Matrimonio con el alemán multimillonario
l hotel si
gran manada de gente nos
. Es una de las noches m
ro estará en todos los
ayuda a baja
colocamos las máscaras de
puerta del automóvil se
aras que se dispar
hacen pregunt
la entrada del hotel. No
me lo prohibió la primer
ignorarlos, y por pri
río y sonri
Eso tengo que decírselo a
ano cuando entramos al sa
isto somos los últimos en
más de cuatrocientas perso
a empresarios y esposas a
te de que
yo comenzamo
gunos grupos en específic
Primero español con algu
de alemán. Les agrado a t
. Todos elogian mi vesti
s a mis espaldas, eso
rida
espués, ac
n comer algo. Alphonse h
ue tengamos que fingir que
debemos estar junt
la mesa pr
, alemana y china. Mucha
no se me antoja ninguno.
orrer media hora más de
orí
da, ambiciosa?
a a mis espaldas. Me volte
brazo. La
unto fingiendo estar em
drí
nsé que no
Pero ya sabes, Michael se
día
es mil vece
me agrada. Es amante de u
lo más gracioso es que to
die dic
ocida. Sobre
o rato. A lo lejos veo que
ero no se acerca a mí y a
ambiamos críticas con r
emo
eberías apr
diré que el marido que t
más tu mente puedes l
as. No es tan f
íe sonoramente, algo
es fácil.
! -Exclama sin percatarse
te unos segundos sobre
emo
Alphonse a mis e
uestras miradas
cede? -P
del bazo y
s para que tengam
ue todos di
a. No quiero que involucre
ente. Me suelto de su aga
sada contigo
yo quiera. Como quiera y
sto provocativo deposito
impo
ínicamente
aba anter
-Pregunta Alexia un ta
n "tengo e
o bebo lo que resta de m
esposo se pierde entre la
la noche me siento alivi
ome todo e
ntinúa y me
tan
de este lug
o cuando quiero hacerlo, u
e bailar con Alphonse est
os. Lo busco con la mirad
n una pareja de
osicionan
ro. Me veo completamente
que se acaba de formar.
sonreír en mi interior. Sé
o fijamente. No quiero b
malditas fiestas a
en posició
iono mi otra mano en su
e un lado al otro con e
ivirtiendo?
risa a
o suelo dive
aseguro evitando esa penet
él lo
eyna. -me
erca su rostro al mío. N
que me dejen en paz
do y no fasti
o mi mirada en el suelo. S
o ca
de sus man
a que lo mire. No tengo e
maldita sensación extrañ
est
mente herm
s míos. Apenas se rozan,
compartida, comienza a a
s.
nse. -le digo
oro desviando mi mirada
un
ercarse con una amplia s
inutos que ella también e
elto la mano de Alphonse y
Este no es un lugar para m
lirse de control y