Amantes secretos
astrándola de un brazo. Al estar en la
í igual -regañó-. Yo no quiero nada de tu hermano, ni siquiera me interesa y mucho menos soy
arme -pidió Diana-
que me has hecho pasar?, claro, como
se dirigió hasta las escaleras que comunicaban el
riculada y comenzó a pasar las hojas, mientras, Diana se dirigió a
o al ver a Emely bastante concentrada en la libreta, escribien
bajo con Diana
temáticas -respondió la joven
e en el año?
cla
Di
sica, creo que química también -respondió, miró a Ian-. Por favor, no diga
onrisa-, de todos modos, cuando pi
y so
es muy difícil que un estudiante en ese colegio reprueb
buena sobornan
oco -solt
n la contempló por un momento-. Algo m
ndo que ella me
on los exámenes finales. Diana había cambiado el nombre de Emely en el examen final de economía, por esa mala
debía alejarse de ella, pero por más que intentaba h
Ian, soltó una pequeña risa-.
conte
empre has querido
con la cabeza, sintién
que dijo Diana -soltó, sintiendo c
o Diana -replicó Ian y se sent
da a la libreta, se
ijo-, no debes darme n
zco, ¿no estoy hab
verlo y soltó una
. -Emely comenzó a
n la contempló fijament
labras de Ian sonaron con mucho signific
eres para tu cumpleaños? -vol
a hasta el pasillo, allí venía Diana con
mero -puso una mano encima de las de Emely
ofundo y retuvo
e seguro recordará ese número, ¿verd
ó fuera de la sala, dejan
na- hice lo que pude
omenzar a beberlo con rapidez. El sabor del limón se sentía bastante fuerte y maltrató su garganta
preguntó Diana con una
antes que se le esfumara de la mente. Ella no era tonta, sabía que para algún momento le serviría tener
a vivienda. Tenía su rostro apoyado en sus manos mientras recostaba el peso de su cuerpo en los cod
anochecido, era raro que su madre no hubiera encendido las luces. El resto de las casas estaban iluminada
al saber que algo ma
respondió la mujer
soltó Emely-
hacer?, hoy hay que aguantarse los mosquitos. Lo que me preocupa es tu hermana, ¿cóm
s verdad, ella no puede estar aquí pasando hambre, además, ¿cómo va a soportar el calor y lo
co es que esté muy
nos días, sólo será el
añana para ir al trabajo. Esta situación... -cubrió su boca con una mano temblorosa- qué vergüenza, la vecina me prestó eso... y... ahorita que termine de cocinar
ó un nudo, pero sabía que debí
podrá ayudarme a buscar los de la venida, habla con ella para que se quede Noni con
verla-, ¿de qué vas a trab
a chica-, paso casi toda la tarde lim
n casa de familia -se negó la
eso n
l colegio sales a las tres de la tarde, ¿a qué hora vas a tra
udor cubrir su cuerpo, trataba de buscar el lado m
número que le había susurrado Ian a su oído, lo repetía una y otra vez hasta que se lo aprendió, pero lo hizo por el
a era el almuerzo, cuando la cocinera le pasaba el plato lleno de comida. Pero a la vez detestaba ese momento, le daba vergüenza, no quería que nadie notara s
nfesaba que la situación por la que pasaba su familia era terrible.
