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Dominada por el Mafioso

Dominada por el Mafioso

Antoni A

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Capítulo

En las sombras de una ciudad dominada por el poder y la crueldad de la mafia, dos destinos se entrelazan de manera irremediable. Leo, un hombre frío, sádico y poderoso, es el oscuro señor del bajo mundo. Anni, una joven sencilla, hermosa e inteligente, ha vivido la tragedia de perder a sus padres a manos de la mafia, dejándola al cuidado de su único hermano. El destino de Anni da un giro despiadado cuando su hermano se encuentra en un abismo insalvable. Una deuda impagable con la mafia amenaza con acabar con la vida de su hermano y su esposa. Desesperado, él recurre a Anni con una última y desesperada petición: ofrecerse como posesión al mafioso más temido, Leo el ruso, como moneda de cambio para salvar sus vidas. Anni se enfrenta a un dilema desgarrador. Sacrificar su libertad para salvar a su hermano y su cuñada o huir de las garras de su familia, sin embargo, desconoce que Leo ya la ha comprado como su propiedad. Con la ayuda de su cuñada, Anni se oculta en la casa de Leo, sin imaginar que el hombre al que está destinada a servir es el mismo que la posee.

Capítulo 1 Introducción

+ANNI+

¡No puede ser! ¡Me han encontrado!

Mi cuerpo reacciona y mi cerebro manda la orden a mis pies que escapen. Estoy corriendo. Los latidos de mi corazón están rugiendo en mis oídos, mis pulmones bombean como si fuese la última vez. El ardor en mis piernas me recuerdan a continuar y no rendirme, que no es tiempo de descansar.

¡No puede ser de él!

No entiendo cómo me encontraron, mi cuñada me juró que no diría nada, que distraería a mi hermano y a sus hombres.

Estoy a pocas horas de subirme al bus e irme a casa de su amigo, ese que necesita de una niñera... ¡Na-ah! No hice muchas preguntas, solo sé que él busca a una mujer con desespero y yo dónde esconderme.

Por encima de mi hombro, veo a tres hombres a cuadra y media de mí, corriendo detrás de mí.

Mis pulmones ya están pidiendo aire a gritos, mis piernas amenazan con ceder, pero acelero desesperadamente y me desvió mi camino, lanzándome a un gancho camino de un callejón.

¡Esta es mi oportunidad!

Por cosa del destino o de suerte me voy a la izquierda, ese mismo me llevará a la parada de buses, tengo que subirme en él. El bus me llevará a las afuera de la ciudad de Toronto.

«No te detengas... No te detengas... No te detengas, continua, no te rindas, tú puedes.»

Conozco estas calles por mi padre, todos los fines de semana hasta su muerte, él me llevaba a recorrer esta y varias zonas de Toronto en bicicleta. Me decía que la forma correcta de conocer a la perfección una ciudad es ir a sus rincones más oscuros.

-¡Espere...! ¡Esperen! -grito lo más que puedo, no permito limite a mis cuerdas vocales.

El bus está alejándose, no he llegado a la parada. Lo intento, pero cada vez siento que voy retrocediendo en vez de avanzar. Siento un nudo en mi garganta, quiero llorar, a pesar de que soy consciente que no consigo nada con ello.

Si dejara caer mi mochila, podría correr un poco más.

No, no puedo dejar mi mochila, ahí llevo mis documentos, poco de ropa y dinero.

¡Tengo que seguir corriendo!

-¡Oye, chica! ¿Quieres un aventón? Al parecer el bus no te ha escuchado -me alarmo al escuchar ese grito, volteo a ver a mi lado y me tranquilizo al ver a ese par de chicas, una de ella maneja el Lamborghini-, no tengo problema en llevarte al destino que desees, ¿qué dices?

-Sí -asiento, bajo el ritmo de mis pasos y espero que el auto se detenga-, muchas gracias-dije en un hilo de voz.

¿Quiénes son esas chicas? ¡No lo sé! Lo que importa ahora era escapar de aquellos hombres.

[Flashback]

-Tienes que irte con él, por favor, hermana, no me hagas esto -ruega al mismo tiempo, cae de rodillas-, ellos me matarán, les debo mucho dinero y no tengo cómo pagarlo.

