Begonia
X de Pab
olo ella sabía. Se veía hermosa, enfundada en un vestido negro que se adhería a sus curvas y los tacones más altos que le había visto. Su cabel
st
itad del camino. Mi mano se envolvió en su cintura, las de ella alrededor de mi cuello. La adherí
viéramos danzando, olía a du
James -
que me lo decía y estaba emocionado, aunque solo iba a durar un p
amo, luna -le
rfilé con la punta de la nariz su pómulo y fui dejando besos en el trayecto, escuchando de fondo la más armoniosa melodía de suspiros. Cua
a a un ritmo que aún
ción que encontré, la suya, porque sabía el trayecto de memoria. Un aroma a ella me
atracción que me producía, per
is dedos comenzaron a deslizar el vestido hacia arriba, suspiré cuando pude sentir la piel cálida de sus muslos. Lentamente saqué su envoltura y barrí c
a recorrí con mis labios, entretanto
l amor. Ella me tenía en la palma de su mano y lo sabía. Juntos nos unimos en una serie
o, acaricié su espalda h
. Sabía que era necesario y que, aunque me doliera, debía hacerlo. Lo hacía por ella, porque la amaba más que a nada
gualando a mi interior. Cuatro años no han bastado, porque el recuerdo es tan intenso que sigo sintiendo escalofr
o, de la distancia y de que, a pesar de todo, mi amor por ella