Mi Gran Amor... La hija de mi enemigo
ando a los treinta años, era alta, con unas formas divinamente delineadas; parecía que
arcada y unos pechos generosos sin ser demasiado grandes o vulgares, pero sí estaban por encima del promedio. Sus caderas eran generosas a pesar
dura e inteligente, lo que hacía que la mayoría de los hombres que ella había conocido en la universidad o de los que cono
ro que la mayoría eran mas jóvenes como ella, los mas lanzados la veían como "carne segura" para una noche de sexo (en eso se estr
alguna de sus amigas. No, para Bridgette parecía que nunca iba a conseguir un hombre apr
gunos sujetos en la calle! y eso que ella no era precisamente una exhibicionista con la ropa, al contrari
orque los tipos en lugar de completar sus rutinas, a veces se dedic
unas pesas grandes, por supuesto que cuando se agachaba, sus hermosos glúteos se marcaban y abrían un poco permitiendo "adivinar" la forma de su intimidad, y el sujeto había solta
ugirió que quizás sería bueno utilizar otros atuendos para evitar accidentes de ese tipo. A partir de ese día utilizaba pantalonetas holgadas y no llevaba los t
a de las muchachas, y en su adolescencia se vio acosada varias veces por estudiantes mayores e incluso por profesores,
le tenían pánico, porque apenas la veían venir en los pasillos, o en los patios, inmediatamente
ltera de por vida. No parecía que existiera un hombre en el cual ella pudiera ver "algo
tipos con pinta de facinerosos o bravucones de barrios bajos. EL sujeto se veía que estaba más allá de los cu
erte y varonil, sino que al mismo tiempo era un hombre culto y con una personalidad que la hacía sentirse at
s las mujeres, aún las que estaban acompañadas, no podían dejar de notarlo. Alto y musculoso, aunque no exagerado, de porte elegante y finamente ve
a elegante tienda donde había entrado para proveerse de
amabilidad- Creo que lle
ecir eso. Luego se dirigió a la caja para pagar, s
ve Lonergan era un amasijo de cicatrices que lo habían destrozado varios