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Un cliché color rosa

Un cliché color rosa

Jealin Futier

5.0
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2
Capítulo

Mia es una chica universitaria fuera del molde, que tiene que lidiar con las apariencias clichés que sus amigos tienen en sus relaciones, a pesar de que este tipo de conductas solo tendrían que pasar en las novelas románticas, no sabiendo que su vida cambia 180° grados cuando llega a ella su propio cliché amoroso.

Capítulo 1 Un comienzo (parte 1)

Era una día muy brillante, era el primer año de la universidad y Mia había cambiado su estilo para dar una buena impresión a los que serían sus nuevos amigos.

En todas las vacaciones trato de mejorar su conocimiento sobre sí misma para poder liberarse de los estereotipos que en toda su vida escolar se le habían impuesto; cualquiera que la viera diría que lo logró. Era más que real y ella lo sabía, Mia salió del molde, no más estereotipos, no más insultos o encuadres. La actitud de Mia era solo de ella y tenía ciertos aspectos de varios estereotipos al mismo tiempo, incluso y según su hermana tenía tintes propios que no eran propios de nada visto antes, si de adjetivos pero no de un estereotipo; en su mente solía pedir a algún ente sobrenatural que por ello no quedara sola durante toda su vida; sabía de antemano que las personas no aceptaban o por lo regular no querían a lo que es diferente a ellos.

No es como si ella fuera un extraterrestre o ser de otro planeta o uno mitológico o incluso espiritual pero era más que obvio que la gente no era tan abierta con las personas que no seguían el patrón escolar, y vaya que Mia no seguía ningún patron, al menos ya no más.

Ahora seguía su camino y se dirigía hacia la parada del autobús que la llevaría al campus en donde ella guiará su carrera, lo mismo que su padre: literatura. Cuando llego a la parada se dio cuenta de que el día pretendía ser muy frio, en la parada se encontraban tres señoras y un niño de no más de cinco años, Mia se colocó a un lado de ellos en los asientos metálicos que se encontraban dispuestos para las personas que necesitan esperar a las diferentes rutas de transporte que por esa manzana pasaban.

Cuando el autobús arribó a la parada Mia era la única que se encontraba esperando este, solo ella iba para aquella ruta, su vista volteo un mínimo momento hacia las personas que estaban a su lado, la mirada del niño se conectó con la de ella como dando una despedida silenciosa; así que cuando las puertas se abrieron, su vista volvió a estar en lo que tenía delante de ella, la mano izquierda de Mia subió a tomar la correa de su mochila, mientras su mano derecha ayudaba a sus pies a subir los escalones del transporte, pagó su lugar y cuando vio por una de las imponentes ventanas se dio cuenta de que ya no había vuelta atrás, no debía pensar en desistir, la mirada del niño también la seguía y así como su despedida soltaba una plegaria inocente de apoyo.

Logró encontrar lugar en la última fila del lugar, todos los demás asientos se encontraban ocupados, logro ver algunos, había algunos alumnos más, unas señoras con sus esposos o pequeños hijos, personas mayores de edad y hombres de elegantes sacos que parecía iban a alguna oficina que se encontraba a mitad de camino en dirección a la universidad; el lugar que había encontrado estaba junto a la ventana que estaba empañada, pues las temperaturas dentro y fuera del autobús chocaban haciendo posible el efecto.

No tomo el tiempo en que se tardó en llegar, un mal movimiento, para ser sincera consigo misma se había quedado dormida en el trayecto y con la suerte de que su universidad era la última parada; si no era por eso era muy probable que se hubiera quedado el primer día sin clases, o era muy posible que llegara tarde. Cuando fijo lo más que pudo, por haber despertado en ese mismo instante, se sorprendió al saber que era la última que quedaba en el autobús.

