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Cuidarte el alma

Capítulo 5 5

Palabras:2618    |    Actualizado en: 03/02/2023

to lent

un reloj en la pared

anco de madera con las cabezas unidas y más a

esos en el aire, palmaditas en la espalda, en los hombros, hasta en la cabeza... P

uestión es que ninguno de los que han venido a despedir a papá, es alguien significativo para mí y dudo de que l

ro la horda de ancianitos del hogar y los parientes que solo se ven en bautizos, c

o rápidamente y vuelvo a t

ya

a,

y lo veo. Duerme, igual que yo hace un momento, y su cabeza cae hacia atrás de modo que puedo ver su barba crecida. Los incipientes vellos entrecanos brillan bajo la helada luz del recinto. Ahora

bre hacerlo. Sonrío mientras me incorporo despacio, apoyando mis

o de personalidad. Es atractivo, sí. De hecho me impactó

qué me gusta tanto hacerlo, y él arruga la nariz. Sus manos d

o, lo sé, pero se lo ve t

a con tanta mala suerte, que uno de mis p

as. Ahora no puedo quitar la mirada de... el aro. Ahí está el muy descarado, muy cerca de donde jamás d

i me mata del susto cuando por segunda vez en menos de veinticuatro horas, atrapa mi mano y la aprieta. Op

mi pendiente. Lo levanta y lo mira alzando la

palma, y lo colo

la obviedad del doble sentido, pero no parece cohibido. Sonríe y acl

de que también mis orejas, así que me lo guardo en el b

ulo ha sido la tónica

o otro de estos inci

estaba desierto, solo está

que no hacía pipí, así que me descargué con ganas. Mi protector diario era

ro la noche iba a ser muy larga... No lo pensé demasiado.

cado fue

larga aire caliente. «Secamanos» que le dicen, pero a mí me sería útil para secar otra cosa. Mientras tanto,

cuando escuché a Andrés a

la, ¿to

Hasta ese instan

ondí con la voz ahogada.

quiero c

tes íntimas mojadas y expuestas, intenté subirme las bragas pero

a puerta, moviendo el p

esta puerta ahora, la a

la puerta unos veinte centímetros, y asomé l

nsabas que podía esta

sí que la satisfech

Pensé que te

ma que no supe si gol

e, y eso no sería lo más grave porque la puerta me cubría dejando a la vista solo mi c

ja de vergüenza. ¿Habrá visto algo

Si tenía dudas sobre mi estado de salud, mi loco comportamiento

moral por el suelo. Si algo vio no sé le no

ntar recuperar mi pendiente de esa forma! ¿Y si

s para

consabidos movimientos que in

dónde, y todos caminamos al cementerio. Queda demasiado cerca para un despliegue de vehículos

cajón donde descansarán los restos de mi padre,

nte, y me acaricia el dorso con el pulgar. Muy a mi pesar soy consciente de cada movimiento, y las emociones

na niña, sola, desamparada y triste, porque por fin

ene de Andrés,

de que él te

iempre tiene listo para mí desde que me he convert

la decisión consciente de cerrar este dolor

risa y me su

vida me espera a trescientos kilómetros

os, así que nad

on mi viejito bien cer

ambién ten

e de regreso, me sorpr

ue César podrá seguir formando parte de mi v

vez en parte. Pero creo que más tiene que ver con darme cuen

horas en el negocio. Y últimamente era la descarga que necesitaba de cuando en cuando, para evi

s bastante bueno y no significa un pe

o y

a esperanza de tener algo con Andrés. Sí,

res la cornuda o eres la amante.

sa? Amistad, por

. ¿Y e

l relacionamiento de un hombre y una mujer. Me gustaría conocer a Andrés, pero en serio. Ojalá podamos continuar esto. No tengo

able es que todo se termine en el estacionamiento

a verlo me altera. Él me altera. Y

ma las riendas de mi vida, y enc

a potestad de marcarme el rumbo. Lloré cuando él me lo dijo, comí cua

eguntas porque él

la nariz a in

ud solidaria, pero no ese velado intento de control que yo alcanzo a vislumbrar. Tod

n el

quizá sea así, pero no me hace cas

sisto tercamente, pero

a mano en el brazo

ras, Andrés. Voy a conducir

s can

tamb

cabeza. Se arrima al borde de la ruta

amos por delante del coche y por un momento nuestros ojos se encuentran. Le dir

la risa. Ya le voy a enseñar yo lo que es

ongo el cintur

¿Así que esas tenemos? Voy a dar una marcha atrás tan ráp

r me encuentro con la sorpr

o la veo enganchada en su dedo índice, que me muestra sin ningún pudor. Ni siquiera se

. Y cuando finalmente llego a él, m

do la mano, mientras muerd

forma desarmante, y

os bolsillos delantero

ro no te lo aconsejo, ya que hace exacta

ete horas que

. Lucho con las ganas de reírme, de ve

Y finalmente exploto. No es una franca ca

Pero él replica algo que... ¡Y la forma en que lo

osa cuando

te, mi risa d

ya

vaya

e no lo expresó de la forma tradicional, con los signos de «linda» y «sonrisa», sin

y él lo supo. Sonrió sati

o este... Y lo peor de todo es que no adivino

sitos serán así de efímeros? Me muero de gana

ompañante y me pongo el cinturón. Él también se sie

rse llevar no

omovilístico, o es una metáfora. Y si es est

do la radio y me acomodo para

taba! La guind

ener algo contigo...», canta Vicentico. Ad

ar mi actitud con respecto a los hombres

siempre. Y que e

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