2° libro de "Los Hermanos Hilxman" **** Esa noche sentí mi corazón oprimirse, de tal forma en que creí jalas podría volver a creer; pero había olvidado algo, eran seis los dueños de mi alma, de los cuales, cuatro de ellos despedazaron a su antojo sin piedad. Luego de hablar esa noche regresamos a ser aquella disfuncional pero feliz "pareja", Sebastián y Hatson seguían ofreciendome que botaramos la máscara de esa mujer, que poco a poco dejaba más en claro que me imitaba sin dudarlo, adaptando mis nuevos gustos ahora que estaba cerca. Los demás hablaban conmigo normalmente, alejándose un poco de ella, causando su ira. Pero yo no comprendía, había dejado que ellos siguieran con su nefasta relación por respeto a ellos y su decisión, ¿Pero que podía hacer si ellos seguían buscándome y ella seguía retandome de esa forma tan estúpida y absolutamente absurda?
¿¡Y que se supone que vienes a hacer aquí?, Estás robándome mis cosas!- se quejo la mujer mirando con completo odio y desagrado a la pelirroja
¿Robándome tus cosas?- cuestionó con cierta burla la pelirroja- te recordare dos cosas, "gatita"- se acercó a ella de forma lenta sin apartarle la mirada, haciendo temblar ligeramente a la contraria-, ellos no son objetos a los cuales puedes llamar "cosas", y si en realidad fueran tan tuyos como dices- le sonrió con fingida amabilidad deslizando su dedo índice por la mejia de esta- no te hubiesen usado como mi remplazo.- le sonrió ladinamente
La contraria tembló ligeramente mirándola con total odio
« ¿Creiste que no lo notaría?, aprovechas el hecho de que estoy aquí para aprender nuestra farzas. Es repugnante ver cómo intentas imitar hasta como respiro- le tomo del menton enterrando sus dedos en las mejias de la contraria borrando aquella fingida amabilidad »
« Si te soy honesta pensaba dejar las cosas así, no soy de discutir o pelear por sin sentidos cuando tengo a dos hombres maravillosos que me darían el cielo si se los pido.- se apartó de ella- fueron dos meses tranquilos, pero acabas de cometer el error de retarme y ofenderme, no solo a mi sino que también a mis parejas.- le miro con frialdad, sacando su teléfono de su bolsillo al sentirlo vibrar, sonrió con suficiencia mostrándole la pantalla a la contraria con el nombre de la llamada entrante »
« Se supone que me conoces de antes, deberías saber cómo soy. Y no te equivoques, no me hice a un lado porque no los amo o porque te tuviera miedo a tí, me hice a un lado porque los respeto y respeto sus decisiones. ¿Pero quién soy yo para negarme a salir con ellos si son ellos quienes me invitan?- dijo tranquilamente mirando repicar la llamada de Jordan en su teléfono
Eres una zorra...- se quejo entre un sollozo
Invéntate una mejor ofensa, sabrás el infierno que pase con los padres de ellos. Tú no eres ni el dos porciento de peligrosa o tormentosa que ellos; y jamás, jamás volveré a dejar que me separen de ellos.- dijo de forma segura, constatando la llamada poner la llamada en altavoz- hola Jordan. ¿Que ocurre?- dijo de forma tranquila sin apartar la mirada de la contraria, quien observana el teléfono con miedo apretando sus puños impotente
Lyra, saldremos todos a cenar, ¿Te unes?- sonrió el contrario del otro lado de la línea
Claro, ¿Quienes están apuntados?- pregunto de forma tranquila mirando su teléfono
Mis hermanos, Eduardo y Andrew.- dijo soltando una leve risita- como en los viejos tiempos.- agrego, causando una sonrisa en la pelirroja
Claro, iré a casa y me pondré de acuerdo con Sebastián y Hatson para que lleguemos. Nos vemos- apartó el teléfono de la contraria cuando quiso tomarlo mientras estaba roja de la ira
Claro Lyra, nos vemos entonces.- dijo de forma tranquila y notablemente contento antes de que la pelirroja cortará la llamada
¿Lo ves?, No ataques sin saber. No desates una guerra estúpida en la que tienes las de perder- dijo regresando la mirada a la contraria mientras guardaba su teléfono- ni tintando tu cabello de rojo podrás hacer que me ignoren- dijo observando su cabello, el cuál la contraria cubrió con apuro
« Tengo que irme, nos vemos "gatita"- dijo con burla para luego dejarla sola en aquel pasillo de la tienda de ropa
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