• AMOR Y VENGANZA •
de Sheila, ella con torpeza intentó s
abía tomado
ado reciente, no sabía qué decir, ella guardaba silencio, más aun re
ez en que se vieron, se habían marchitado, estaban completamen
es
por las palabras del hombre que se encontraba justo frente a ella. De todas formas, era conscie
iría en un verdugo de balde? -indagó Sheila de maner
baja su exesposo -afirmó con seguridad. -Será un gan
a, era una idea que la mujer en su sano juicio ace
y casada
r miedo a perder lo que tiene -su
o en pie, sus ojos se abrier
umento de divorcio firmado por él -una sonr
bía que el estado en que se encontraba Sheila era demasiado difícil, además de que, muy proba
ar Axel podía en
haría la convivencia mucho más
con su vida poco después de su nacimiento, y era que la depresión postp
n solo un niño, no podría haberlo hecho, y, de haberse marchado,
raría de las garras de aquella víbor
terferiría
ntrol de la compañía de la manera más educa
a razón por la que la única persona con el derecho de hacerse cargo era Axel; luego de eso, su tío
aseguró que tendrían un trato
todo le parecía tan irreal que imaginarse
la no haría, no l
n con firmeza, para ese momento
ofundamente, no solo por las gigantescas bolsas que tenía
fría, indiferente, como si alg
había
•
gos» aquel que le debía un favor y e
acostumbraba a tener amigos «delincuentes». Ellos habían estado en el momento en que Axel sintió que
de actividades delictivas hasta que estuv
u amigo con un
ó la acción
alles de la firma. Harry, su mano derecha, le hizo llegar el documento de divorcio
ecesaria, que no sepa que yo te envié, no es
mozas frente a mi padre, como si fuera su esposa ¿Qué gesto p
ibió el documento firmado por
estaba legalm
ombre había puesto, pero, lo que más llegaba a desear era v
mando esto de ser ve
talles de su plan. Si querían cumplir con cada uno de sus objetivos,
tido que así fuera, para que ella pudiera tener una mejor recuperación, ya que
su mano en dirección de Sheila, con la i
a como la «prometida de Axel» y por supu
mpleaños número sesenta del señor Morgan, ¿Acaso había
rostro que pondría Oliver al ver a Sheila a su la
deseosa con que sus planes avan
a ir detrás de él. En el momento en que lo vio a través del cristalino ventanal y, al lad
ía sentido, murieron envenenadas con cada una de las mentiras qu
organ, Sheila tomó un gran bocado de aire para enfrentarse a lo que tendría que en
ra el traicionero buitre llegaría y cuán
últimos detalles de su actuación, el gesto de Sheila era ine
apaz de hacer eso con un ser humano,
lastimarla a ella y a los suyos; en cuanto a Oliver, él t
sus pies, hasta el techo sobre su cabeza. Oliver
su atractiva acompañante de la cual, su actitud imperturbable llamó
on él al ver a su desaparecida exesposa al lado del hijo de su «adorado»
luce como Sh
enía, esta había perdido todo el brillo, aquel bril
ñora Morgan -anunció Axel con solemnidad, observando p
eila -afirmó el hombre con un gesto de apro
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intentaba hacer que su mirada se encontrara con la de Sheila, e
dríamos
, porque, sabía que si lo llegaba a ver no habría manera de
un poco de aire -dijo por fin l
r lo menos, debía dejar en claro
maginé -preguntó él con una risa burlona a espaldas de Sheila, la cu