MILO BIANCHI
u piel oscura estaba casi segura que contrataba con la de ella, su cabello era
era como si una gran y extraña conexión
eguro de que sí, pero con sólo mirar a su alrededor sabía que era su piso, ¿esta
e de valor se aclaró la garganta para llamar la atención del hombre
señor Milo Bianchi. - Milo la miró de pies a cabeza ¿Esa mujer tenía alg
¡Vaya! mucho gusto - dijo a fin extendiendo su mano, no sabía
legando con varios papeles. Milo se soltó
- abrazó a la ancia
- dijo mirando los ojos de su niño, y de in
ar al hermoso ángel de ojos celestes. - pensé que tú nieta entraría en e
e manejar las cosas en la oficina, y c
ahora, ¿podrías traerme un c
o colocando los papeles en el escritorio, mi
son, ojalá le gu
tió y entró a su oficina, con s
ba igual, no podía dejar de
café a Milo, le gusta tomar mucho café, por l
bueno para la salud. - Rosa se e
osa le enseñó cómo le gusta a Milo el café, y Madison se lo aprendió de m
r el café? -
e enseñarte. - Madi tomó l
seguro quería que su hermosa nieta tuviera los modales qu
oír esa dulce voz levantó de inme
pies a cabeza y no pudo evitar excitarse y se maldijo,
labios y luego volvió a mirar sus inc
os. - Maddie se sorprendió mucho al oír
tar. - Ahora me retiro, tengo mucho que aprender. - ella volvió a sonreír y salió de ahí, Milo solo pudo soltar un gruñido, ¿Qué mierda le pasaba? Estaba mal
o - dijo llevando s
me di cuenta que has llorado? - Milo seguía observando a su viejita en silencio. - ¿Qué pasó
ningún lado, pero tampoco quiero que digan
- ¿Quién podría decir algo así cuand
o a mis hijos - en ese momento sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas - ¿Sabes cuanto deseo un hijo? ¿Una familia
d, es esa maldita bruja, no sé qué haces aú
o cumplirlo - dijo aún abrazado a esa muje
onto la vida te volverá a sonreír y te
se quedó viendo a la ancian
niño? - Milo sonrió, Ro
e quedó callado por unos segundos antes de continuar ha
la mujer. - Pues la verdad sí, mis nietas son muy hermosas ambas, Maddie, tiene los ojos de su padre, pero todo lo demás es
qué nunca las
do cuidar bien de mis niñas, y ellas, bueno, han sido niñas muy caseras, solo ha
é pa
yo muera, ojalá Dios me permita verlas al lado de un ho
que así se
on al parecer piensa seguir con e