Bajo del autobús, agradeciendo que aún estuviera en la parada y con un poco más de suerte nadie se dio cuenta de su horrible error de quedarse dormida. Pero nada era perfecto cuando termino de bajar el último escalón comenzaron a reírse de ella unos cuantos estudiantes, los mismos que ella había visto cuando subió al transporte, así que con toda la pena que podía cargar una recién despertada corrió hacia la entrada de la universidad mientras las risotadas de los chicos la seguían detrás como un eco dentro de su propia mente, era muy posible que por ese día aquel hecho le atormentaría. No sabía cuánto.

Al momento de pasar el arco principal de la escuela sus ojos se maravillaron con lo que pudo encontrar, sus pupilas se ensancharon al punto de que parecía que siempre se quedarían así; podría jurar que en su vida estuvo usando mal sus ojos al no apreciar la magnificencia de cada lugar que visitaba porque si todos los lugares a los que solía ir día a día o inclusive a los que dejo de ir, eran como aquel lugar que se presentaba a su vista en dicho momento se perdía uno de los placeres visuales de la vida.

La estructura contenía una combinación increíble de un arte neoclásico con algunos detalles que parecían ser de la época del rococó o incluso del arte clásico, los colores no solo hacían que la luz se reflejarán en ellos dejando a la vista un jardín de estos, logrando un efecto brillante cálido y además que se emanaba un sentir de paz y creatividad, posiblemente si te quedabas mirando durante mucho tiempo únicamente un pequeño pedazo del techo te comenzarías a hundir y remontar a la época que fue hecho.

Los pilares bajaban con una sutil elegancia que te decían de una manera delicada e inconsciente que esa desde entonces se volvería tu casa, tu santuario y así como este lugar era importante para ti, por alguna extraña razón tu serias también importante para dicho lugar.

En ese momento el destino parecía estar a su favor pues nadie la empujó, ni le hizo otro tipo de acción mala; una sonrisa tan grande como se podía surco la cara de Mia y con paso decidido se dirigió al aula que le correspondía para tomar su primer clase, de su primer año, aquel que marcaba el inicio de una nueva vida.

Al llegar al salón observó con un poco de desagrado que ya se habían comenzado a formar los grupos que perdurarían todo el año, o al menos eso es lo que pasaba en la mayoría de las ocasiones, si tenía suerte no compartiría todas las materias con las personas que se encontraban en ese momento en el salón, ya que tenía un poco conocimiento de antemano sobre cómo funcionaban los horarios compartidos.

Analizaba lentamente la situación había cinco grupos y muchos asientos vacíos aun, esperaba que los que comenzaran a llegar no se clasificaran por si solos era también posible que ella misma no fuera la única fuera del molde, por lo que podía observar los grupos ya formados eran, los populares, los frikis, los atletas, los hippies y los cerebritos.

Mia buscaba un lugar alejado de una manera moderada de todos los grupitos, su meta se culminó al haberse alejado de los estereotipos como para que entrara otra vez y cayera en la trampa de la sociedad y el triángulo estudiantil desde el primer día en su primera clase e incluso antes de que esta comenzara de una forma oficial, pues el maestro aun no llegaba; algunas miradas curiosas se dirigieron hacia ella en el momento en que tomó su asiento, uno que en definitiva la saco del cuadro e hizo que sus compañeros soltaran un pequeño ruido que parecía una extraña sorpresa, la chica que acababa de llegar se sentó en un punto que podía decirse que era simétrico, escogió el puesto que estaba en el espacio exacto que marcaba el centro de toda la clase.

No estaba en los asientos que se encontraban en la parte delantera de la clase como una cerebrito, ni en la parte intermedia pegada a la ventana como lo hacen los atletas para ver la cancha en donde prefieren pasar la mayoría de su tiempo, tampoco se encontraba en la parte intermedia pero pegada a la puerta, como la mayoría de los populares, estos solían sentarse en esos espacios para que al salir los demás todos pudieran observar como a pesar de cualquier cosa, los chicos perfectos siempre lo serian, al menos físicamente; mucho menos estaba en los asientos de la parte posterior del salón en la parte izquierda casi siempre están los que prefieren hablar entre ellos y como pueden molestar a las demás personas que poner atención a la clase presentada, en el punto intermedio de la parte posterior estaban los que prefieren escuchar música a hacer algo más y al final estaban los solitarios quienes en su mayoría se sentaban junto a la ventana en la última fila de todo el salón si es que era posible, Mia no estaba en nada, muchos pensarían que si no se alcanza lugar, pues este ya te fue ganado es cuando decides tomar el asiento que quede libre, justamente el cuadrado perfecto de los 6 asientos medios de toda la clase.

