Hannah es una mujer de 40 años que es casada, su matrimonio habÃa durado 25 años hasta que un dÃa, desgraciadamente, ella descubre que su esposo le es infiel con una mujer 12 años menor que él. Desde aquel dÃa, Hannah decide darle una nueva oportunidada a su esposo con el fin de no arruinar a su familia con una decisión de divorcio, le pone a prueba, pero luego de un mes y medio de creer que las cosas volverÃan a marchar muy bien como antes, Hannah vuevle a descubrir que su esposo no ha terminado su relación pasajera con su amante, y entonces, decide divorciarse. En ese momento de su vida, Hannah decide hacer lo que una mujer de 40 años no es capaz de hacer; rehacer su vida al lado de un hombre 10 años menor que ella, pero que ha sido capaz de devolverle la confianza y el amor de mujer que ella necesitaba para ser feliz.
- Francisco, ¿Quieres hacerme el favor de explicarme qué es esto? - gritó Hannah enojada.
- Hannah, ¿De dónde sacaste esa foto? ¿Quién te la mandó? - pregunta Francisco.
- No seas tan cÃnico, eso no tiene nada que ver ahora, hazme el favor, y explÃcamelo, ¿Qué es esta mierda? - insiste Hannah más enojada de lo que ya estaba.
Francisco volvió a mirar el celular que tenÃa frente a sus ojos, era el celular de Hannah que tenÃa abierta una imagen de Francisco con Oriana, su amante, estaban besándose en ese instante como si fueran una pareja de novios normal que no tuviera nada que ocultar en la calle.
- Hannah, yo puedo explicártelo... - responde Francisco.
Él está nervioso, Ana lo sabe porque cuando Francisco tartamudea al instante que le preguntan algo que no sabe que responder, comienza a portarse de esa manera como si fuera un niño chiquito.
- Ya le dije a Margarita que organizara tus maletas y sacara tus cosas de tu estudio, vete de mi casa, no te quiero volver a ver en mi vida hasta que no estén listos los papeles del divorcio - dice Hannah.
Hannah estaba decidida; querÃa el divorcio, más de una vez habÃa querido hacerse de la vista ciega con respecto al romance de su esposo con una mujer que trabajaba como su secretaria en la empresa que era de los dos, sus amigas también se lo habÃan advertido, y asà mismo, sus hijos también se lo habÃan advertido porque tanto ellos como sus amigas, se habÃan enterado primero del amorÃo de su padre que su madre.
Todo comenzó con una reunión que hubo en la empresa, estaban celebrando los 20 años de permanencia que llevaba Francisco siendo el presidente, Hannah se distrajo mientras que charlaba con unos nuevos clientes que Francisco habÃa conseguido para manejarles la contabilidad de sus empresas, los nuevos clientes querÃan conocerla, y aprovecharon la reunión para felicitarla por los logros de que la compañÃa habÃa generado desde su creación, y charlar de más temas que a Hannah le interesaban.
Hannah estuvo hablando con ellos por alrededor de una hora y media, y entonces, tuvo que pedir permiso a sus acompañantes de retirarse excusándose que irÃa al baño cuando ella vio todo; primero vio que Oriana se habÃa retirado de su lugar, todo ese tiempo habÃa estado conversando únicamente con una persona, su mejor amiga, que aunque ella no trabajaba allÃ, habÃa sido su invitada porque no tuvo más personas a quién recurrir esa tarde de sábado para que le acompañara al evento y no estar allà sola sintiéndose mal por ello.
Oriana dejó sola a su mejor amiga quién se entretuvo entonces sirviéndose una copa de champaña de la barra de bocadillos que la señora encargada del aseo y organización de eventos en la empresa puso en un rincón de la sala dónde estaban todos reunidos, y Oriana se fue caminando por un pasillo mientras le daba el último sorbo a su copa de champaña que estaba por terminar de quedarse vacÃa.
Hannah habÃa estado todo el tiempo al pendiente de ella sin que ella llegara a darse cuenta, y contó que, al menos, aquella mujer se habÃa tomado unas 3 copas de champaña, y aunque fuera una champaña, Hannah sabÃa que con 3 copas una podÃa quedar bastante alegrona como para hacer sus cosas, pero con 5 copas ya se determinaba que se podrÃa emborrachar.
Cuando Oriana se desapareció de la sala, Hanna miró a su alrededor, Francisco no estaba por ningún lado, cuando minutos antes habÃa estado él compartiendo unos pequeños minutos de su tiempo con su asistente, y un nuevo cliente que habÃa asistido al evento sin invitación para hacer negocios con él esa misma tarde.
¿A dónde se habÃa metido su esposo? Se pregunto Hannah confundida, pero entonces, lo entendió,y supo a dónde tenÃa que ir a buscarlo; ella se fue caminando por el mismo pasillo por el que Oriana pasó hace un momento, Oriana ya no estaba por allÃ, sólo estaba Hannah, y un montón de oficinas vacÃas con la puerta cerrada.
Hannah caminó hasta que dobló a mano derecha, y entonces, todo en su vida dio un cambio demasiado drástico cuando llegó a la oficina de su esposo.
Hannah se habÃa quedado inmóvil en el pasillo, pues cuando caminaba escucho como si un par de personas estuviesen jadeando, gimiendo, su piel se estremeció, porque en un principio, escuchó que aquellos jadeos o gemidos provenÃan de la oficina presidencial, y aunque no quiso creerlo, ella tuvo que hacer lo que hizo para darse cuenta de todo, para quitarse la banda de sus ojos.
Francisco estaba teniendo sexo con Oriana en su oficina. Ambos aún estaban con la ropa puesta, salvo porque Francisco tenÃa el jean y los bóxer abajo dejando ver a la vista de los ojos de Hannah su trasero desnudo que se tensiones con cada embestida que le estaba dando a su secretaria.
Oriana estaba sentada sobre el escritorio con las piernas abiertas abrazando la cadera de Francisco, ella habÃa ido en falda, y Hannah pudo ver que su tanga roja estaba tirada en el suelo, aquello habÃa sido lo único que se habÃa quitado en ese momento.
Los dos gemian, Oriana tenÃa los ojos cerrados hasta que se dio cuenta de la presencia de Hannah y gritó.
Ninguno de los que estaba presentes en la sala de la empresa se habÃa dado cuenta de que sucedÃa en la oficina presidencial porque desde que el evento inició, música clásica sonaba en los parlantes que estaban colgados de las paredes, la música sonaba un poco fuerte como para opacar los gemidos de Francisco y Oriana, y los gritos de Hannah enojada y dolida por la incómoda situación que ella nunca quiso aceptar que ocurrÃa.
- ¿Desde cuándo están ustedes dos viéndome la cara de estúpida? - grita Hannah alterada.
Francisco y Oriana ni siquiera habÃan tenido la intención de haberse separado de su posición, pues permanecieron asà sin importarles que Hannah estaba mirándolos en ese preciso momento.
- ¡Respondan ya! - gritó Hannah.
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