-¡Me estás vendiendo! ¡Soy tu hermana Fernando! -mis lágrimas no tardan en salir, de solo escuchar la propuesta de mi hermano, mi corazón se parte en dos-, nuestros padres murieron por ese maldito negocio, ellos...-mi voz se quiebra-, no están con nosotros, ¿por qué? No es justo Fernando, no quiero irme con nadie.

-¡Tienes que hacerlo! -vociferó con ímpetu, se levantó del suelo abruptamente-, me debes mucho, querida hermana, desde que nuestros padres murieron, yo me he encargado de ti y es tiempo de que pagues lo que me ha costado.

-¿Costado? -parpadeo varias veces, intentado que todo esto sea una pesadilla.

No, mi hermano tiene que estar jugando conmigo; no puede comportarse así, no puede sacarme en cara todo lo que me ha dado, ¡es mi sangre!

¿Por qué?

Yo no tengo la culpa de todas las estupideces que ha cometido, ¿por qué tengo que ser yo la que pague?

Hace un momento estaba hablando con mi cuñada del bebé que viene en camino, pero luego la entrada abrupta de mi hermano nos hizo cambiar de tema, todo sin esperar que lo que diría es... ¡Te tienes que ir con el ruso!

-Sí, ¿crees que nuestros padres nos dejaron dinero? ¡No...! -sus palabras son fría como el hielo-, tú sabes perfectamente por qué murieron y qué es lo que hicieron para merecerlo, sin embargo, todo el dinero que debo es porque me has costado, ¡tú debes ese dinero!

Nooooo...

Nuestros padres murieron por estar dentro de la mafia, pero...

-¡Eres mi sangre! No puedes hacerme esto, no puedes sacarme en cara todo lo que me has dado, ¿por qué? Por favor, no quiero estar con un viejo al que no le debo nada.

-Anni, soy tu hermano y es injusto que me maten por el dinero que he prestado para mantenerte, madura un poco.

-No, me reúso aceptar que todo el dinero que debes sea por mí, lo siento cuñada, pero no estoy de acuerdo con todo lo que mi hermano dice, se supone que ambos somos sangre y la sangre no se traiciona.

Si mi padre estuviese vivo, no permitiría esto. Mi hermano se está dejando guiar por los malditos delincuentes que lo rodean.

-Me vale una tonelada de estiércol -hecha furia, me alza la voz, su rostro se torna de color rojo y las fricciones de su rostro se endurece-. Deja de ser malagradecida, he dado todo y ahora que necesito de ti, ¡me bateas!

He quedado en shock, mi hermano no es la persona que conocía, ¡está dispuesto a entregarme aquel desconocido!

-Amor, debes de dejar que tu hermana piense las cosas, esto no es fácil para ella -mi cuñada interviene, posándose en medio de los dos.

-¡Es que no tengo nada que pensar!

-Cállate, Anni, no objetes y vete a tu habitación, espérame por favor, ¡por favor! -lo último lo dijo en voz baja.

-Está bien -esas fueron mis últimas palabras para dar media vuelta.

Hago lo que mi cuñada me dice; estoy furiosa, decepcionada y con mucho miedo, ya que mi hermano se puede salir con la suya.

Subo a toda prisa las escaleras, buscando mi habitación para tomar lo primero que vea. No puedo quedarme aquí, mi hermano está desesperado y es capaz de llevarme a la fuerza.

Me muerdo la lengua; no debo llorar, lamentar, quejarme y suplicar.

-Anni, espera... Espera muchacha -terminando de subir las escaleras me detengo al escuchar la voz de mi cuñada-. Anni, tienes que irte, corre por tu vida, por favor, no tienes que pagar nada de lo que tu hermano hace.

-¿Dónde me iré?

Estoy en un estado de shock, mi cuñada me está ayudando y no a mi hermano. ¿Será una trampa?

-Toma, esta es la dirección de un viejo amigo, necesita de una niñera y creo que tú eres la candidata perfecta, dile que soy tu cuñada... Por favor nena, tu hermano no te encontrará, te lo prometo.

Puedo ver en sus ojos mucha preocupación y sinceridad en sus palabras.

Agarro el pequeño papel, y antes de que mi tiempo se acabe me lanzo a sus brazos.

-Muchas gracias, no tengo palabras...

-Shhh, corre y no mires hacia atrás -me empuja suavemente, alejándose de mí-, distraeré a tu hermano, por favor, no te dejes ver de sus hombres. Adiós, espero verte algún día.

