El amor del siglo pasado es aburrido? Y que tal si hablamos de la reencarnación? Tal vez de vidas pasadas y de almas gemelas también.
A veces pensaba que era estar fuera de mi gran torre de princesa prisionera, jurarÃa que alguna vez en una de mis vidas pasadas fui gran ave colorida que se la pasaba volando tanto por distintas partes del mundo. Hasta que me despertaba de mis fantasÃas por el llamado de mis padres estrictos reyes que gobernaban bien pero no me dejaban tener libertad alguna, para ellos siempre que preguntaba excusaban que yo era muy joven y necesitaba prepararme para casarme y conseguir excelente marido.
Todas las tardes aburridas tomando clases, tras clases, tras clases. Hasta que se me ocurrió una excelente Ãdea. Escaparé hoy a media noche de mi gran torre prisionera me tomo tiempo para confeccionar vestimenta cotidiana de las plebeyas del pueblo.
Y algún calzado normal de ahÃ. QuerÃa experimentar ¡la libertad! Estoy dispuesta a hoy lograr esa libertad soñada! Me repetÃa en mi cabeza con una gran sonrisa en mi rostro.
Como fue dicho, llego la noche en el reino todos dormÃan y la luna mi única cómplice de lo que estaba por hacer.
Escape de esa enorme torre que para mi era tan alta como una gran montaña. Caà al suelo no fue nada fácil como pensé hasta que por tanta suerte que tuve nadie me vio salir del castillo en mi corcel estaba tan llena de vida. SentÃa como el cabello no dejaba de moverse con el viento resoplando en mi cara, cada cabello sentÃa lo fresco de la noche.
Asà fue cabalgue hasta llegar al pueblo, de noche era tan hermoso como me lo imagine. Enseguida llamo mi atención una gran fiesta en algún lado del reino. Parece que festejaban con alegrÃa las cosechas entonces que era esto que sentÃa al ver tantas sonrisas y poder ser yo misma por primera vez en mi vida.
¡AlegrÃa! Eso era lo que sentÃa yo en mi pecho y mis ojos brillantes me delataban camine por el lugar sin llamar la atención, parecÃa que nadie notaba lo raro en mi, Asà me sentÃa yo
De la nada termine tomando un par de bocadillos creados con aquellas cosechas exitosas, cuando por mi torpeza termine dialogando con un par de niños. Les contaba cuentos y cuando menos presentà tenia muchos niños sentados frente a mi escuchando mis historias, termine llamando la atención de algunas personas pero nada inusual paso.
Eso creà yo.
- Nunca le habÃa visto en este lugar.
- Yo, ya me iba.
- Espera, solo querÃa platicar con usted un momento. Hace mucho no veÃa tantos niños fascinados por cuentos.
- No es gran cosa, tengo que irme.
¿Te gustarÃa bailar?
- No deseo hacerlo, gracias.
- Al menos, dejame saber tu nombre.
- No puedo decÃrtelo.
- ¿No? Es una lastima.
- Lo es. - No pude evitar mirar le de re ojo, quien era ese chico. Era apuesto y su mirada tan cálida. -
- Ven te llevare a ver algo increÃble.
- ¿Que crees que haces? No se que intenciones tienes rufián.
- Bueno como quiera señorita.
- Cree que por irse, voy a seguirlo.
No soy de ese estilo.
- Te lo pierdes.
- ¿Que haces aun aqu�
- Solo querÃa avisarte que donde estas en poco tiempo alguien te sacara bailar y no podrás escapar de ahÃ, el baile es contagioso.
- Esta bien, pero si intentas algo, Te haré estropajos.
- Esta bien, descuida no haré nada. Promesa de caballero.
- Vamos.
- Que ruda.
- ¿Donde estamos? Caminamos por mucho tiempo.
- Estamos en mi lugar favorito.
- ¿Lugar favorito?
- Si, solo mira lo sorprendente.
De la nada muchas luciérnagas en el cielo nocturno adornaban el cielo como pequeñas estrellas en cuanto aquel muchacho desconocido movió un par de ramas de un árbol donde se ocultaban y descansaban esas luciernagas, camine y mire el gran lago de mi reino reflejando la grande luna en el.
Tan grande y cercana que se veÃa que ponÃa sentir que si estiraba lo suficiente mi brazo podrÃa tocarle.
- Hermoso ¿no?
- Lo es.
- Puedes venir a mi lugar secreto cuando quieras.
- Muchas gracias.
- Conozco a todos por aquà pero a ti jamas te habÃa visto.
- ¿Acaso no sabes que preguntar cosas personales a desconocidos es de mala educación?
- Solo querÃa saber de ti.
- No es necesario que sepas de mi.
- ¿Entonces como te llamare? Si, no tengo tu nombre.
- Puedes ponerme uno.
- No tengo alguno, por ahora solo te llamare revoltosa.
- ¿Como se atreved a llamarme as�
- Entonces dame tu nombre.
- De acuerdo, puedes llamarme asÃ.
- Entonces revoltosa.
- Que muchacho tan bobo.
- ¿Disfrutas de esto no es verdad?
- Presuntuoso.
- Disculpe usted bella dama pero es lo que hay, no puedo ofrecer más.
- No he pedido nada.
- Te quejas, prácticamente quieres hacerlo.
- Que molesto.
- Es la primera vez que una mujer tan bella me dice eso, es todo un alago para mi.
- Te burlas.
- Acaso, ¿No se nota?
- Atrevido.
- Quizá por eso, me gustarÃa tener el honor te volverte a ver aquÃ.
- ¿Por que aqu�
- Sera un buen escondite.
- ¿Se esconde de todas sus admiradoras?
- No hay nadie que me interese.
- Tal vez, estés mintiendo.
- ¿Por quien me tomas?
- No, lo se. ¿quieres decir algo?
- Eres tan revoltosa.
- Usted es tan vanidoso.
- DeberÃas sentirte afortunada de estar conmigo ahora mismo, muchas quisieran tu lugar.
- Entonces ve por ella, caballero de armadura dorada. No veo a nadie más aquÃ.
- Evito interactuar mucho con ellas.
- Entonces no entiendo su comportamiento tan erróneo, niegas el querer estar con muchas chicas y me dices que tienes a todas tras de ti.
Tal vez seas un ladrón.
- Tal vez, tu seas una ladrona.
- Lo soy, por que robare toda la atención de aquellas demás chicas que quieren estar contigo.
- Pero tu...
- ¡Oh no! Debo irme esta amaneciendo.
- ¿Espera a donde vas?
- Tengo que irme, fue un gusto conocerle.
- ¿Podre verte de nuevo?
- No, lo se.
- Esta bien, si vuelves estaré aquà esta noche.
- No prometo el volver. - sube a su caballo y se aleja galopando en su corcel -
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