Así que habiendo tantos espacios libres en ese momento, era demasiado cuestionable la acción de la chica que estaba en el punto más neutral de todo el salón; su actitud llamo la atención de todos y cada uno de los presentes del salón, algunos pensaron y anotaron como si fuera un logro "Hacer que la chica nueva este en nuestro grupo" unos de manera más sutil que otros, pero al final era el mismo fin, era muy posible que algunos de ellos lo vieran como una meta que les daría un poco de poder sobre los chicos de esa clase, los pensamientos de algunas personas eran de verdad escalofriantes.

Una persona de cada uno de los grupos formados se acercó al asiento se Mia, eran tres mujeres y dos hombres, Mia esperaba que eso no tardara tanto, por lo general las personas eran muy ostentosas o fastidiosas cuando querían que alguien pasara la mayor parte de su tiempo con ellos.

- Un gusto soy Sarahi - una muchacha de cabellos castaños, unos ojos del mismo color que su pelo y unos labios de un grueso más allá del normal; se presentó de manera inmediata ante Mia, se notaba que había caminado rápido para llegar primera, la ropa que la chica llevaba, chaqueta de color roja, con unos jeans ajustados y una blusa amarilla que combinaba muy bien con sus balerinas azules; no había que mirarla mucho para saber que era una de aquellas populares.

- Es un gusto que alguien como tu llegue a la escuela - cuando los demás llegaron a su lado además de lamentarse el hecho de no haber podido hablar en primera instancia con la chica diferente, todos incluso Mia se preguntaban "¿Una persona como ella? A qué demonios se refería aquella chica".

- Si claro un placer, mi nombre es Mia - ella no quería ser grosera con nadie, esa de hecho no era su verdadera intención, pero también le molesto un poco el tono utilizado hacia su persona, como si ella fuera un concurso o un trofeo que les daría algo a los demás "Hipócrita" llego a pensar.

- No es por parecer grosera pero me interesaría saber, ¿a qué te refieres con el concepto "una persona como tú"? - comento Mia mientras hacía comas imaginarias con sus manos.

Vaya la muchacha que tenían delante también tenía los mismos pensamientos y es que Sarahi era una chica si no era que se podía considerar astuta, podrían algunos describirla como embustera, era conocida por querer meter ideas en las personas de una manera diferente a como debían ser transmitidas, la chica era una completa manipuladora, pero lo que era mas que evidente fue que la cara de Sarahi por un momento dejo la tranquilidad que siempre la acompañaba deshaciéndose en una mueca un poco desagradable, los chicos jamás llegaron a pensar que la compostura de la chica popular que señalaba de ser perfecta en las cosas que iban relacionadas a los halagos se encontrara en este momento de tal manera; vaya que en la nueva había más de solo una sorpresa.

- Ya sabes alguien con tus cualidades, tus habilidades y tipo de personalidad - trato de arreglar Sarahi, llevaba años con el mismo juego, era muy difícil que las personas no cayeran en el juego que ella misma había creado, esperaba la típica reacción de las chicas más banales "¿Una persona como yo?" eso las hacía sentir especial, sin explicaciones, jamás y aunque odiaba admitir que aquella chica logro sacar una pequeña explicación de su banal afirmación, parecía no conforme con la respuesta dada, Sarahi sudo frio pensando que su plan había fallado y por dicho motivo solo pudo torcer una sonrisa, aún se negaba a dejarse ganar por algún otro.

