Relatos Romances y Horror
los ocho años en la danza clásica, con el objetivo de cuando cumpla quince po
horas por día y clases de francés dos veces por semana de dos horas. Además de llevar una dieta estricta en el que solo podía comer, frutas, verd
e del ballet estable de la compañía nacional de danza del Instituto Nacional de Bellas Artes y Lite
por si acaso quedaba seleccionada. No me hice demasiadas ilusiones, entrar a esas compañía
bían quedado tan maravillados con mi presentación que el elenco tomo la decisión de elegirm
in mis anhelos se estaban materializando y no solo eso. Participaría en una de los ballets más importantes y famosos
adros, el techo estaba decorado con pinturas renacentistas y las paredes pintadas de un color oro brillante, era precioso y me sentí como en mi lugar. Pero había algo raro, sentía com
ue ser perfecta, empecé a quedarme en el teatro para practicar has
iné mis practicas demasiado tarde y cansada, era
se escuchaban mis pasoso y a lo lejos, una melodía, alguien esta tocando el piano. La pieza la conozco y la he prac
raro que todavía quede alguien en el teatro además de mí. Pero alguien de
pero al final me acerqué para ver quién era el que t
ré este instrumento, cuyas teclas se mov
y casi me atropella un au
contecido en el teatro la noche anterior. Mi profesora de técnica
de familia humilde. Cuando la moza se casó, Alexsandro entro en una profunda depresión, dejo de comer y su cara se empalideció y su cuerpo empezó a enflaquecer. El, aun así, no dejaba de venir al teatro todos los días, quedándose hasta largas horas de la noche tocaba en el piano las melodías más tristes. Has
rte. A partir de entonces empecé a terminar mis prácticas en el teatro siempre a la hora de la noche en la que Alexsand
alofríos repentinos, sensaciones de que alguien me seguía, una fría briza soplaba mi c
por lo que deje de observar al espíritu tocando el pian
sgos europeos, rubio de ojos azules, con ropa de la época del 1900 y una mirada triste se posó a mi lado. Grite sobresal
empre, tratando de olvidar esa imagen en el espejo, la música sonaba sobresaltando
la cual mi profesora mi profesora me pidió que me sentara, trate de advertirles que la lámpara se estaba m
e lo sucedido. Nunca una lámpara se había caído del techo del teatro y menos una tan segura como la araña de techo. Por s
continuaban cada vez que entraba al teatro y si no hubiera sido por la pasión tan grande que siento por el baile y por la responsabilidad de tener
sentir la textura de una mano acariciando mi barbil
decir lo que me había pasado a mis compañeras, que pensaron que nada mas había com
e esforzara demasiado y preguntándome si aún quería seguir siendo primera bailarina. Me asust
le grite al fantasm
e quien eres, si no lo haces y me sigues persiguiendo nada quiero tener
ar mi frustración. El día continuo como de costumbre, para mi sorpresa
ca de Alexsandro, eran las diez de la noche, no era tan tarde, pero él estaba toca
espectáculos, mi corazón latía veloz.
capa negra de la cabeza a los pies, de su cuerpo lo único que se
lo claramente. arecía como si me miraba, pero a la vez era como si no tuviera cabeza, adentro de su capa negra, había
r con el piano las canciones del ballet de Giselle, como si fuera mi pianista. Al hacerlo así, una fu
músculos me dolían como nunca antes, mi boca estaba seca, mi vista nublada por estar bailando sin parar h