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Jean salió del City A International Airport luciendo un par de tacones de altos, combinados con una camisa blanca y unos pantalones negros de corte alto que le daban la apariencia de una sobresaliente mujer de negocios.
Ese estilo complementaba a la perfección su esbelta figura. Adicionalmente, su cabello corto revelaba la delicadeza de su cuello, mientras su hermoso rostro estaba cubierto por un gran par de lentes de sol. A decir verdad, la mayoría de las estrellas de cine habrían admitido que tal elegancia era digna de una alfombra roja.
De hecho, la chica estaba atrayendo miradas de admiración de todos a su alrededor.
Al llegar a la puerta del aeropuerto, se detuvo brevemente a mirar el cielo azul.
La última vez que estuvo en esta ciudad había sido hace tres años, es por eso que el paisaje, aunque estaba un poco cambiado, invocaba un sentimiento complejo en el corazón de Jean.
De pronto, su teléfono sonó con un mensaje de su amiga, Sabina Shangguan.
"Ven directamente a Nature Bar apenas llegues. De lo contrario, ¡olvídate de que existo!", decía.
Leyendo esto, Jean sonrió con suavidad. Definitivamente la personalidad de Sabina no había cambiado en absoluto.
En seguida, ella paró un taxi para ir al lugar mencionado, pero por culpa del tráfico, le tomó media hora en llegar.
Allí, las brillantes luces de colores y la música ensordecedora la hicieron fruncir el ceño. Adentrándose poco a poco en el lugar, miraba a su alrededor sin poder encontrar a la persona que estaba buscando.
Por lo tanto, le envió un mensaje de texto a Sabina: "¿Dónde estás?".
"¡Sala 9, entra!", respondió la amiga al instante.
Con esto, Jean se dirigió a la sala indicada.
Mientras tanto, dentro de la sala 6 había un hombre muy guapo sentado en el sofá, luciendo una camisa negra con los dos botones superiores desabrochados casualmente, dejando ligeramente al descubierto su fuerte pecho.
La mirada del chico estaba fija en el líquido que se balanceaba en el vaso que sostenía. Curiosamente, el aura a su alrededor era tal que impedía que la gente se le acercara. Era como si de alguna manera intimidara con solo existir.
"Stark, se supone que nos estamos divirtiendo, ¿puedes cambiar esa cara? No seas aguafiestas".
Ante la insatisfacción en el rostro de Joe, Stark Lu sonrió calmado. "No tenías que llamarme".
"¿Y tú crees que quería hacerlo? La única razón por la que te invité a salir es porque escuché que no habías puesto un pie fuera de tu oficina en dos meses. Tenía miedo de que murieras de aburrimiento".
Volteándole los ojos, Stark exclamó: "Métete en tus asuntos. ¡Deja de comportarte como una abuelita entrometida!".
Debido a la falta de respeto, Joe se enfureció. "¡Tienes razón!", gritó enojado. "Soy una abuela entrometida, es mí culpa. ¿Sabes qué? ¡Tal vez debería dejarte morir por exceso de trabajo!".
Acto seguido, al notar que Stark seguía indiferente a pesar de su arrebato, Joe perdió la cabeza. De modo que se bebió todo su trago de una sola vez, azotando el vaso contra la mesa con el golpe más fuerte posible. Por su parte, Stark ni siquiera alzó la mirada.
Entonces, aún iracundo, Joe tomó por el brazo a una camarera para arrojarla sobre su amigo.
'Odia que las mujeres se le acerquen, ¿no? Pues lo haré sufrir', pensó.
"¡Oye! Hazle compañía", le gritó Joe a la joven.
Instantáneamente el rostro de Stark se oscureció, exudando incomodidad. Y justo cuando estaba por apartar a la mujer, la puerta se abrió.
Mirando a su inesperada invitada, Stark entrecerró los ojos. ¡No podía ser!
"Bueno, Sabina, ya estoy aquí. ¿Puedes dejar de actuar así? ¡Deja de amenazarme y trata de ser amable por una vez en tu vida! Pudiste simplemente...".
De repente, Jean hizo una pausa, sintiendo que algo andaba mal. No había visto a su amiga en tres años, es decir, Sabina debería estar sobre ella, abrazándola con la fuerza suficiente como para romperle los huesos.
Con esa idea en la cabeza, Jean agudizó la mirada solo para encontrarse con los profundos ojos del hombre.
La cara de Stark le provocó un grito ahogado, fue como si la hubieran lanzado a un abismo helado.
¡Stark Lu!
¿De todas las personas en el mundo, por qué tenía que toparse con él tan pronto como regresó al país?
Luego, los ojos de Jean se posaron en la mujer que estaba en los brazos del joven, por lo que una sonrisa burlona apareció en sus labios. Por ende, miró hacia otro lado para contener sus emociones.
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