- Pero si apenas eh llegado, no creo que eso sea suficiente para que sepas que tipo de persona soy, más bien primero tendrías que tratar de conocerme un poco - a los demás les dejo sin habla y en lo personal a Sarahi, quien dejo un rostro serio y de un momento a otro vio de reojo a sus amigas, si perdía esto la sacarían del grupo de las personas populares a menos que ninguno de los demás ineptos pudiera tampoco convencer a la chica de unirse a ellos por el momento solo le quedaba retractarse y esperar su siguiente oportunidad. Mia por otra parte se sentía molesta ya que se daba cuenta de las trampas de la chica y es que, cualquiera que conociera o que viviera su situación ya habría caído a los pies de la chica y es que Mia conocía de más el sentimiento de querer ser contemplada o reconocida aunque sea por un solo instante; pero lo que Mia buscaba era amigos que no siguieran un patrón y que quisieran seguir en una amistad sincera y no de conveniencia, así que hizo que el juego y la máscara de la primera chica que se le encaro, cayera.

- Claro tienes razón, soy un poco despistada, eres demasiado lista, eso es una hermosa cualidad - trato de alagar Sarahi, pero Mia estaba decidida y con aquella disculpa ante el cumplido que acababa de soltar la chica popular regreso a su grupo mientras los demás la miraban con desaprobación aún como diciendo "No podemos creer que hayas fallado" Sarahi se prometió a si misma que haría caer a la chica nueva en sus redes costara lo que costara.

Los demás se quedaron en un pequeño momento de shock, habían visto no solo a una Sarahi humillada, sino también una oportunidad con la chica nueva y un tipo de personalidad que era algo que no habían visto, era diferente, de una manera genial.

- Hola mi nombre es Karen - una chica de cabello de destellos anaranjados y unos ojos color marrón claro se presentó de manera sumamente respetuosa, a Mia le pareció una chica amable; si la miraba bien por su vestimenta la cual consistía en un pantalón un tanto holgado de color violeta, una blusa roja con cuatro margaritas en un jarrón en el centro de la blusa, un colgante de estrellas y un suéter abierto de lana color uva, lo cual le daba una linda combinación a la chica, cuando subió su vista hacia su cara en la enorme sonrisa que trato de mostrar Karen, Mia pudo divisar unos pequeños braquets, posiblemente comenzara con su tratamiento.

- Yo soy Mia, es todo un placer Karen - la muchacha parecía complacida por el pequeño avance que había hecho, al menos era mayor al de su primer compañera.

- Me preguntaba si querrías pasar un rato en compañía de mis amigos - Mia diviso el grupo que Karen señalaba, todos en la primera fila y tratando de buscar el mejor ángulo de sonido para escuchar al maestro, no es que a Mia le haya desagradado la idea, pero para ser completamente sincera aunque parecían chicos un poco adorables también se jactarían por tenerla en su grupo, o la encuadrarían.

- Me encantaría Karen - contesto con una sonrisa Mia, Karen tenia las de ganar así que ensancho su boca - Pero - esa palabra heló las emociones de la que quería ganar su amistad -La verdad es que me gustaría...- las palabras quedaron en el aire, Karen maquino de una forma u otra conseguir la aprobación de la chica así que mientras esta hablaba Karen no puso mucha atención y se atrevió a decir antes de que Mia concluyera con la cosa que diría.

- Por supuesto que podríamos hacer tus tareas, trabajos y explicar las cosas que no entiendas, además que podríamos conseguir favores con los maestros ya que nos tienen mucha estima - comento la peli-naranja un poco nerviosa, mientras que la que se encontraba frente a ella solo frunció el ceño y dejo soltó un suspiro rendido, ahí iba el encuadre de la chica a la cual tienes que mimar para conseguir amistad, o en todo caso que se volviera tan lista como ellos, Mia aceptaba a que todos tenían habilidades diferentes no debían por que decir que todos los chicos listos debían saber lo mismo, el suspiro se malinterpreto por todas las personas que estaban ahí, incluida la persona de la propuesta.

- Así que ¿qué opinas? - los pensamientos de Karen eran un manojo de nervios.

Mia pensaba en cambio "No gracias, esperaría que no pensaran que necesito abusar de alguien para dar algo a cambio".

