La Conexión Culinaria.
ongelado cada trozo de fortaleza que prepare en la mañana. Antes de salir del hotel, Thomas agarró mi mano y me susurró un pequeño: “G
un cigarrillo y me sonrió en broma, Alexander alzó sus pulgares y me saco la lengua. Esos pequeños
e pregunté observando
ó—Pero me siento fe
miedo, espero n
o haces, no habrá problema,
me si lo arr
cia atrás y agarró su brazo derecho con m
sino a todos. He vivido mi vida en una burbuja Thomas y
ba a responderme, uno de los encargados entró, mir
a Stone aquí? Salimos tomados de la mano y las personas nos vieron, la mayoría puso una mueca, Thomas se encogió y miró el suelo. Eso le había dolido. Cuando salieron los otros dos participan
o la masa estuvo lista, empecé a hacer el relleno. Un chico terminó primero, entrego el plato y ambos intentamos apresurarnos. Nos tomo un poco más de veinte minutos, agarramos los cannolis y
n estu
tienes? —pregun
o—respond
creíble. Sin embargo, debieron organizar un poco más l
eguiste todos los pasos. Per
chica que entregó de último fue la ganadora. Thomas y yo quedamos de segundo lugar, la otra persona perdió. Y nos entregaron una pequeña medalla. Me sentí mal, estaba estancada en mis pen
urré viendo el suelo—
rticipar—forz
oma
tel
curso, no dormiremos en un mes si
or mí—respondió dolido—Gracias St
casi la m
gió de
iendo mi herm
testé conm
esa forma, prefería que fuéramos amigos, que sea mi jefe y que nos divertíamos sin necesidad de pensar que somos hermanos, o algo más. Dos pers
blo cansada—Han dejad
la habías cogido—L
abía dejado, mucha
l chico de cabello negro con mechas
no se ven
la lengua—Va de l
la cima del mundo —mencionó la ch
aquí? —
Milán, hoy
os para allá
y era fans de estar sin camisa mientras lo hacía, ella también era cocinera, pero se iba más que todo a la comida japonesa,
r mis inseguridades. Entendí que la cocina no era solo algo práctico, que iba más allá que eso. Recordé cuando mi madre preparaba pasteles y m
hablado, sin embargo, sentía como sus manos se movían co
s hablar
ablar—expulsó—¿Cuán
bajando con Thomas cociné. Los dem
sas? —alzó
sera. A los hombres
mbién te verías bien
eras tími
dar el pr
e pil
dades. Pero aprendí algo. Todo es demasiado grande, cualquier paso que qui
tella, me ha sorprendido que
tiene
errizamos todos nos despedimos, Hayls le dio su número a Thomas y el me lo paso. E
Roma, que nuestro mundo había sido desconectado. Miré el techo, las sillas d
puedes r
e íbamos
ara que te quedes tanto tiempo. Es necesario
rdimos? —inten
la emoción. Pensé que era po
emos una medalla. El otro equip
ndose, miró el techo y agarró con fu
rtistas tardan en alcanzar su meta. Qui
nto mi comportamiento. Tie
Qué
soltó una
minutos atrás, no quería apegarme a nada, ni a este trabajo, ni al mundo
ana vengo temprano? As
íamos intentarlo. Mi mamá me decía que las
cubri
los o
to, pero no lo sepas
la y apoyé mis manos
eda tener talento para algo
a que ha
Nada,
aba a la perfección cada movimiento. Si algún día llegaba a realizar eso mis sentimientos serían un torbellino. Quedarme
ien
—Necesito dormir, pr
Descans
nte Sr.
me. Una mujer me observo de pies a cabeza. Y la odie, la odie por ese momento. Deteste la forma en la que sus ojos me juzgaron
da y una sonrisa. Ellos habían venido a apoyarme. Walter se acercó y plantó un beso en mi meji
extrañad
na sonrisa divertida y se sentó en el mueble. La música no tardó en sonar, bebimos un
so hacía delante. Cuesta entenderlo, cuesta entender que el segundo lugar no es «perder» es forj
? Porque pienso
surré con un vaso rojo en la man
ó sus lentes—Necesitas dejar el
—mencionó Amelia—Deberían ir a
separarnos y me fui hasta la cocina, mi mejor amiga estaba ahí. Quieta con s
é su
do un beb
ntó Alexander
dó quieta en su sitio sin saber que