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Después de una grave crisis climática, en el mundo se instaura un gobierno único. Este gobierno se convierte en una tiranía cuando decide gravar con un impuesto la respiración de los ciudadanos del mundo. Para dar cumplimiento a dicho impuesto, el gobierno crea a los ARCONTES; la policía de la respiración. Este cuerpo de uniformados vigila con pu?o de hierro el cumplimiento de la ley mientras reprime sin piedad a los ciudadanos. Esta represión lleva a que se empiece a fraguar una revolución que acabara con todo el orden establecido y llevara al colapso del universo entero..

Chapter 1 No.1

"Cuando el pueblo teme al gobierno, hay tiranía. Cuando el gobierno teme al pueblo, hay libertad".

-- Thomas Jefferson.

"No existe lo sobrenatural, sino lo desconocido de la naturaleza, su continuación oculta en el infinito y la fosforescencia de lo invisible en los confines de lo visible".

--Edouard Schure, "Los Grandes Iniciados, Libro VIII Jesús"

Tabla de contenido.

1. El Comercial.

2. La Decisión.

3. Isis.

4. Michael.

5. El Arresto.

6. San Quintín.

7. Lección Uno.

8. El Obelisco.

9. El Ojo de Jesús.

10. Lobotomía.

11. El Testamento de Alister.

12. El Juicio.

13. La Bailarina Enjaulada.

14. Un Encuentro Nocturno.

15. Moriremos Jóvenes.

16. Matilda.

17. El secuestro de Isis.

18. Lección Dos.

19. Dylan.

20. La Masacre.

21. La Explosión

22. El Masón.

23. La Muerte de Revel.

24. El Universo no es más que un sue?o.

25. La Venganza de los Ciudadanos.

26. Machu Picchu.

ARCONTES

El Comercial

A?o 2012.

Siento que le vendí mi alma al diablo. Repite, una y otra vez en las profundidades de su mente el joven Alister. Al mismo tiempo, justo enfrente de sus incrédulos ojos, la hermosa protagonista de su comercial de televisión se desnuda para él. Sus ojos siguen con sigilo pervertido las manos de la hermosa rubia mientras ella efectúa para él, un torpe, pero enervante baile; cruce entre danza del vientre y estriptis. La primera prenda de vestir que sale despedida por los aires, como cohete lanzado hacia el espacio, es la blusa. Esta cae justo en la entrepierna del joven publicista y le tapa una prominente erección que eleva sus pantalones unos centímetros hacia arriba. Ella sonríe coqueta, y lentamente empieza a quitarse la mini falda negra que esconde su bajo vientre. Alister traja su propia saliva como si fuera el néctar de la juventud eterna. Esto que está viviendo ahora mismo, no era más que un anhelo celoso, o un sue?o imposible unos meses atrás. Cuando pasaba sus días imprimiendo y enviando su currículo a diestra y siniestra, de norte a sur, de oriente a occidente, sin obtener más que respuestas negativas o evasivas; que no tienes experiencia, le contestaban algunos. Que estas muy preparado para el cargo al que aspiras, le decían otros. Primero debes empezar desde abajo, le dijeron también. Ten paciencia, chico, ya llegara tu momento, le decían sus familiares. Ahora, en este preciso instante aquellas voces se han convertido en un sucio eco que le recuerdan una época oscura de su vida. época a la que no quiere regresar. Tal vez por eso le vendió su alma a Lucifer; el mismísimo arquitecto de esta sociedad efímera, codiciosa y banal.

Sé que debes escuchar esto muy seguido, le dijo la mujer; te he deseado desde el primer día en que te vi, concluyó con lasciva coquetería. Alister sabía que eso no era cierto, pues el día en el que se conocieron, ella lo miro como si él fuera un "carga cables" más que trabajaba para la producción. Y solo cuando el productor ejecutivo se lo presentó como el flamante director del comercial, ella lo saludo con sobrada y falsa cortesía.

-Me encantan tus gafas – Le murmuró al oído la mujer, mientras le quitaba los espejuelos que ha llevado desde que tenía cinco a?os de edad.

-?V-v-v-verdad? – Preguntó él con un suave tartamudeo.

-Te hacen ver más inteligente... y eso, me hace... mojarme...