[Fin del Flashback]

+LEO+

-Las cosas no han salido como tú lo esperaba, al parecer la chica se ha escapado, aunque la mujer del maldito ladrón dice que la chica está en a pocas horas de llegar aquí.

Alzo la mirada al ver que mi hombre de confianza, "Raúl" entra a mi oficina, llevando una carpeta en sus manos.

-El maldito ha vendido a su hermana, increíble lo que piensa hacer para saldar la deuda, sin embargo, eso no es suficiente, ya que me ha robado y...

-¿Por qué quieres a su hermana? ¿Qué tienes pensado hacer?

¿Hmmm? Es una buena pregunta, la verdad que no tengo pensado nada aún.

-Ella no será tocada y su hermano jamás la verá.

-Lo eliminarás -pregunta con mucha curiosidad.

-Sí.

El bastardo infeliz se metió al negocio y no fue tan difícil enterarme de que me ha estado robando mercancía y algunas rutas pequeñas. A la organización no le parece que una rata tan diminuta nos robe frente a nuestras narices.

-No es mi intención insistir con el tema, pero has pensado que la organización querrán la cabeza de la chica.

-¡La organización soy yo! -suelto un golpe sobre mi escritorio-, nadie, pero nadie la tocará, ¡me escuchaste!

Esto no es obsesión, no, tampoco tengo pensando hacer algo que ella no quiera, menos matarla.

-Como amigo te digo, ella te traerá muchos problemas.

A punto de contestarle un golpe en la puerta nos interrumpe.

-Discúlpenme, quería avisar que una chica está en la entrada de la hacienda, dice que es la chica del trabajo.

-¿Chica del trabajo? -cuestiono con los ojos abiertos-. Raúl, quiero que averigües si la chica del trabajo es la misma que estamos esperando, si es así quiero que la hagas pasar en este momento, ah, no olvides informarles a todos los empleados que ella no saldrá de aquí.

-Te desconozco, eres el hombre más frío, cruel y solitario que pueda existir en la tierra, me sorprende que te interese una simple y ordinaria chica, ¿por qué? ¡Ya, no me mires así, ya me voy!

Eso también quiero saber.

No soy de los que andan por la vida buscando ser amados, ni busco el amor en ninguna mujer. Las mujeres son como un adorno para mí, solo están ahí para satisfacer mis necesidades momentáneas. No hay espacio para el romanticismo en mi mundo, solo hay poder y control.

Llevo muchos años al frente de la organización, imponiendo mi voluntad con puño de hierro. No hay nadie que se atreva a desafiarme, y los que lo hacen, aprenden rápidamente que el precio de la desobediencia es la muerte. Mis manos están manchadas de sangre, y mi alma, si es que alguna vez la tuve, está tan corrompida como las calles por las que camino.

Soy oscuro, crudo y temido. Mi reputación precede a cualquier palabra que salga de mi boca. No necesito gritar para imponer respeto, mi mera presencia es suficiente para sembrar el terror en el corazón de cualquiera que se cruce en mi camino.

En mi mundo, el poder lo es todo. Controlar a los hombres y a las organizaciones es mi especialidad. La lealtad es algo que se compra con dinero y se asegura con violencia. No hay espacio para la debilidad ni para la misericordia. Aquellos que me rodean saben que el único camino hacia la supervivencia es seguir mis órdenes sin cuestionar.

Los rumores sobre mí son tan sombríos como la noche misma. Dicen que soy capaz de cualquier cosa por mantener mi posición, que no tengo límites cuando se trata de proteger lo que es mío. Y no están equivocados. En este mundo de sombras y traiciones, solo aquellos que están dispuestos a cruzar las líneas más oscuras pueden llegar a la cima. Y yo, he cruzado esas líneas una y otra vez sin titubear.

Así que sí, soy el más temido de todos. Y mientras tenga el mundo a mis pies, seguiré reinando sobre él con mano de hierro y corazón de hielo. Porque en este juego de poder y supervivencia, solo los más fuertes y despiadados pueden esperar salir victoriosos. Y yo no tengo intención de perder.

-Señor...

-Estela, encargase de que ella esté aquí, y... Sí, quiero que tenga una habitación lista, que sea cerca de la mía.

-Sí, señor.

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