La Conexión Culinaria.

n sido duras, pocas veces dormimos y cuando lo hacemos nos quedamos doblados en un mueble. Nunca

rvaba a mi jefe tomarse una tasa de café. Ayer

sando una mano por su cabel

illa y cerré los ojos. Sentía una fuerte opresión, c

encionó como si no lo su

íamos ir recogiendo l

spera—soltó

tel y preparar los platos que presentaríamos. Me daba miedo arruinarle la oportuni

astante en estos últimos días, mis amigos han estado llamándome, no he contestado, no he querido sentirme mal e inferior por trabajar. Sabía lo que significaba esto para mí. Pero ell

ros, dijo que necesit

jugo que me dio y lo alcé—No podré sobr

mbrero con temática de vaca—río—No p

o, pero—me levanté—Quiero

nca pensé estar en un con

ecesita di

alarmó—¿Necesitas

é a decir—Estoy bien

descubierto como le ponía comida a los gatos de la calle, como siempre salía, saludaba a la gente y dejaba un rastro de pan para los perritos. Siempre estab

echo algo por mí. Ambos estaríamos ganando, el cumpliría su sueño y yo sería alguien en la vida. ¿No les pasa? Que han vivido toda su vida con deseos de hacer algo y nunca lo logran, que

pensar que podía llegar, fijarme una meta y cumplirla. A raíz de la situación, me h

o desordenado y una miga de torta en la comisura de mis labios. La aparté con cuidado y suspiré resi

varla? Siempre se tro

en, hemos prac

penas la conoces. Ni siquiera

na, no creo que sea

palda se enderezó y volvió a poner un rostro serio—Debes te

más de una semana

e con c

escuchado eso, removió algo en mí y quise salir corriendo. Sin embarg

lame

más lágrimas de las que debería. Estaba sosten

o verlo en tus ojos—suspiró—Lamen

—Debo irme Thomas,

tarde?—pregu

reglaré todo

aso bu

Thomas—aseguré—No es n

ed. Había intentado que todo saliera bien, para que ellos pudieran tener lo que siem

alda se engancho de una reja e intenté quitarla, me calmé

sitas

alda Quizás quedé desnuda frente a

ensé que eras tímida, pero

cará parte de mi pierna, intentaba soltar con delicadeza cada hilo, mi piel sintió un escalofrío, como sus la

define quien eres, ni siquiera le da derecho a los demás a opinar sobre tu sexualidad. Vestirse, actuar, los gustos. Todo forma parte de la vida, de quién eres y de hacía dónde qui

chico hizo un gesto con su

o iremos a un b

reí—Pero gracias po

a. ¡Nos vemos!—g

susurré par

lo que había sucedido con Thomas y Alfred era necesario para mí. ¿Quién no quisiera dejarlo atr

dos por el suelo y miré el pequeño cuadro donde estaba mamá «La extrañaba» extrañaba lo que alguna vez fuimos, extrañaba tener una fami

rías tor

noche, que regresé con sus chistes, historias y me haga sentir que aún sigo siendo pequeña, que aún tengo esperanza de crecer. De cumplir mis sueños quizás—Lo úl

Stella. Estén dónde estés, fuis

dio de lágrimas—. Creo

ol, caí de rodillas, el ardor no tardó en llegar y la imagen rota de mi familia empezó a hacer qu

me cuenta de varias cosas. La más importante, es que la familia significa más de lo que pensamos. Me

die hacer oficio, trabajar, encargarme de algo. Y aún así, todo parece maravilloso ahora, desde las practicas, hasta los malos ratos que nos ha tocado vivir. Cuando estemos en Roma, las malas exper

has respondid

¡Iré a un concurs

desapareciste? ¿Por qué t

él —aclaré—. Am

en la habitación—. Has estado detrás de él de

—mascullé—. ¡Quiero ser alguien

sus pantalones. Y lo entiendo —respondi

uí gritándome y haciendo un berrinche. Si t

o quieres

Quiero

a, sus padres eran igual de adinerados que los míos. Eso n

o mi comportamiento—m

me junto a ella—. Quizás

cre

ormir, debiste ver nuestras ojeras.

a iré

vendrá con nosotros. Es el cajero —

evan b

ed tiene miedo de que

gos. Yo estoy aterrada —confesó—. Nunca pe

sonreí tirando

lla, me sentía ajena a todo cuando me alejaba de mis amigos, pero