Él es mi boxeador
o con sudor es ligeramente iluminado por las luces colgando del techo. Una bata de tela fina color negro cubre sus brazos y cae abierta a sus costados, dejando a la vista su enorme y precioso
rogancia, todo en uno. Su competidor es un joven de unos dieciocho años, fornido, rubio ceniza y con ojos tan verdes que sorprenden su claridad. No es
de futbol americano como mis hermanos, un atleta... Sin embargo, no un boxeador. Nunca lo hubiera esperado, pero no quita que haya sido capaz de considerarlo.
s mujeres se encuentran casi sin ropa en el cuerpo, algo que me desconcierta mucho. ¿Por qué se visten así para una pelea? Comprendo que quieran ligar con alguien, pero de esa forma solo conseguirán algo casual. Los hombres, por otro lado, no están un poco
el ring, y finalmente aleja
tira hacia un costado, en donde alguien está para tomarla. Mi mirada no se puede despegar de ellos, ni siquiera cuando suena la
elea. El otro chico le quiere atinar un puñetazo en la cara a Damon, pero
e. Asiento agradecida de finalmente tener un nombre pa
evita y contrataca con la mano contraria hacia su costado izquierdo y luego con la otra a su derecho. Seguidamente, y con agilidad, lo golpea con furia en la cara y en el torso. Es en este momento en el que comprendo por qué lo llaman «La Furia». Es como si él diera bastante de sí mismo en el cuadrilátero,
y mordaz. Feroz. Se acerca peligrosamente a su oponente y este otro por instinto retrocede, cubriéndose la cara a modo de defensa. Entonces me doy cuenta d
ce su escudo y trata de alejarlo, pero solo
o es Steven, quien está lleno de miedo y temblando en medio del ring. Sus ojos se encuentran desorbitados en oc
así? Miro alrededor y noto que muchos son del instituto. Al parecer, soy la única que no sabí
piel se calienta al instante en el que mis ojos se centran en los movimientos de sus brazos y rápidamente mi alrededor baja la velocidad hasta quedar en cámara lenta. Puedo notar cada movimiento de los brazos
El tiempo una vez ralentizado sigue s
os ánimos de seguir peleando, lo golpea dos veces en la cara, una en la mandíb
mira a Steven, esperando a que no se levante para ya terminar. El árbitro cuenta hasta diez golpeando el suelo junto
nte no puedo inhalar ni hacer otra cosa que mirarlo, embelesada por lo oscuros que de repente se volvieron sus ojos azules. Su intensidad es casi palpable. Me mira expectante, como si quisiera q
irarme luego de beber unos sorbos de agua embotellada que alguien le da. Su pecho sube y baja constantemente. No aparto la mirada, no porqu
es r
parado a mi lado tendiéndome la otra mano. Por el rabillo del ojo puedo notar cuando Muchachote se marcha.
ign
ntario. Asiento, pero no tomo su mano. Su flirteo y belleza no me causan nada, aunque n
«La Furia» escrito en cursiva. Entro primera y luego los otros miembros del equipo de Damon, entre ellos, Noah. Miro lo que me rodea y me sorprendo al notar que no tiene ningun
ome una botella de agua. Dudo un segundo, pensando en que podría contener algún
aci
unos blanquecinos dientes casi perfectos, a excepción de u
sto -nos damos la mano
se va a sentar a un sillón con los qu
o las pocas veces que lo vi. Todos se callan cuando él entra y lo miran con alegría impresa en sus rostros. Algunos lo felicitan, pero él solo agradece con un asentimiento de cabeza y repasa toda la habitación con
ver millones de fuegos artificiales solo en sus ojos zafiros. Se acerca, toma
viosa que miro hacia otro lado para no ve
n siquiera preguntarla. Su vos ronca, baja y sexi manda escalofríos por todo mi sistema, haciéndome temblar po
peleabas -digo
e? -parpadeo ante su arrebato ansioso. Parece desesperado
olver loca con todos
las peleas, pero...
te importaba ver sa
eo que peleaste muy bien, aunque no sabría decirlo con certeza porque nunca
de n
regunto c
uevo -gruñ
ué
nzo el ceño, pe
he bien. Él iba a decir algo, pero una ma
sorprendieron cuando Steven no te pudo dar ni un solo golpe -el que habla es un hombre de unos cuarenta años, más o men
ante su tono amenazador y me quedo estática en donde estoy. ¿Por qué se empeña en dar órdenes q
rigiéndose a mí. Volteo y
ro ¿por qué
os espectadores apuestan mucho por él. Tiene qu
iendo por qué -se
la que te pregunto qué te pareció la pelea? -asien
De todas formas, es seguro que nos vean discutiendo todo el tiempo. El primer día que nos vimos, me senté en
regunta muy interesado por mi resp
Así que no era de nadie. Y luego me senté sin dirigirle una mirada -una risita escapa de mi
ico mientras se marcha. Intento decir algo, pero Damon
asa -ordena al mirarme, e
rme como
o lle
amon me obser
o si en serio lo estuviese preguntando. Su rostro serio
e significa que le estén persigu
endrás conmigo -d
o irme
la noche, no te
i cuerpo del sillón,
uñe ace
S
a otro
S
por lo que tengo que levantar la cabeza
contrario. Me toma con sus grandes y fuertes manos la cintura y me coloca sobre su hombro con
, dándole un manotazo a mí trase
-lo golpeo de nu
do hacia la puerta. Y de repente, una idea
fruncido. Todos en la habitación nos miran atónitos y divertidos. Trato de no sonreír cuando toco el suelo con mis pies, pero no lo puedo evitar. Intento salir corriendo, pero Peter grita, a
a y sale conm
to me saluda con la mano burlonamente. Les sonrío con cinismo y les sa
no se las d
s! -grito antes de que d
ada. Maldita cabezota que soy. Mis dientes tiritan a causa de que estoy prácticamente
enes
de calor, Damon -r
migo, Nat -gruñe fulmi
smo tono que antes. Damon vuelve a gruñir, pero aho
una moto, pero lo raro es que no me sentó en la parte de atrás, sino que en la de adelante. Justo en el frente. Lo miro confundida ante su equivocación, pero este ya se encuentra sentándose
o manubrio. Cierro los ojos para disfrutar el aire en mi cara, el leve cosquilleo que dejó Damon en mí y la tranquilidad de las calles al no haber ninguna persona en el
o, mientras paso mis brazos alrededor de esta almohad
ra déjame dormir -respondo medio dormida. Puedo escuchar una
. Me levanta en brazos y comienza a caminar. Puedo escuchar un timbre sonar y luego una voz muy conocida para mis
o? -cuestiona otra voz di
er, salió a correr y llegó hasta ahí. Por su
traerla. Así
obvio
te agradezco por hab
entonces me remuevo incómoda hasta enco
di
andar y me deja en un lugar suave y cómodo, el cual parece el cielo para mi cuerpo. Me estiro lo más que puedo y me pongo cómoda para seguir soñando con pasteles de chocolate que se devoran humanos bañados en caramelos.