- Temo que tendré que rechazarte, lo lamento - los rostros de todos se quedaron sorprendidos y aliviados mientras que Karen parecía palidecer por las palabras escuchadas, nunca pensó que alguien rechazaría dicha invitación.

- No me gusta que las personas quieran, 1 aprovecharse de los demás, 2 que las personas por verme así crean que soy una verdadera inútil y que necesito de alguien para poder lograr una buena calificación - comento mientras enumeraba con sus dedos Mia a la vista de todos además de que su voz se había vuelto fría y sus ojos calculadores miraban de manera fija a Karen quien solo sintió que debía disculparse.

- Por supuesto, lamento haberte hecho creer que pensaba eso de ti - la chica salió de ahí antes de que sintiera como la mirada de la chica nueva penetraba hasta su misma alma dejándole en claro que no era manipulable y mucho menos inútil, era inteligente y creía en las diferencias, Karen paso de largo de su grupo para ir al baño, sentía aun los ojos de la muchacha seguirla hasta la salida aquel sentimiento de sufrimiento amargo, aquel que le hacía recordar el cómo se deberían sentir los demás cuando ella y sus amigos los denigraban en secreto, a sus espaldas por no tener la suficiente inteligencia para entender algo que era sumamente fácil para ellos, lo que transmitió aquella mirada le revolvió el estómago, quizá debería considerar cambiar sus pensamientos y necesitaba de manera urgente sacar el sentimiento, tal vez algo guardado por tanto tiempo lograba que este se transmitiera con más potencia.

Todos los presentes del salón se sorprendieron cuando Karen paso de largo al pasillo, no sabían que era lo que pasaba, una de sus amigas la siguió preocupándose por ella, unos se reían de la actitud tomada por el pequeño peso de las palabras que había soltado la chica, aunque ellos también se sorprendieron cuando ella misma le expuso los motivos por los cuales le rechazaba, la chica cada vez se estaba haciendo más y más interesante. Las tres personas restantes anotaron de forma mental el ir con cuidado y no en un camino caudaloso ante las palabras que le dirían a la chica que querían en su grupo, no sabían que tan astuta terminaría siendo.

La próxima chica se acercó con mayor cuidado a Mia, ya sabía su nombre, esta misma se los dijo a las dos chicas que se presentaron en un momento anterior a ella, aun así esta temblaba ante el hecho de no solo ser rechazada, si no que a pesar de ser unas respuestas muy coherentes las que exponía Mia ante las situaciones, terminaba humillando sin intención los esfuerzos de las chicas para tratar de acercarse, era probable que en realidad la chica fuera alguien con barreras; pero todas las barreras caen, pensó Gina.

- Mi nombre es Gina, querida Mia es un placer que te podamos tener la ocasión de compartir clase - Mia sonrió y tomo la mano que la chica le ofrecía, era una muchacha de una altura un poco pequeña, la chica parecía medir 150 centímetros de altura, su tez era morena como un chocolate claro apenas tostada, sus ojos eran de un color avellana, Mia debía admitir que era una chica muy bella y su sentido de la moda también estaba encaminado al grupo en el cual se encontraba encuadrada, Gina era una chica emo, se veía en sus muñequeras y muñecas con cicatrices que parecía que no se veían o que tal vez habían sido por algún tipo de aceptación social, un suéter morado fuerte de cuello de tortuga y mangas de tres cuartos y unos jeans de color negro, posiblemente la chica planeara cortarse el cabello muy pronto y decolorarlo como todos en su grupo según pudo darse cuenta Mia.

- Un gusto Gina, tu saludo es muy amable - a Mia de hecho no le gustaba mucho la atención que se le prestaba, si quería tener amigos, pero después de un poco de tiempo para que la pudieran conocer jamás se imaginó tal tipo de atención.

