El ángel en la casa
pasos sobre la madera humedecida del suelo. Echó un vistazo a su alrededor con el ceño fru
que resonaba en la estancia era el tic tac del gran reloj dorado cuyo péndulo se balanceaba de forma rÃtmica. Bajo sus manecillas se leÃa en letras negras y ribeteadas Alex R. Emilie. Amanda habÃa leÃdo aquel nombre millares de veces, imaginándose de p
os dibujos de flores aún no habÃan sido
r la sala cuando el barullo
z cump
areció en su salón. También Callum se habÃa llevado un buen susto. El joven se re
lla, intentando abrazarla a la vez, lo que res
es pasado -les recordó,
se a Callum para examinarlo un poco más de cerca. Al me
y corto se rizaba con ahÃnco alrededor de su cabeza. Amanda no comprendÃa cómo el cabello de Casandra podÃa ser tan distinto al suyo propio, que
me falta tanto par
o pre
se so
hablando de él como si fuera un objeto que se podÃa usar y prestar. Como si fuera suyo. T
nquirió, haciendo cas
el jardÃn, esperando a
to del vino se habÃa disipado dejando u
da, la mayor, tenÃa su propio siervo, quien descansaba en una silla del pasillo que comunicaba el salón co
llum serÃ
Ã, pero ahora que habÃa conocido a Callum, al verdadero Ca
ato, en cuanto encontrara a su madre. Pero eso, i
ea esperar hasta
las chicas lo importunaban. Entonces, se dio cuenta de que no era la fiesta lo que no querÃa ar
ilidad, a sabiendas de que detestaban que las ll
sus hermanas se echaran a reÃr como ratitas histéricas. Era la hermana má
o. Se acercó a Callum y alargando el brazo lo instó a darle la
contacto la habÃa sonrojado. Callum no era tonto y no tardarÃa en darse cuenta de
se pregunto si lo del bosque habÃa sido un sueño. Se reprendió asà misma por
mpañaba. No pudo evitar apretar con suavidad la mano que sostenÃa a modo de disculpa por el la
e desembocaba en una gigantesca fuente y detrás de esta, se dej
à -le susurró con una sonr
dable en el hecho de que él no
tretenimiento que todas disfrutaban, pues no habÃa comparación entre el sabor de
Las mesas estaban repletas de refrigerios y aperitivos. Tom y Ross, los sie
lum. Amanda arrugó el entrecejo, pues era inusual que su madre mostrara interés en un sierv
preocupación. Era una mujer cuya temp
el centro de su nuca. Al contrario de Mary, la tÃa de Amanda era delgada como una gacela y lo único que
Amanda. Te felicito ―
l rabillo del ojo como su madre se fijaba en l
ba observando. Sin embargo, para su sorpresa, no la interrogó sobre cómo se
supuesto, su madre no sabÃa nada sobre su siervo. Solo q
to, todo
es uno de los mejores ejemplares que he visto últimamente y con es
a que se habÃa temido l
a! ¿Qué le ha ocu
aÃdo en
ez v
e mordió
stumbrada a b
confirmando la sospecha que siempre habÃa tenido, sobre que el buen humor d
gar al cricket -l
de sol en su rostro. Aquel habÃa sido un largo invierno, pero el mes de ma
o jugar a algo con estas fa
sonido entre una risota
adie ha muerto j
personas han muert
e leer Amanda ―. Henrietta puso los ojos
tú misma ―le respondió confiada―. Es algo que
―. Tomé prestado tu libro de Voltaire para las
omentario de su benjamina. Amanda le dedicó una mirada d
nclinó para coger una galleta de la mesita de jardÃn y ahog
nerla del brazo y, por suerte,
ue no pudiéramos hacer nada embutidas en ellos -declaró Mary. Siempre
o levantarlas
sandra, a la que le estaba haciendo trenzas, y Aman
jada por su propia brom
diario y tan temprano. Ella no soportarÃ
yuno -le dijo su tÃa al verla observa
on una le
monia? ¿Fue difÃci
ras analizaba las pastas
, recordando al joven sureño. Sin duda, ella era la primera chica que no podÃa hablar sin tapujos sobre cóm
tras contemplaba a Callum-. Por supuesto, su aparie
Callum. Se preguntaba qué habrÃa sent
ras zonas, desde que aquella cientÃfica demostrara que los hijos
sobre Callum al Andrónicus, para s
pidió al Andrónicus de su ciudad nuestra di
icho hasta que vio a su madre levantar la
espondencia con
Sobre qué? ¿Qué es lo que te
ron la primera carta de Elizabeth, contándoles como habÃa elegido a su hermano Daniel como siervo, su madre
n puzzle. Ella misma le sorprendió sentirse extrañamente emocionada al leer sobre su hermano. Nunca llegó a conocer a Daniel, pues lo habÃan enviado inme
r qué te escribe
mi hermano -respond
que tengas clara la diferencia. Daniel no es más que un envoltorio vac
e que Callum fuera testigo de la forma en la que sus familiares hablaban de los
n un tono más conciliador-. Solo pensar en tener que pasar por esos nueve mese
rvir a la sociedad produciendo un siervo que ay
ió Isolda-. He visto a mis amigas llorar
Amanda se tensó. Cuando Mary comenzaba a debatir esos temas solÃa utilizar datos para abalarse y
eran despreciadas por sus padres por su condición de mu
es gustarÃa haber tenido a una niña para poder quedársela. Dar a lu
intelligunt -exc
aba a las mujeres que se quejaban de dar a luz a niños, per
omprenden -tradujo en voz alta,
ervino Evelina, zanjan
in poder decir nada y soportando las órdenes y los jueguecitos de sus primas. Deseaba que el sol descendiera en el cielo lo sufic
menzó a acostarse sobre el horizonte, la tarde se tornó demasiado frÃa para quedarse en el exterior y se despl
dÃa concentrarse al pensar en lo aburrido que debÃa estar Callu
rcajada―. Nunca antes te habÃa visto perder de esta
por ocultar
adas horas de
nda anunció que se retiraba a descansar. A nadie le pa
ra observarla pensativa. Cuando ya habÃa avanzado hacia las escaleras con Callum
ese vestido en mi alco
taba aún más volver a elevar los párpados. Con certe
ron encadenadas las unas a las otras, pues
tido a mi alcoba c
esta con tot
ó en ocultar lo insólita
recuerdo -se limitó en con
na sentimental y mucho menos la clase de mujer que guarda artÃculos ultra femeninos como vestidos. De hecho
on ojos entornados y una sonrisa maliciosa que
-protestó, sintiendo cómo sus mejillas ardÃan c
vas a dedicarte esta noche ―se burló su tÃa y
arlo de allÃ
contacto; y se preguntó si Callum entenderÃa a qué se estaban refiriendo