Con los ojos del alma
cina. Ella contestó al saludo con una sonrisa y
caliente como te gusta
mi mano. Me apeteciera o no, lo tomaría; era la bebida más delic
llamarla de la forma cariñosa en la que lo hacía en la intim
nco carpetas para eleg
e los pocos de los que no tengo ninguna queja, es respetuoso, apli
on un asistente por dos periodo
Durante un semestre se les otorgaba ciertos permisos, pero yo no podía mantener a un mismo asistente por dos periodos, era la regla. Además, mientras trabajaban para mí, no podían tomar mis clases, así que debía
ue se han atrevido a dar semejante paso y
tonces, hacía la preselección, descartaba a la mayoría y me elegía a los cinco que consideraba más aptos. Aun así, después de escuchar las historias y trabajos de todos, y luego de que Sonia me dijera sus opin
nos que debían estudiar, como también para los profesores que teníamos que prepararlos y luego corregirlos uno por uno. Ese trabajo lo hacía c
muel, John Steveen, Caroli
enina esta v
los estudiantes apenas me dirigían la palabra y mis asistentes siempre fueron muy profesionales, ellos sabían que yo no admitía errores-. John Steveen parece tener toda
o, era responsable e inteligente, pero era cierto, aún le c
ación excelente sobre «Cien años de soledad», h
de la pequeña presentación de cada uno, y aunque en su cabeza
que fueran aceptados por el alumnado para evitar que se creara una situación hostil entre ellos-. Carolina Mendieta me ha sorprendido con la carpeta presentada, pero sé que tiene algunos problemas de relacionamiento por lo que no estoy seg
dime a qui
de cada uno. -Ignoró mi comentario. Sab
más mínimo la información personal, solo quería saber a quién elegiríamos. Mamama era demasiado humana, a ella sí le importaban esas cosas, ella era la que pedía los datos
d de género bla, bla, bla. Este punto tampoco me interesaba, no me apetecía saber qué es lo que pen
ión de la obra me hablaba mucho de los alumnos; segundo, porque el análisis de la misma me llevaba a interiorizarme en una parte del mun
e cuál era su preferido. Lo dudó un momento; e
ro creo que debemos darle la oport
. Eligió romance para jugarse el puesto, casi nadie elegía ese género, quizá porque creían que no me agradaba, aunque no era cierto, me gustaba el romance, al menos en los libros. En su composición, habló sobre la libertad, tenía interes
-pregunté,
ta? Acá hay una que tiene muchos corazones, y esta otra tiene palomas. Quiso darle un sentido a lo que esc
hica de la edad de Vargas con hojas con dibujit
su sentido de libertad, su capaci
rse nerviosa ante cualquier situación. Si un alumno le levantara la voz o le faltara al respeto, no creo
por el camino; tiene buenas notas y sus trabaj
y responsable, en eso n
iano, pero si me lo preguntas a mí,
melodiosa y cantarina que se me colaba por todos los sentidos. Tenía una gran curiosidad por tocar su rostro para imaginarme cómo era. Normalmente, cuando oía las voces, me hacía ideas mentales de có
ndo la oportunidad; no podría preguntarle eso en o
es bastante pequeña de estatura. Su cabello está colmado de rizos y e
iño especial. ¿Por qué la elegi
lo dice e
e, el corazón solía quedar excluido de esas situaciones, aunque sabía que ella tenía uno enorme. Estuve a punto de
más, Vargas será. C