Contrato de Amor
su empleadora, para eso utilizó la extensión de la tarjeta de crédito que Victoria le
robase, Daniel aseguró que "ese no era su estilo" y eligió trajes en tonos negros, con camisas de colores llamativos como violeta, rojo, verde, finamente combinadas con corbatas brillosas. Lo
ando que Daniel elija un par de botines para el césped-, no que abuses de su tarjeta de crédit
o son ninguna porquer
además de un par de perfumes y zapatos, pero cuando le indicaron que tenía
e dijo que mi pelo estaba bie
mbién sos su empleado -le recordó-. Y dudo de que la se
s, llamala ya
no para hablar con su jefa. Daniel continuaba observ
nte grosero con el dedo del medio de su mano derecha-. Pero... Señora, usted tiene una exquisitez para vestir... ¿qué van a decir cuando aparezca con un jov
Daniel lo miraba con una sonris
dijo Vicky?
compras que ya habían hecho y depositándolas duramente contra el pecho del joven-. Ni yo, con todos
maban parte de los murales en la cúpula de las galerías, sus múltiples pisos llenos de tiendas comerciales. La gente iba y venía, de un lado para el otro, llevando sus bolsas de ropa r
e contradijo Martín. Daniel se p
no me lo voy a
Pero la señora insiste en que, cuando salga
de obligar a h
irmaste -se le burló Martín, ahora los papeles se habían invertido y d
qué p
ono blanco que repentinamente adquirió su cara fue toda la respuesta que neces
a y le digo que renuncio! ¡No me puede
venga renunciar. Ya vamos gastando tres sueldos tuyos con todo lo que hemos comprado. La señora, tranquilamente, te
que dio el muchacho. Aún así estaba decidido a hablar seriamente c
Daniel, colocando los pies en el peldaño movedizo
na? -propuso el asistente-. Vos sos el principa
guntó Daniel, bajándose del peldaño y siguiendo a Martín a
ompañar a la señora a comer y al cine -gruñó mientras entraba en la última tienda: una de lencería masculina. Daniel se
usar los calzoncil
rior que andaban buscando, ambos hombres continuaron la conversación pausada en la entrada del local-. Deberías sentirte muy afortunado. No tenés horarios ni tampoco tenés que move
a Barbie a la que ya se le pasó la etapa de muñeca -mascull
sas de una buena paliza si el nuevo osaba volver a hablar mal de su empleadora-. Si te puso como condic
voy buscando otro laburo (1), en caso de que a tu
contrat
n Daniel que miraba a Martín con ferocidad en sus hermosos ojos claros. Martín sus
s empiece a sentir cosas
a para mirarlo y se
A qué te referís co
sentimientos románticos por el otro -le explicó Martín-. Qu
orna del muchacho
r? -rio con acides-. Pri
poco habló y se dedicó a mandar mensajes en su teléfono mientras Martín conducía con cuidado por las ajetreadas calles de Buenos Aires, un motociclista l
se sostenía la zona golpeada con la mano; gr
Suspiró frustrado y colocó la luz de giro-. Te voy a llev
de su jefa y la llamó a través del comunicador del vehículo. Lueg
terminaron? -pregu
la zona lastimada con una mano-. Pero... tuvimos un pequeño accidente y Daniel se golpe
¿Chocaron?
só por la derecha; tuve que clavar los frenos y Dan
ero que me pases a buscar así vamo
ora. No me
olesta, pero de
n, s
en la puerta de la ofi
o. El suspiro de Victoria se
la palabra correcta sería "dígame", y si a eso
ver el blanqueo de ojos que l
me, s
e el c
"señora
ias,
ización de la llamada, Daniel d
ictoria y Martín salieron, el primero con un apósito pegado a la frente y el último con mala cara; en ca
e te vayas a dormir -le recordó Victoria. Daniel
sidad? ¿Pero en qué momento
uevo -respondió Martín desde el asiento de conductor sin dejar de prestar
ionado de comenzar
ejos el hecho que me diga cómo tengo que vestir, cómo
quejarte y valorá la oportunidad qu
anula el contrato, y dudo qu
ién acaba si vos
salir una ri
? -le preguntó Daniel mirándola con du
blemas con una muchacha sólo porque no tiene la suficiente madurez para entender una relación como la que vamos a tener. -Martín estacionó en frente a la humilde fachada
hacer nada.
cómo se acercaban un par de muchachos con otras int
do las bolsas de la parte de atrás del auto mientras uno de ellos le golpeaba
ue decía, del otro lado del vidrio. Fue
aba el auto. Lentamente, Martín sacó de debajo del asiento un revólver y
observó uno de los muchach
a de una de las bolsas una de las tantas camisetas polo
ero los obsequios no terminaron allí, pues cada uno de los integrantes de l
sos, guacho (4)! -dijo Yony, guardando e
n que tanto este auto, como todos los que estén adentro de él,
olvides de los pibes(5) ahora que tenés laburo. Mir
lvido. Y
piola,
ndo se perdieron tras una esquina, regresó al vehículo. Victoria tenía el corazón en la b
te compré! -le preguntó muy enoj
iban a hacer nada, pero a ustedes no
os malandros! ¡Cómo si el dinero que le pago al gobier
ahora la van a
o lo vas a pagar de tú bolsillo, Dani
a a usted
ría problema! ¡Pero no voy a pagarles un peaje a e
doctora. Esto es Bajo Flores, y le guste o no, acá tiene que pagar peaje para pasar. Le sugi
todas sus cosas y abrió la puerta de
-
ayuda a
formación de la palabra italia
hagas pr
buenas
ficado literal significa "pe
cos, mu