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él, una paleta de colores cálidos que teñía el paisaje. Los árboles, casi desnudos, dejaban caer sus últimas hojas doradas, creando un
Aquí, en la tranquilidad del campo, encontraba el respiro que tanto necesitaba. Se detuvo un momento y cerró los ojos, pe
mbos se miraron en silencio, compartiendo un instante de pura magia. María sonrió. Sabía que estos momentos eran efímeros
él, una paleta de colores cálidos que teñía el paisaje. Los árboles, casi desnudos, dejaban caer sus últimas hojas doradas, creando un
Aquí, en la tranquilidad del campo, encontraba el respiro que tanto necesitaba. Se detuvo un momento y cerró los ojos, pe
mbos se miraron en silencio, compartiendo un instante de pura magia. María sonrió. Sabía que estos momentos eran efímeros