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Game Over.

Capítulo 2 Crisis de identidad

Palabras:2249    |    Actualizado en: 17/02/2023

a

caño, pero estoy bien. Enviaron una ambulancia e hice sonar la siren

al tu

rio, no recuer

s de la tumba, pero no mueras antes, porque so

r lo que encontrará

rita un emo

o cuando me rodea por los hombros y

l-. Estoy seguro de que no me llamo así. Mi nombre debe ser extrañamente espectacul

sostenemos las miradas-.

í para que avancemos. Estam

ombre es extrañamente espectacular y de ori

Ángel. -Hago un ademán a mi rostr

ejo desde que pedimo

por lo menos un 8. -No acepto se

mi camisa y meto ambas manos en los bolsillos delanteros de mis jeans antes de

s y me escanea co

a vuelt

e dice, pero lo señalo co

se te ocurra tocar. No quiero tus hue

rente a un local de salchichas alemanas como algo normal, pero c

o que es normal en este punto de l

erda lo

-Suspira a mis espaldas-. O sea, ¡échale un vistazo a esa retagua

llamo

, ¿por qué estás tan seguro de q

azowski», obtiene la forma en que n

se combinan con corrientes de viento tumultuosas y tampoco sé que el aro de aire alrededor del torbellino alimenta el oxígeno fresco. Y, por supuesto, qu

clima con mi erección matutin

meto al pasar las manos

o r

jera que no volve

imiento y señalarnos al mismo tiempo. Nuestras mentes

recordamos

losos. El hallazgo es motivo de festejo hasta que lo siento tembla

, ¿est

-Su respiración es cada vez más rápida cuando se limpia el rostro con el

sé qué está buscando ahí arriba. No va a

... Me dan ganas d

isney. Ante la mínima oportunid

mpió con Rilton hace dos semanas, se convirtió en un libro de aventuras con pies. Si me viera en este estado, no

de un cáncer de páncreas y nuestro padre lo siguió cuando éramos niños

n dolor en el trasero ocasional, pero la primera siempre se controla cuando la necesitamos y la seg

ería invencible. Y dado que ambas toleran el alcohol de una forma anti

o a mi

sacar tu lado más filosófico, e

u abuela -coincide m

noces a m

estés extrañando. -Me da una palmada en el hombro con u

y subo los escalones hacia la puerta de mi edificio-. Mucho alc

intento de hacer reaccionar a las neuronas que aún me queda

ero la receta. La necesitaré p

demán para restarle importancia-: ¡Ya lo sé, ya lo sé! Debo enviarte un mensaje cuando llegue para q

a Inca y le pone a su hijo Inko?-. En fin, si quiere puede enviarme una señal de humo o una paloma mensajera, p

cil, pero

l lunes, Brevis. Que

cen dos personajes y luego los fanáticos no pueden parar de repetir. El «¿Después de

unas líneas al trabajador municipal que conduce el camión de la basura y se sonroja al oírlo-. «Last night you were in

ena fa

Sheeran, por supue

ve

os nombres esta noche -a

as suspirar con pesadez, empiezo a reír

enía su primera cita luego de una dolorosa ruptura que lo dejó con visitas regulares al psicólogo. Lo más probable es que se aparezca s

de los Denver Broncos, así que lo oprimo, aunque me arrepiento al instante porque debo vivir en el 12. Ese es el número de la estrella de los Buccaneers. O

? Porque demandaré al fabri

minar más allá del

Inko una vez que logro hacer memoria. Luego

nstein,

e pago la mitad de la renta, creo que fue más un plan de negocios que un favor desinteresado de su parte. De igual manera

idiota las rellene, y el único idiota que vive con ella soy yo. Lo único positivo de vivir con un hermano es que ambos podemos enviarnos al diablo sin problemas. Con un amigo intentaría

es a

ies que, a pesar de haber bebido más de tres ce

pero no me esperaba esto. Al entrar, empiezo a desabotonarme la camisa y cierro la puerta con el ta

cercano y divisar un bulto bajo una manta-. Tenemos que trabajar en esto, ¿sabes? Estoy cansado de cargarte hasta t

inmuta. Hago una sentadilla, paso uno de mis brazos bajo

o in

a pesar un anciano de setenta año

ndo tenía quince. La primera vez que la cargué hasta su recámara fue cuando su primer novio la dejó y se cansó de romper cosas en la casa. Se quedó

ente, pues se negaba a compar

Porque puede que no haya mucho en la nevera, pero aún tenemos lo

babea los sillones y, cuando le duela el cuerpo, me arrastrará a una clase de yoga para no ir

en cerca de mí antes de q

grito. Y

gri... ¡Mierda! El señ

ue sí pesaba lo mismo que

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1 Capítulo 1 Batir un comienzo2 Capítulo 2 Crisis de identidad3 Capítulo 3 Candados al sur4 Capítulo 4 Tu redondez5 Capítulo 5 Cuadrado reglamentario6 Capítulo 6 Confiscación navideña7 Capítulo 7 Eleuteromanía8 Capítulo 8 Déjà vu9 Capítulo 9 En cloro10 Capítulo 10 Un chocolate premeditado11 Capítulo 11 Platónicos de oficina12 Capítulo 12 Gallo de ciudad13 Capítulo 13 Vial14 Capítulo 14 Camaradas15 Capítulo 15 Mariposa16 Capítulo 16 Pescador conceptual17 Capítulo 17 Inhibidos18 Capítulo 18 Bailar un chachachá19 Capítulo 19 Listado personal20 Capítulo 20 Danés21 Capítulo 21 Obra sin aplausos22 Capítulo 22 Potasio23 Capítulo 23 Amapolas y calamares24 Capítulo 24 A mi modo25 Capítulo 25 Un acuario secreto26 Capítulo 26 Alud de flores27 Capítulo 27 Depilación amistosa28 Capítulo 28 Ranas29 Capítulo 29 Inkclase30 Capítulo 30 Dos orillas y un bote31 Capítulo 31 Sócrates32 Capítulo 32 Semáforos33 Capítulo 33 Tipos de guerra y guerreros34 Capítulo 34 Deterioro35 Capítulo 35 Caligrafía familiar36 Capítulo 36 Historia erótica37 Capítulo 37 El puesto38 Capítulo 38 Si no encajas39 Capítulo 39 Hujambo40 Capítulo 40 Emboscada41 Capítulo 41 La Gran Manzana42 Capítulo 42 Cámara de opinólogos43 Capítulo 43 Los chicos Sley44 Capítulo 44 Un amigo para siempre45 Capítulo 45 La lista invisible46 Capítulo 46 Juego terminado47 Capítulo 47 Tanatopraxia48 Capítulo 48 El funeral más divertido del mundo49 Capítulo 49 Epílogo 150 Capítulo 50 Epílogo 2