son
ás que respeta
era... -Anabell no parab
salvas porque teng
l Anabell, tomó a su pequeño, quién luci
su cuello, y luego le dio un pequ
a experimentar incomodidad, Ana
inas la frase?, e
-Anabell, le dio un pequeño cos
fue como un
perder el tiempo, y apurémonos,
itana. Usted es la
refrescante baño al pequeño Liam, y mientras Daniel con su inexperiencia s
a como su madre la observaba de forma fija y de cierta f
e g
eso es
rsonas que se enamoran en cuestión de segundos,
e en las pelícu
n almas que están destinadas, y así pasen mil vi
insi
l se mantendrá en pie, sin importar cuanto lo rechaces, y cr
que no entendía esa fascinación, a que ella se abriera a Daniel-. «¿Qué demonios le sucede? ¿Desde cuándo le i
por un Daniel batallando para vestir
qué sig
do, he inte
pérenme en la sala, en vein
estino para ese día?, ¿s
nti