365 Días Con Ella
había enterado de nada de lo que pasaba en el pasillo del avión, pero entonces, en lugar de salir huyendo, decidió unirse a e
Estaba tan excitado que no iba a desaprovechar aquella oportunidad que l
ración que los dedos de su excuñado le daban, era el mejor placer que había podido sentir en toda su vida, ni siquiera en sus
u acto, pues sabía para que lo había hecho. La mujer se acerco a Antone
cultaba un secreto, siempre había deseado estar con una en
iba a venir, sin embargo, se aguant
l beso, acababa de recordar que el chofer que iba a llevarlos a ellos al hotel, estaba afuera d
rio que vayan con el chofer, está esperándolos, y tie
omo si fueran un delicioso helado. La azafata se le queda viendo, y se muerde el labio, Leon
jando para mí como mi azafata en mi avión p
relame l
ara usted en esta ocasión
piernas, Leonardo aprovecha el momento, vuelve a agacharse, y le deja un pequeño beso en su zona íntima que
one de pie, y se acomoda de nu
con curiosidad, queriendo olvidarse de sus
unos negocios, y quería que
o pediste primero an
dado entre los dos, o fuera un tema pasajero que ella tomaría como gracioso, un tema que entr
ón desde que eras solo la novia de mi hermano, tuve
to, mejor, te
ué c
que al menos tratemos de llevarnos bien, no insultos, no
ser amigos no estaba mal para él, per
s intentarlo - resp
que era su mujer, estaba mucho más tranquila por lo sucedido antes de la escena erótica entre ellos, parecía que ya no quería llorar más, que ella iba a aprove
más nuestro chofer, muero por ir a dar
bsoluto que ella le diera órdenes, pues ella era la única persona en su vida que lo podía hacer, nadie más podía, y por tanto, él por cumplir una or
como si fuera su guía. Lo hizo únicamente por tener la posibilidad de mirarle su cuerpo desde atrás, a él le fascinaba que una mujer e
e movía con delicadeza, con elegancia, y firmeza, tanto así que Leonardo no dudó un segundo en pensar en lo sexy que se vería ella moviéndose de arriba hacía a