Alister la toma entre sus brazos, la carga como si fuera un juguete. El brasier que lleva puesto la mujer es lo próximo en salir despedido por los aires, Alister se lo quita con una mano sin dejarla caer, mostrando una inusitada pericia, propia de un hombre inundado por la testosterona. Luego, sin perder tiempo, el joven publicista le quita esa peque?a tira de tela que cubre su vagina, y se lo coloca como un sombrero. Te partiré en dos, le dijo mientras la tumbó sobre la cama como mu?eca de porcelana. Ella suspiró sumisa, cerró sus ojos, y se entregó. En ese momento, una música conocida se escuchó providente del televisor.

-?Mira! Lo están trasmitiendo – Musitó la desnuda Venus.

Alister, aún con la diminuta tanga en su cabeza, desvió su mirada hacia el televisor para ver su obra maestra, su opera prima, el fruto de su intelecto, su primer comercial de televisión, su primer trabajo remunerado... y entonces, en frente de sus ojos el guion se materializó como si fuera un fantasma...

Exterior. Parque. Día

Una hermosa joven rubia (Joven Uno) corre a través de un sendero rodeado de árboles frondosos. La luz del sol se filtra por las ramas de los árboles. Una suave música pop acompa?a el recorrido de la mujer por el peque?o camino de arena roja.

La hermosa joven hace una parada para tomar agua. Algunas gotas caen sobre su blusa color azul claro. Tras el sorbo de agua, ella mira su reloj y sonríe.

Otra joven mujer se le acerca.

Joven Dos:

Y... ese reloj tan raro que llevas puesto... ?Para qué sirve?

Joven Uno:

(Tras sonreír a la cámara)

Es un Moloch, te ayuda a medir tu respiración.

Joven Dos:

?Por qué querría yo medir mi respiración?

Joven Uno:

Pues fácil... (La invita a sentarse)

Ambas chicas se sientan en un peque?o claro al lado del camino.

Las vemos hablar en un plano general.

Joven Uno:

(Voz en Off)

Al respirar, nosotros los humanos exhalamos CO2, un gas de efecto invernadero, que; es da?ino para el medio ambiente, y uno de los principales causantes cambio climático...

Mientras ella habla vemos esquemas detallados del proceso de respiración de los seres humanos.

Joven Uno:

(Continua)

...El Moloch (Primer plano del reloj en forma de búho) Me ayuda a regular cuantas exhalaciones hago yo en un día, (Sonríe a la cámara) y me ayuda a controlarme y a proteger el medio ambiente...

Joven Dos:

?Cuántas exhalaciones son las recomendadas para no contaminar de más a la atmosfera?

Joven Uno:

(Se pone de pies, y camina hacia la cámara hasta quedar en primer plano)

25.920 son las recomendadas por la organización mundial de la salud. Cuando me paso de este número, el reloj envía una se?al que le advierte a las autoridades sanitarias sobre mi falta. Y ellas me recomiendan con sapiencia y cortesía lo que debo hacer para rebajar mis exhalaciones (Sonríe Coqueta) Por esta razón, consíguete tu reloj y ayuda al planeta, todos debemos colaborar, es por nuestra seguridad.

Primer plano del sol. Aparece la leyenda: MOLOCH: es por tu planeta, es por ti, Consíguete uno ?Ya!

Fade to black.

La Decisión.

Loraine sabía que aquel era el discurso de su vida. El propósito de su propia existencia, su dharma. La razón por la cual su padre, el Sir, invirtió tanto en su educación. Ella sabía que el futuro de toda la humanidad dependía en ese momento de su ejercicio verbal. Así que, allí arriba sobre el estrado de las naciones unidas, Loraine sufrió una epifanía. Pudo ver el futuro justo en frente de sus ojos, pudo ver la oscuridad que se cernía sobre todos, pudo ver el control, la manipulación, el odio y la violencia. Pero a ella, eso, simplemente no le importó. Loraine cumplió con su parte, por la cual fue preparada, y eso la hiso sentir muy bien.

Sus senos sufrieron una erección. Sus pezones fueron visibles a través de su costosa blusa de seda. Más de un presidente, jefe de estado o primer ministro bajo su mirada hacia el pecho de la bella presidente de tan solo 37 a?os. Algunos de ellos se mojaron sus labios, otros se tocaron su entrepierna. Ella notó cada reacción del público ante su bello y bien perfilado pecho, pero, en lugar de taparse o sentir vergüenza, se paró firmes cual soldado en ceremonia de ascenso, logrando que el tama?o de su copa aumentara un par de tallas más. Ese era su momento y, ella lo aprovechó.