- Es un placer, yo también quería hacerte la invitación de pasar tiempo con mis amigos, por supuesto si no te molesta - el ultimo comentario hizo pensar un poco a Mia, no solo fue una invitación si no que ahora era también si ella decidía o no; Gina sudaba frio, llego a pensar que habría hecho todo para nada, no quería que la echaran de otro grupo, ya estaba muy adelantada y lejos para que alguien lo arruinara, pero al ser la que menos tiempo llevaba con el grupo, ya que este se formó en el colegio elemental fue a la que enviaron, de hecho se fue a la misma universidad solo por no quedar sola, y su gesto se deformo tanto de la presión ejercida y de los pensamientos formados que no pudo mantener la mascareta ante Mia.

- Me parece una buena idea, claro si es que tu no estas - Mia sabia diferenciar las mentiras tejidas por los tipos de personas y esa chica necesitaba ayuda, a Gina se le seco la garganta y sus ojos vagaron desde sus amigos a la chica delante de ella sus amigos la miraban penetrantes "Acepta no tienes opción, ¿quieres ser aun nuestra amiga no?". Si aceptaba ella también se quedaba sin amigos ya que la chica se quedaría todo el tiempo con sus propios amigos, mientras Gina estaba vacilante y pensativa fue la luz verde de Mia.

- ¿Enserio pensaste que diría algo así? O en todo caso ¿tu aceptarías algo como eso? - Gina la miro directo a los ojos y en ese preciso momento se dio cuenta de que no mentía, ella no era ese tipo de personas, mientras tanto Mia veía a los supuestos amigos de Gina quienes a pesar de todo tenían la mirada que obligaba a Gina a aceptar cualquier condición mientras que ella se juntara con ellos.

- Así que, eres de las chicas que hace de todo para ser aceptada - Gina comenzó a deformar su gesto hasta uno de horror, no sabía que decir.

- Vaya no pensé que enserio fueras una de esas personas, solía pensar que las personas que eran parecidas a ti no necesitaban encuadres, a puesto que ni siquiera querías venir a esta universidad - el gesto de Gina se iba deformando cada vez y tuvo que poner un esfuerzo hercúleo para no gritar y salir corriendo de ahí.

- Deberías seguir tus instintos y no lo que digan únicamente los que dicen ser tus amigos, tu eres más importante y fuerte que eso - ahora Gina comenzó a llorar, nadie le había dicho la verdad que ella misma se ocultaba y era también un poco reconfortante oírla pero así como la reconfortaba la destruía no lo había aceptado durante tanto y hasta de ella misma termino ocultando dicha verdad que no tenía idea de cómo debía actuar sus rodillas flaquearon, su maquillaje se corrió y sin fuerzas de voluntad se desplomo.

Mia salió de su lugar tomo los brazos de Gina y le susurro de manera suave un pequeño animo a sus propias metas. Después de que Gina viera directo a aquellos ojos, los ojos de Mia, esos que veían la verdad de todos incluso en las tinieblas, se levantó, regreso a donde estaban sus amigos tomo sus cosas sin poner una verdadera atención ante las pequeñas quejas relacionadas ante su actitud, regreso con Mia susurro un "Gracias" y salió del salón, Mia tenía la seguridad de que se iría ahora a la universidad que la chica hubiera querido desde un principio.

Mia regreso de manera calmada a su lugar, mientras los demás no decían nada; los ojos de la chica viajaron a los últimos dos varones que se encontraban frente a ella, Mia reflexiono y miro a su periferia, faltaban los representantes del grupo de "Los Frikis" y de "Los Atletas" suspiro, y descanso su mentón en su mano, mientras se perdía un rato en sus pensamientos mientras los demás decidían salir de sus propias cavilaciones por la actitud de Gina.

"Me quedare sola y sin amigos durante toda mi Universidad" se comenzó a reprimir en su mente Mia, mientras que el chico de los Frikis tomaba asiento frente a ella.

- Mi nombre es Jasón, ¿Mia cierto? - la chica al escuchar su nombre puso atención a la situación que se desarrollaba frente a ella, dejando sus cavilaciones de lado, el chico tenía el cabello peinado en punta, muy corto así que no se veía exagerado, de color negro, unos ojos de un profundo color índigo, era algo extraño pero bueno los genes podían hacer maravillas; su vestimenta era un chaleco gris plata, además de una playera que era conjunto de su pantalón e incluso sus zapatos, con verlo un poco más Mia se dio cuenta de que Jasón llevaba la vestimenta característica del personaje principal de Kingdom Hearts.

