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En su tercer aniversario de bodas, Natalie pasó horas en la cocina, preparando un festín y esperando todo el día a que su esposo volviera a casa.
Revisó su celular repetidamente, viendo los mensajes sin respuesta que le había enviado a Lucas Thorpe esa tarde:
La comida está lista ¿Cuándo vas a volver a casa? ¿No estabas libre hoy?
¿Sigues en la oficina?
Si no puedes venir a almorzar, ¿vendrás a cenar?
Cada mensaje estaba allí, sin leer.
Natalie soltó otro suspiro silencioso. Justo cuando se disponía a escribirle de nuevo, su nombre apareció con un nuevo mensaje.
"Iré a casa. Hay algo de lo que quiero hablar".
Esa simple línea le provocó a Natalie una sacudida de emoción. Se levantó de un salto y su sonrisa era demasiado grande para ocultarla.
¿Iba a decir algo sobre su aniversario?
Solo pensar que Lucas pudiera recordarlo la llenó de una esperanza que no había sentido en años. Quizás, por primera vez, le trajera un regalo.
Aferrándose a esa esperanza, recalentó la comida, esta vez con mucho mejor ánimo.
Cuando el reloj dio las ocho, la risa feliz de su hijo se oyó por el pasillo.
Natalie no pudo evitar sonreír mientras corría a abrir la puerta.
"¿Cómo es que acabas de llegar, Colin?".
Colin Thorpe no se molestó en mirarla y subió corriendo las escaleras de dos en dos.
Sorprendida, Natalie extendió la mano para detenerlo. "Aún no has cenado. ¿Por qué subes con tanta prisa?".
Solo entonces Colin pareció darse cuenta de que ella esperaba junto a la puerta. Apenas se detuvo un instante, apartando su mano.
"¡Déjame en paz, mamá! ¡Tengo algo que hacer ahora mismo!".
La brusquedad de su voz la hirió más de lo que quería admitir.
Intentando no mostrar su decepción, Natalie se obligó a sonreír. "Preparé tus platos favoritos. Incluso hay pastel de arándanos de postre".
"¡Ya te dije que no tengo hambre!".
A mitad de la escalera, Colin se detuvo en seco y se giró para mirarla, con un brillo de emoción en los ojos.
"No toques el pastel. Se lo quiero llevar a Ella mañana. El arándano es su favorito".
¿Ella?
¿Sería Ella Wheeler, el primer amor de Lucas, la mujer que nunca había superado del todo?
El pecho de Natalie se oprimió ante la posibilidad. Se dirigió hacia las escaleras, decidida a saber más, pero Colin ya había desaparecido, subiendo a su habitación, sin importarle sus preguntas.
"¡Julissa!". La voz de Natalie tembló al detener a Julissa, el ama de llaves, que intentaba pasar desapercibida. "Llevas un tiempo sabiéndolo, ¿verdad? ¿Desde cuándo Colin empezó a pasar tiempo con Ella?".
Sabiendo que ya no podía ocultarlo, Julissa Rowe soltó un suspiro cansado y confesó.
"Fue hace unos tres meses. La señorita Wheeler se mudó de nuevo aquí y se encontró con Colin un par de veces. Parecían congeniar enseguida y, desde entonces, se han estado reuniendo a menudo".
La noticia cayó con fuerza. Natalie cerró los ojos, intentando calmarse mientras la verdad se asentaba. "Entonces no se quedó hasta tarde en la escuela hoy. Estaba con Ella, ¿no es así?".
Julissa vaciló y luego asintió. "Debía volver a casa después de clases, pero la señorita Wheeler lo recogió directamente de la escuela. Iba a decírtelo, pero...".
Sus palabras se apagaron, y miró a su patrona con una expresión teñida de compasión.
Una sospecha repentina cruzó por la mente de Natalie. Y habló antes de poder detenerse: "¿Fue Lucas? ¿Él te pidió que me lo ocultaras?".
Tras una pausa, Julissa respondió con voz suave: "Él solo no quería que usted se preocupara.".
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