Juego de Reyes
da estabas pe
ndrÃa que lidiar con problemas mayores a la trata de personas. Aquello no hizo más que divert
una vez decidieran el que, la ciudad se lo entregara; no s
me preocupo?, pueden
partes del contrato aceptar
cuerdo comercial con Valdrama, un acuerdo de investigación con
k no h
, y dejé
reparaste al primer grupo para su envió? -preg
están
tardaran
ás tormentas de Arena, en alg
nces l
o que querÃa, aunque pequeño, su reino estaba comenzando a prosperar, pensó al ver a Kaldar partir con la caravana. Entonces ¿Por q
los planes que teng
o plebeyo, ya ni siquiera tenÃa a su propio familiar para hacerle compañÃa. Entonces también se fue. Ni
as a la confundida arquera. No tardó mucho en notar el cambio, aun asÃ, continuo su camino como si nada acercándose ca
escuchó y
ime por qué
apuntando una de sus flechas a la cadena de cuchillas de aquel hombre. Lo recordó claramente, é
edando anclada al brazo de su dueño a través de las cuchillas. Sylvanas mantuvo su arco en alto,
-anunció aquel ente, con gruesa e
mata fácilme
realmente solo habÃa parado tres asaltos, los escombros y pilares que se mantenÃan en pie hacÃan de escudos mientras la ágil elfa serpenteaba como un vendaval por las ruinas, esta vez no perderÃa, el campo abierto era su terreno y haciendo gala de esto, hostigo en una incesante lluvia de f
buscas? -pregu
ma? -respondió lanzando certero di
es es p
a creÃa seria su verdugo, pensó en levantarse, pero al ver las cadenas se dejó caer al suelo. Nada, ni siquiera un rasguño, aquel acero de cuchillas ni siquiera se habÃa mellado. Lo vio acercarse despacio, escucho el acero retorcerse en el brazo de aquel ser, crujÃ
uscas, elfa?, es una lástima
te hijo
otro, su carne estaba siendo rajada y acuchillada con tosquedad al mismo tiempo que algo rasgaba en su interior. De su boca brotó sangre y bilis, mientras cuatro cadenas de cuchillas emergÃan en una vorágine espiral desde su pecho uniéndolo al brazo intacto de su atacante, quien sonreÃa sádicamente mientras forzaba entrar sus aceros más profundos en la carne de la elfa. No hubo nadie en los alrededores que no escucharan aquellos alaridos, gr
as cadenas era solo un lejano recuerdo. Sin más se levantó, confundida, sus flechas no habÃan dejado el carcaj y la
anta meterte lÃo
coño me ha
egos chica, bueno más b
de las ruinas, se arrodill
jugaron bien jugada -comento mientras pol
estás h
las cadenas que
qué sabes
que a nuestras amigas no
que se tragaran
entó desinteresado, mient
a terminar de derrumb
igual no queda nada ¿
ento las masas encadenadas de la amazona
eños, por ahora no te apla
entonces q
l asombro momentáneo de Rubik. Mirina apretó los dientes y
o y a que no tengo tiempo que gastar contigo; pero me la
a lo que Rubik respondió haciendo desaparecer las run
les y ese fantasma servirán para preñar a mis hembras, aunque no m
gunto molesta Sylvanas, ba
s te propongo un trato; perdonare tu ofe
caso me
ras preparaba su derecha a mod
e debo,
?, tú misma dijiste que mi
to Kaldar seguirá con lo que los inútiles de tu pueblucho son incapaces de hacer y solo por si te interesa, mis pequ
s la puta
sas y dejo las ruinas, mome
o Sylvanas, ¿Qu
go, necesitamos logros mili
eso, ¿le dejar
Rubik, y ellas t
ero, por
r pesimista y
o de