Una Luna para el Alfa
ro, su padre siempre le había dicho que animales tan magníficos nunca se quedarí
labras del mayor al entrar, - pero estoy segu
, los alazanes en el tranquero están felices con su encierro, ella no serí
spuesta tranquila que recibe. - puedo oír tu corazón,
os ¡todos e
acercó a la ventana y tras el segundo aullido se acercó rápidamente a la cocina tomando de allí rápidamente un frasco el cual procede a abrir,
res marcharte, ento
sma que aumenta cuando el contrario soltó s
ces, - dice mientras señala el lugar con la ma
ero
e, te quedarás allí si
imero que pensó fue que Alice había llamado la atención de la pequeña, pero al ver a Alice salir
pregunta mientra
s ho
o de su pareja. Ese no era el mejor momento, para jugar al cazador y a la presa con su Luna, esperaba llegar a casa y poder hablar con ella calmadamente,
ldi
o de tela del vestido de su Luna, pero no es lo único que está en el lugar, dejando
e estaba llena de flores. Sin perder un segundo se comenzó a colocar la
no temas a
re, Alan abandonó su piel de lobo y s
- pregunta al ver a su padre limpi
una casa que no es la tuya? - es la respue
que en esa casa r
no eres capaz de algo tan simple como mantener a tu pareja junto a ti, no veo qu
ado para decir si soy capaz de algo
riendo el grifo lava sus manos. - dirás como siempre que fui un mal padre, pe
s te afecta, porque ninguna de esos actos te causó repudio c
ambos alfas a gruñir, sus lobos saliendo a
len con una mezcla de su voz y un tono salvaje - Tu olor estab
Luna, y aunque lo supi
nversación que estaba llevando a cabo en la sala, y más allá de la claram
ña, ven c
os sobre sus oídos, como si eso fuese capaz
lugar y a matarte si es n
enazante que recibe. - Si te mostraste así de imbécil ante tu luna, ahora puedo enten
ar es don
edianamente educado, pero ahora, al escucharlo hablar de esa forma y con ese tono cruel, se terminó de convencer de que su vida corre peligro. Pasean
es iré aldea por aldea y no dejaré una s
e toda la vida pudiesen morir por su culpa la aterra. Retirando su mano del cerrojo de la ventana, deja salir sus lá
lavar sus manos para retirar el hollín. - Por lo menos, ella estuvo conmigo por amor, me aceptó como su pareja, pero tú, en tu estupi
e hacen entrar en razón. Es cierto, su Luna
Yo
ncia sus palabras. Anne salió de la habitación, sus manos apretando con