Las palabras fluían de su boca como agua cayendo de una cascada. Sus labios rojos se abrían y cerraban con mucha seguridad, su lengua se dejaba ver por en medio de sus dientes blancos, cada vez que ella pronunciaba la palabra; "Impuesto". Estaba tan segura de lo que decía que casi no tuvo que leer el telepronter, pues cada punto, cada coma, cada signo de interrogación, cada palabra gatillo, se la había memorizado tan bien, que parecía que se la hubiera tatuado en su lóbulo frontal.

Los aplausos iban y venían. Incluso los países "enemigos" se deshacían en elegíos hacia ella, todos eran cómplices y participes de la conspiración. Dos o tres veces fue interrumpida, pues las muestras de afecto eran tan grandes, que era casi imposible seguir. Los aplausos eran como olas que chocaban ante una pared de rocas de varios metros de alto, haciendo imposible poder escuchar su bella y suave voz femenina.

Para la bella presidente de Estados Unidos esto no era nuevo, ella siempre fue el centro de atención de todos, desde las fiestas infantiles hasta los acalorados debates universitarios que tuvo en Yale. El aplauso y la admiración eran como una droga para ella, después de todo, ella es toda una Rochfalls.

Su apellido era legendario, la historia que le precedía era más importante que Inglaterra y Espa?a juntas. Su familia había estado en el tope de la pirámide humana por muchos a?os; manipulando eventos, causando guerras y haciendo vomitar de miedo a cualquier rey, emperador o presidente que osara enfrentarlos. Por eso, la bella presidente hablaba can tal propiedad, como si fuera la due?a del mundo, como si poseyera a cada oído al cual llegaban sus palabras.

La última ola de aplausos fue muy difícil de detener, duró casi 10 minutos. Algunos se levantaron, otros daban peque?os saltitos de alegría, algunos otros gritaban y gemían como gatos en celo. Al fin, la bella Loraine la detuvo levantando suavemente su brazo derecho con firmeza y autoridad. -Hoy, no me dirijo a ustedes como presidenta, o como norteamericana – Dijo – Hoy me dirijo a ustedes, como ser humano, como una mujer preocupada por nuestro medio ambiente, por nuestra madre naturaleza. –Hiso una pausa dramática, para mirar a los ojos a todos - ?Humanos! – Gritó salpicando unas gotas de saliva - ?Les habla otra humana más! ?Llegó la hora de salvar a nuestra madre...! ?Llegó la hora de salvar a nuestro planeta! Y así fue... Ese día, el 21 de Junio del a?o 2014, tras escuchar a Loraine, los presidentes del mundo salvaron la tierra, y condenando a los humanos a una vida de esclavitud.

- Ha sido culpa de todos nosotros, y todos debemos aceptar la responsabilidad de nuestros actos, y actuar conforme a ellos... –Continúo con su discurso la bella Loraine.

Y la bella Loraine tenía razón, pues la irresponsabilidad y el consumismo desenfrenado de la raza humana, llevó a la sociedad a este punto sin retorno y al borde de la locura existencial. Y acercó así, a la elite a su más anhelado sue?o; (Otrora imposible de alcanzar) disponer, a voluntad, de todos los recursos del planeta, y poseer la mente de todo ser humano.

- Todos respiramos, no podemos evitarlo, lo sé -Dijo Loraine mientras abría sus enormes ojos verdes. -Pero, nuestras irresponsabilidades en otros aspectos de nuestras vidas, han convertido a nuestra respiración en un problema para nuestra supervivencia... Y debemos tomar acciones...duras por demás- Cerró sus enormes ojos, hubo un silencio en la enorme sala. Una pausa dramática, digna de una obra de Shakespeare. Luego del silencio, abrió sus ojos, e ilumino cada rincón del recinto, se escuchó, en el imaginario colectivo de los allí presentes; un redoble de tambores, todos suspiraron exaltados esperando su siguiente frase, palabra o letra. Al cabo de dos segundos... Ella habló, como si fuera Gilgamesh sobre las murallas de Uruk: Debemos unirnos en una sola nación y contralar nuestra respiración... Propongo que hagamos de obligatorio uso el reloj Moloch. – Concluyó emocionada. Para cuando terminó su discurso la bella y voluptuosa Loraine, ya había convencido a todo el auditorio de imponer a nivel mundial un impuesto, de principio no obligatorio, a la respiración.

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