La venganza del Gemelo
sta
era en el trabajo, lo que significó un turno doble. Si tan solo un maletín lleno de dinero cayera en mi jardín,
la única en la ciudad dedicada exclusivamente a la danza, lo que la convierte en la más exclusiva y costosa. Coste
Carmen. La familia de mi madre tiene sus raíces allí. En realidad, mis abuelos falleciero
es un negocio de familia. Crecí junto a ella y Antonio, qu
de danza. La danza es mi pasión desde que cumplí los seis años. Comencé con ballet
, me hicieron sentir como una novata. Los profesores son ext
staré agradecida por ello toda mi vida. Nos mudamos a la ciudad porque el viaje desde la costa hasta aquí s
compañía de un animado grupo de amigos. Una vez allí, nos sumergimos en la emocionante atmósfera de los juegos mecánico
iendo cómo la emoción se apoderaba de nosotros con cada balanceo del navío. Y no podemo
s cuerpos, y conforme avanzaba la tarde
ones, risas y la camaradería de la amistad, y aunque tenía hambre, estab
es el diálogo cor
ontaña rusa? -p
comenta Celeste, ella es mi mejo
or no
o en mi hombro -yo te
hos comien
o puedo permitirme quedar como
con determinación, aunque sé que proba
leste, pero empiezo a lamentar haber visto
zo a rezar internamente. Mi amiga solo ríe,
itar y chiflar, ansiosos
evitar gritar, y continúo haci
los ojos -escucho la vo
desabrocho los cinturones y bajo lo más
arlos hasta que se acercan riendo
ues vi
con dificultad, todavía mareada y con
ompaño
tan literal
robar -bromea el
na es hermosa -c
ica -Antonio lanza
ca! -le recalco
están los diálogos c
avé mi cara, también
en qué estaba pensando cuando me subí a esa montaña ru
volví a marearme y no había un asiento
arme un buen golpe, pero alguien me
eciosa! -escuché un
a ver al hombre que me sostenía. Si no me había
as más alto que yo, con una
ostro tenía ese aire de chico malo y sexy, y sus labios eran carnosos.
ienes los diálogos co
ogré decir c
des ca
o: "¿Qué tienes miedo?" y yo no le tengo miedo a nada -no podía evitar hablar rá
Hablas m
ento -respon
ncesa tie
egunté confundida, h
prec
í mi mano, y él la bes
Anastasia. E
o -acomodé mi c
hermoso, co
rviosa
a la Montaña Rusa par
or q
alas propias,
pero nunca de esa f
ilo! Bueno, me tengo qu
desmayaría o haría alguna tontería. Cuando
u nú
os gritos de Celeste a lo lejos,
la mano y luego giré p
engo c
Aj
erdad,
ó mi mejilla y logré i
mbiaría mi vida por completo, que