La obsesion del Jefe
ana D
jando sus cosas, tomando sus armas de servicio y ajustándose el chaleco antibalas. Se miró al espejo, su cabello rubio estaba sujet
os de sus compañeros ya estaban desayunando o sol
saludo con una p
ayne? – salu
y sirvió un poco de café, se recargó en
í – dijo Rogelio – Hoy p
tra
bien –
resentación, o más bien desde el día en el
por razones profesionales, es decir, básicamen
ría un jefe tan sexy. Pelirrojo, brazos fuertes, espalda ancha, tatua
erdas hace
prenderse o
a cambiarme de ropa – suspiro cansa
espacho de arr
rac
e miró a Eyra que estaba mirando su café c
ivertida – Soy Kyle, soy Comisario solo que est
iforme se ajustaba bastante bien a su cuerpo, cabello rubio oscuro
eo que ya lo sabes, po
legar a comisaría el día de tu llegada – dijo Reyes Collins, entrome
ollins quien solo le sonrió mie
gra
Lodbrok – soltó una risita. Su
o tratan de pone
los comisarios que la miraba como ra
sde ese día, es más creo que
sonrisa burlona. – Aún eres pequeñ
Gambino llegando a la caf
ejando de Lodbr
Bien Wayne, si Lodbrok llega a estar contigo haces dos cosas,
é? ¿P
iró a un chico que estaba robando una dona glaseada cuando e
bién – dijo
se acercó con ellos. - Dile a Wayne, ¿c
o Jose Maria – Y
es y dos de ellas m
esté contigo – le sonrió el italiano – Los comisar
s su trabajo – dijo com
ovarios – so
ijo Gambino – Lo cual trata de hacer – la miró – Llevas un
igo, estará con los alumnos jodiendolo
r ello, es de un día a otro que Lodbrok se vuelve todo
llegando con ellos. – Que se va a cag
er hablado, ahora sentía
e quitó sus lentes oscuros y los miró a todos. Eyra se dio cuenta de que en v
an ver sus tatuajes del pecho y del cuello, un saco color azul oscuro y pantalones que
rdad era el peca
etería? – dijo Kons
í – sonri
una sonrisa radiante. – Su subordi
cupen lo que tenían en la boca, vieron a
dijo Gambino a su lado
pudo mirarlo, mantenía la vista fija en su taza de café,
pasado una semana pronto me querrás fuera de tu vista – Eyra l
o Maximus cuando llegó a su lado.
vez, queriendo grabarse la i
risita – Gambino te qu
endente – respo
aquí? – dij
por última vez miró a Eyra que lo miraba de r
e de la semana en la Centr
.
su cerveza, acomodaba sus len
lumna? No me imagino
iado gracioso – di
entral – el pelirrojo lo miró – Pero pr
r mil veces que como estoy ahora
da – sus
ido del mar, aún mantiene su traje, solo son cinco minu
ermano casi me mata cuando supo que te av
os cayeran fue genial – terminaron sus cervezas – Ya que estamos aquí – suspiro y lo miró. – Llegaron nu
resar a su
l de más lugar
con los nuevos alumnos pued
ndré en
que son una mafia organizada – lo miro – Tratare de en
o miró con u
s en nuestros líos está semana – lo miró – Cu
sonrió – También quer
¿C
o y no está entregando lo que debería – se acercó un p
vigilado – asint
les el día a los nuevos?
tuya para joderlos – volvieron a reir – Me t
ngarte un culo –
sonrió – No dej
smo dig
fue de aquella vieja casa, subió a su au
licías era evidente, en especial con el S
tendente ¿qué ha
impien el auto –
ombros, un traje rojo completo que se ceñia bien
molestar, idio
vio – l
na ahí estará en paz y no molestara a nadie,
ndo el contoneo de sus caderas, hasta su oficina.
ste? – le son
to beso en los labios – Aún me duele la c
a siguiente. – Kosntantin la tomó de la cintura – No sig
í, además era un cliente más – d
hubiera estado posibleme
nte – sonri
jos – Por eso te mere
s mujeres lindas que veas ¿verdad, amor? – le di
iró apretando la ci
hacemos algo ¿Qué dice
– la miró con una sonri
e fresca en la Central Cuándo quieras, pod
riendo quemar la Central se van a cagar – los dos
illa del pelirrojo. – No
.
n mucho papeleo y de nuevo ni vista del Superintendente desde esa maña
– dijo Eyra al ver al bulga
ana nos vemos temprano y sirve qu
arece
e conquistes al Superintend
ano en la boca – No m
y que quieres saber cuantos tatuajes tiene en su piel – le sonrió divertido –
a l
dio un guiño, y la rubia solo
listo? – d
darle un beso en la mejilla y aprovechar para decir
a alejarse de Lodbrok porque sino parecerá cole