Te Odio a Primera Vista
MAXI
última gota de vida con mis manos y ente
imas que no podía contener, levantó el rostro y me miró con
ágrima de su rostro― Aún no entiendo cómo
lica. Una sensación de devastación e
oncierto son combustible para mi ego. Esa era ju
don; sigo siendo Dios, el dios d
se convertirá en oro literario, estoy seg
és que mi garganta me pedía a gritos― solo canalizo todo lo que aprendimos del amor gr
rada burlona y una muec
como si fu
tas personas en el mundo ―el gesto de abrir las manos de mane
n desde toda la vida y sabe que es lo que en verdad quier
iño desde que dejamos el campo para enfrentarnos a la vida de la ciu
stales de mi estudio en la mansión de turno en las afueras de la ciudad. Me recliné contra el espaldar de mi silla de tercio
era de ocultar mi
nte Max. Para la opinión pública soy Maximus Bennett, un escritor exitoso y ad
gente y mi principal
undo donde podía ser quien en verdad era. Aquel era un espacio lleno de estanterías repletas de lib
ar el final de mi próximo éxito de ventas que recién estaba terminando de pulir, sino que se
tras saca su teléfono para mostrarme una publicidad―. He puja
locadas. Mary tenía la suerte de ser mi hermana, por lo que me veía en la obligación de tolerarla
igo señalando la botella cuyo contenido esta pront
pido, es algo que mantendrá
ecordarme que gran parte de mi imagen pública se la debía a ella
ab
la oreja y sonríe fingiendo timidez ―
evanté la vista de mi escr
ola noche y con alguna chica linda o una celebridad; siempre iba a preferir eso en lugar de sumergirme en el ju
verte, verte de verdad; La gente necesita verte interesado en el amor y en la vida, no solo en tu
que proyectaba al público era importante para mi carrera y una cita a ciegas podría ser una forma de mostrar que "Max"
conquistador y libre, entonces le daremos a un "Max enamorado"―s
eía en lo que escribía y en el amor, para m
sonrisa de mí hermana de mí memoria, pues en la tina me espera una rubia a la que le haría el amor un par d
tanto mientras me quitaba la rop
Mary ten
..
eñador italiano, repasando mentalmente porque aquello era una b
é al imponente restaurante que Mary me había indicado y tal como ella lo había dicho, un par de
que me hicieran un par de preguntas y les conceda
a a la ciudad iluminada. El Salón es amplio y elegante. Hay varias mesas en el espa
puntual ―susurré con sorna
to me acribilla la pregunta, ape
llegado... esto
l vez sea una mujer guapísi
cta para ti ―le
a vuelto costumbre el tono melancólico―, lamenta
rostro, más por vergüenza q
mor, pero es su culpa por idealizar a la mujer perfecta y no dar
ita a ciegas de
n regaño soberano―... no lo arruines, ya en las redes sociales están las prim
os por una pelirroja ―le digo
a en la silla y estaba a punto de llamar al mesero para pedir un v
a que las luces tenues del restaurante iluminaban la figura que se acercaba, sentí cómo mi c
ren quién