Esposa del feo millonario
s a salir con
y rodeando el vehículo para entrar
No habíamos entrado por la puerta principal, y Bienvenido, no me deja ni siquiera pensa
ego? -pregunta, acercándose a mis la
qué
e fingir que no te afecta mi cercanía
-n
ue pase mil cosas a la vez e
-explico, y me alejo
n contra del viejo. Se siente tan bien, su pierna, se coloca e
idas, tocan mis frías y descubiertas piernas. Gimo, cuando sus dedos acarici
éntr
órdenes
ojos, apoyo ambas manos en su espalda, abrazándolo con fuerza a mi pequeño cue
h.
echos, no tenía bra. Quería saber cómo se sentirían mis duros pezones en sus labios carnoso
rada, estaba tan plac
abes ¿abajo
-pregunto ta
ua sin demora, recorre mis labios vaginales. Cierro los ojos presa del placer que me
h.
de con cuidado mi botón. Mis piernas enteras tiemblan, hasta que no puedo soportarlo más. Me vengo, el sa
eses a
nombre, sino también con un accidente que le había dejado el rostro marcado. Se había ocultado de la sociedad durante mucho tie
no se movían con tanta frecuencia. Observó con recelo aquella invitación. Su tío misteriosamente lo había llamado. Nunca habí
te estaba solo. Aunque siempre se había preocupado por él, le molestaba que nadie más se hubiera preocupado
udó Bienvenido. "Mi tío
sígueme a la
strucciones. Al llegar, observó con curiosidad
n es usted?", pr
de Leonardo", respondió el h
nadie me avisó?"
tros, los empleados. Después le entre
carrabias. Y no fue capaz de avisarme que se
sientes y dialogu
de esto, además, no suelo socializar con nadie. Me dieron la bienvenida y me dijeron que era el único heredero. Me advirtieron que si no asumía la responsabilidad, todo lo que él construyó con tanto esfuerzo a lo largo de los años se perdería. Pero no es mi culpa, ¿por qué tengo que hacerme cargo de algo que no me corresponde? Tal vez no, pero mi tío confió en mí lo suficiente como para dejarme todo.
abiertamente. Durante años, ibas a visitarlo todos los días, incluso cuando
quería her
rad
l espejo, contemplo la imagen de un hombre extraño, con una cicatriz que atravesaba cada extremo de su
ientras seguía adelant
o CEO. Sin embargo, preferia que ningún empleado le viera. La única exc
tó mientras revisabas los papeles. "Con p
chaste la voz de
y al prestar atención, te enc
haya dejado todo? Él también er
é gusto verte", come
o dinero? Dame un poco
o?", preguntaste
ro", afirmó
¿Para comprar alcohol o
mo nada de eso", come
ra estar de pie, ¿c
sa factura me correspon
, ah, pero está muerto -comentó-
aste todos los días para
sponsabilidad? Te la regalo. Deja de ser
barde. Bienvenido -suspiró-
e -co