Lealtad y Sangre
a aprendido desde muy joven, necesitaba prestar atención a los detalles antes de ponerse en evide
se durmiendo demasiados días, sus músculos estaban agarrotados y se sentían pesados, proba
en lo hubiera puesto en aquella situación, sabía lo suficiente como para no fiarse de él. Ciertamente, habría sido un imbécil si pensara que podía capturar a Adriano Amato y no morir
s bajos, por eso se había encargado personalmente de
ma
pacio, se sentó con lentitud y miro la cama, estaba cubierto por frazadas viejas, pero al menos se veían limpias, siguió el rastro de las cadenas hasta un agujero en la pared, tenían la distancia suficiente para que se moviera de la cama a un urinario a poco más de un metro. Tiró a un lado la frazada con torpesa, puesto que cada movimiento se sentía como cientos de agujas en sus músculos que
io su piel, su pantalón de una tela vieja y afranelada se había subido hasta el tobillo, rebelando una porción pequeña de su tobillo y pierna, lo suficiente para ver su piel arrug
almente le preocupó, lo que comenzó a provocarle una ola de ansiedad, si bien era un hombre vanidoso, sabía a ciencia cierta que su mujer no podría importarle menos y aquella era la única opinión femenina que le importaba. No. Lo que realmente lo hizo
demonios estaba sucediendo, pero por ahora, tenía que conocer a su carcelero. Se mantuvo en aquella posición semi sentando en la cama mientras escuc
prestarle atención por primera vez a la sequedad d
tró en ella con total confianza y tranquilidad, se ap
do su aliado, su primo, ahora, hablaba con la misma calma, como si no estuviera e
as cosas.- exigió en un gruñido A
sus brazos sobre el torso, su mirada divertida y burlona.- Mira tu estado, una perso
, una persona con el mínimo de cerebro, jamás se habría atrevido a tocar mi hogar...- Su
que lo caracterizaba.- Pero cuando llegamos, el incendio ya estaba consumiendo todo, aun así, mis hombres entraron a la casa en llamas y te encontraron en el dormitorio principal con la mitad de tu cuer
uego de "salvarme", te diste cuenta de los beneficios que p
na buena inversión.- señaló- Me encargué de que te atendieran en la mejor clínica privada de Italia y cuando estuviste estable
o? -Preguntó Adriano co
ndió, se limitó a sonr
zón podrido, todo eso bajo la perfecta fachada de un hombre de negocios, un perfecto traje de diseñador
de pie con una gracia y rapidez casi felina, propia de un depredador, pero cayó de rodillas a poco centímetros de Lorenzo,
vacía del sonido, llenó e
leal a mi esposa. - le aseguró.- Pero sie
abras, una persona más sensata e inteligente, habría captado la amenaza detrás de cada una de ellas, pero por lado, Lorenzo,
a mejilla de Adriano en un golpe seco, este apretó los dientes aguantando el
denó Lorenzo con una mirada fría y calculadora, pero, por otro lado, Adriano Amato jamás bajaba su
ulo derecho de Adriano, una patada en su abdomen
opa, su rostro golpeado, maltratado, aun así, no dejaba de ser ame
e tranquilo cuando mis padres y suegros fueron calcinados. -continuó hablando mientras Adriano escuchaba y tomaba nota mental, cualquier det
liano apretó la mandíbula adolorida y escupió al suelo, su ira no tardó en llenar sus ojos que buscaron los d
s de cuero negro -es más aterradora que Beatrice ... - dijo- Magnífica ..
llegar a Lorenzo. La sangre corría por el metal que ap
certeza propia de un depredador, Porque Adriano Amato podía estar amarrado y golpeado, pero jamás sería quebrado
pero ahora, me parece cómico, sobre todo cuando el l