zo. Sin embargo, su estómago rugía y exigía que por lo menos le diera algún
s y ver a todos los estudiantes me
con un lapicero en sus manos que las ensuci
apas y una botella de gaseosa negra. Se sentó a su lado y
-, ¿por qué no aceptaste que Ian t
hablemos
-. Pudiste ir a cine, de seguro él te habría comprado un montón de cosa
ero con el que jugaban sus manos
bolsa de papas y la ga
olteó a
ero -se
pupitre-. Creo que el desayuno me sentó mal -Diana dejó
s de su compañera, pero en aquella situación eso era mejor que nada, así que c
os temprano, cuando se acabe el de
ly, quien sintió sus esperanzas de co
tierra húmeda por las lluvias de esos días la volvía un lodo resbaladizo. Las casas era
cia al centro. Quien la recibió fue su prima, una chica cinco años mayor que ella con la que muy poco soci
ada para mí? -fue lo
sillón verde de cuero que tenía partes desgasta
la chica con
arme los pasajes
-dijo la chica sin dej
Emely-, que no se va
ceptó la
dea decirle a su madre que llevaría a su hermana con la plata que había ahorrado, cuando sólo le alcanzaba para un pasaje. El caminar hasta su casa era un infier
una migraña y su boca estaba seca por la deshidratación. Pero para su mala suerte, no llevaba ni l
s al detenerse en seco, sintiendo el nudo en su garganta crecer. Sentía que aq
etera principal botando aquel terrible resplandor y a su mente llegó lo que ella nunca pe
sa como ella, el mostrarse tan vulnerable ante una persona de
que dejar a su hermana en casa de su tía para que no pasara hambre hasta que su madre pudiera arreglar la situación, bueno; si era que podía, con tantas deudas, eso era casi impos
egada en una pared el letrero amarillo de "Minutos". Había visto el letreo desde el poste y se
al acercarse
ercándose hasta el largo mesón hecho por refri
rden? -p
otaba que había visto que Emely no se enco
rle un pequeño favor -suplicó
asa? -i
. En serio, es sólo un minuto -explicó-. Es que me he quedado var
y buscó entre una cajita de madera a su derecha un celular antiguo, de esos de botones que estaba enrollado en
e marcara el número. Emely lo hizo rápi
el celular sonar, fueron dos timbradas y
Ha
-dijo
l, ¿con qu
, la amiga
se volvió más alegre-. ¿Ya pensaste en
rías dárm
pensó un momento- De
o, ¿podrías lle
tu c
venir? No tengo mucho tiempo
Le agradeció de todo corazón a la señora por haberle ayudado, la mujer se comportó muy bien con ella, de hecho, le dijo qu
a. Le había dicho a Ian que esperaría en un paradero de bus que estaba en frente de la tie
era, el hombre tenía puesto el casco que cubría por completo su rostro.
tó el casco y Emely pudo
serio y algo preocup
si hablaba soltaría el llanto. Quitó un mechón de cab
ando por un muy mal momento; los pies de la chica se veían llenos
-volvió a preg
jo Emely con voz quebrad
or
ar a mi hermanita donde mi tía -las lágrimas c
n- tranquila. No llores, su
ó a negar co
ha llegado aún a l
Emely, algo le decía que su problema no era
? -le preguntó-, dime, ta
en cualquier momento se desmayaría por la falta de energía? Era algo muy vergonzoso, y lo pe
to y se acercó a ella, se sentó a su lado de la banca metálica y la abr
ojeras grandes y se veía un poco más delgada a como la vio la última vez,
eguntó-, tal vez
vergüenza- mi mamá y yo estamos pasando por un muy mal mom
ido? -inquirió Ian preocupado-, ¿t
a pagar y me da mucho miedo pasar por ahí. Ayer se me acercó, me preguntó y cuando me quise ir, él me siguió por unas calles, hice que no
contado a
i hermana donde mi tía porque como el tendero ya no nos fía, pues... -su voz se quebró- las cosas empeoraron. Yo quiero ayudar a mi mamá, pero no sé cómo. Hoy en la tarde ayudé a una v
ían a salir con más fuerza. No era capaz de ver a Ian al rostro, tenía demasiada vergüenza
grande que se obligaba a contarle todo, a él, que, como ella le dijo días antes, era un completo desconocido. ¿Pero cómo podría ayudar? Eme
problema es de dinero, ¿cierto?, yo podría darte trabajo en uno de mis hote
te preocupes, no te sientas obl
se-. Realmente quiero ayudarte, déjame pensar. No te est
un rostro bastante apenado, pe
-, puede que yo no te dé trabaj
lvió a solt
cer nada. Lo único que puedo hacer cuando tengo tiempo es limpiar casas, pero nadie me deja fija por ser menor de edad, siempre me pone
grimas y volvió su mir
a, sólo tienes diecisé
es lo único que sé hace
entado dar c
por ser menor de edad, me utilizan. Como m
debe ser un g
ely y una debilidad la consumió. Siguió llorando en silencio, pero intentab
stás quedando? -p
Antes vivía allí, pero, cuando papá murió, mi mamá dijo que me quedara con e
o te ayudo? -
que ella quiso decirle con esa frase, sabía que la joven
que Emely se volvió a ruborizar-,
ly se levantó de la banquilla metál
era -pidió Ian-. Sí
la chica, podría traerle inconvenientes con la madre de la joven, que las personas pensaran que él hacía cosas raras con ella en su apartamento. De hecho
a en su rostro. Sus manos comenzaron a j
tó, aún con los ojos
a cierto, por encima del qué dirán, estaba Emely: u
saba si daba lástima, porque sabía que no podía tener orgullo cuando estuvo a punto de desmayarse del hambre. Aquel guisado estaba delicioso:
pensativo, uno que llevaba desde que él aceptó ayudarla. Ella no quería preguntarle la razón, necesitaba el tra