- Un placer Jasón - la chica sonrió y los pensamientos del chico viajaron a los planes para convencer a la chica, en realidad no sabía que decir y no tenía ni idea de que era lo que podía ofrecer, pero el primer paso era invitarla.

- Me estaba preguntando Mia - comenzó Jasón demostrando confianza y comodidad en la conversación para ambos.

- Si es que de casualidad, tu quisieras acompañarme a mí y a mis amigos a pasar un rato para conocernos entre todos - tras esas palabras Jasón solo sonrió, sabía que no estaba yendo por un camino caudaloso y era una conversación la cual pudo manipular a su favor sin que se viera nada más que una pequeña invitación.

- O por supuesto, sería un verdadero placer, pero...- de manera recurrente estaba la condición o la disyuntiva de la chica hacía alguna parte de la propuesta. Jasón se limitó a esperar, no era tan tonto como para no ver la trampa de la chica.

- Me gustaría saber si también puedo pasar tiempo con mis demás compañeros y amigos a los cuales me gustaría acompañar - el chico hizo una pequeña mueca, logrando que Mia diera en el punto débil de su mascareta.

"Te atrape" pensó con astucia la chica, era algo que podía hacer de manera fácil si sabía mover sus cartas.

- Amm...la verdad me gustaría que primero nos conocieras más a nosotros antes de tomar una decisión muy apresurada sobre pasar más tiempo con las personas que tenemos alrededor y es que siendo sincero no son - miro a todos lados y se acercó de manera lenta hacia el odio de la chica para susurrar la última parte de su mensaje.

- Buenas personas, ya lo comprobaste con algunas de ellas - Jasón sonrió pensando que lo había conseguido; "Mala estrategia" pensó en cambio la chica.

- Si pero solo fueron tres de todas las personas de este salón e incluso de la escuela, me gusta la idea de conocernos, sin embargo creo que no puedo encuadrar a todos de iguales solo por tres chicas - Mia sonrió ante la mirada incrédula que le daba Jasón, quien comenzó a tartamudear sin ninguna coherencia después del comentario.

- En tal caso de que tú y tus amigos piensen de dicha manera creo que tendré que declinar la oferta ofrecida así que gracias, pero no gracias Jasón - Mia sonrió cerrando sus ojos los cuales lograron hacer unos perfectos semi-círculos.

Jasón solo se quedó callado pues no podía hacer una oración completa que sonara coherente así que fue con su grupo y no dijo más.

Cuando termino el pequeño intento de invitación a Mia por parte de Jason, el ultimo chico que quedaba de nombre Matt comenzó a reírse de una manera un poco escandalosa, Mia lo miro interrogante por la actitud tomada por el chico, mientras que las personas de su grupo veían al su amigo con los pensamientos de "La queremos en nuestro grupo, no que te crea un payaso" seguramente también tenían el pensamiento de "¿porque rayos comenzaste a reír como un verdadero loco?" pero Matt parecía no reparar en dichas acciones, solo sabía que en su situación actual, solo le quedaba ser el mismo.

"¿Qué importa que no me acepte?, al menos podría hacerle ver quién soy yo". Esos eran los pensamientos que inundaban la cabeza de Matt, de un momento a otro la risa de Matt era tan contagiosa que Mia comenzó a reír también y rio de manera tan escandalosa junto con el chico que todos miraban como aquellos dos solo hacían lo que fuera para recuperar el aire perdido solamente para seguir riendo, hace tiempo que ninguno de los dos reía así y se sentía muy bien, el sacar una risa de esa manera era un pequeño placer que habían perdido hace tiempo. Matt no había reído desde la primera "humillación" ya que se le hacía de mala cortesía pero a todos les dijo sus verdades así que no lo pudo retener por mas tiempo.

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