NUNCA SU SUMISA
de la compañía. Las cosas iban bien; tenían muchos proyectos por delante y sus comisiones ascendían. No p
e su edad. Sus gustos no pasaban de ser básicos; flores de temporada y remodelaciones menores en decoración de
prendió. Era la última persona que pen
ma hora -le cont
sola a
adie más aq
ía a buscarla. No sabía q
osa con la otra? -Su ambi
ntras se pasaba la m
ritante? -Lo encaró-. Adem
ara el nuevo encargado. Ella se había hecho c
-Él fue escueto y ella necesitaba llegar a
na copa de vino y una hamburguesa podían solucionarlo todo. Su sobrino la había llamado preocupado, pues no se retrasaba. Si lo hacía, le escribía al WhatsApp. Los
en el coche y
día
tos del nuevo empleado. Se comportaba bien, escuchaba cada cosa
se día se puso un vestido rojo sangre y se dejó suelto el cabello castaño oscuro.
del carro y este la dejó con las ganas; soltó un
podía
r idea de cómo r
esta ocasión se escapó
esitas ayuda. -La vo
o un sa
ue una casualidad. Ni que se le apareciera e
soledad y la oscuridad. Desde niña intentó l
brosa noche y olió el frío que s
la baterí
re decían. Por eso se compró un carro actual,
s. -Se colocó de
y escuchó cómo él movía
? -Tamborileó los
-Él se acercó y se inclinó sobre el cristal. Su aliento
, puedo pagar un tax
olesta l
la respuesta, en c
ranquilo.
y asintió justo antes
que salía iba en carro y en una circunstancia extrema se trasladaba acompañada de su exnovio desde hací
se cuestionó
rió un número al azar de u
cupadas -le respondió una voz joven detrás d
murmuró a
sa. No quedaban más que tres vehículos allí, incluido el de ella. Reconocía el
n lentitud hasta que
de que vendrán a buscart
rro con la cartera, las llaves en una m
ntó darse positivismo, aunque no sabía cómo soportaría estar en
fundo antes de abrir