PAGADA PARA SER MÍA
on Harry Rocha, un hombre de 35 años, muy apuesto, de ojos grises, cabello castaño, tenía un cuerpo de infarto, ella realmente estaba muy
nvenció de hacer una gran cena en la casa, para ellos tres, no entendía porqué tenía que se
ba mucho tiempo trabajando y ella lo entendía perfectamen
en un accidente de auto. Pero a pesar de que creció en un lugar donde nunca le dieron amor, era una mujer deseosa de amar y que la amaran, siempre trataba de ver el lado bueno de las cosas, ella siempre
mpre le había dicho que había enviudado y que su esposo le había dejado una gran fortuna, el problema es que ella no record
l a ella le gustaba ocuparse de su novio, ella misma
r los ojos en blanco, ya que lo veía ilógico, sería una cena en casa y solamente para tres personas, pero ella no les iba a dar un disgusto por una tontería, por lo que después de un relajante baño, decidió ponerse
la recorrió con la mi
s hermosa que mis ojos han visto
ta formalidad, el hombre iba vestido mejor de cuando iba al trabajo, Harry le llevó un hermoso arreglo d
me retrase. - dij
ie, yo recién
no quería p
a uno y luego al otro y no pudo evitar poner los ojos
seaba ir a dormir, pero de momento no podía, debía
os color cafés, además su piel blanca resaltaba en ese cuerpo perfecto que tenía, atraía la miradas d
very ya que ella no tenía nada que aportar, ese era el motivo por el cual no le gust
s dos es muy entretenido, yo me retiro. -
Maggie me entretengo por los negocios. - Avery se s
me retiro. - ella se levantó lentamente, para no parec
arte. - Avery la miró sorprendida y se volvió a sentar, mi
cenar con Avery, he querido darle una sorpresa y solo
upes - dijo
a especial, no debí ni gritar, ni hablar de negoc
bailar? - ella lo miró
reer lo que Harry le decía
ecta. - Harry miró a Maggie y esta
hacía muy poco, pero le gustó la que estaba escuchando, y la forma en que Harry la pegaba a
star con Harry, siempre se mostraba tan aten
lla era simplemente hermosa, su mirada le recorrió el rostro y se detuvo en sus l
que Maggie casi que brincaba de felicidad. - ¿Te quieres casar conmigo? - preguntó sacando una cajita de una de las bolsas de sus pantalón, Avery no podía creerlo, tal vez debió pens
l hermoso anillo en la pequeña man