El laberinto del Alfa
lexander al ver la cara de dolor
uda por favor y avisa a mi madre- pidió e
dió el joven mientras s
muy pequeño, había sido el orgullo de sus padres. Su cabello negro más largo de lo habitual y sus penetrantes
pero sin duda era la bondad de su corazón lo que todos amaban. Dentro de un año partiría a la
ro su padre le había explicado que Alex solo deseaba poder ayudar a la gente. Después de lar
estaba esperando a su amor destinado. Recordaba que cuando era niño, su madre solía contarle las historias de sus antepasados. Com
su lado para acompañarla. Sus madres se conocieron cuando eran jóvenes y estudiaban par
s mellizos beta Luke y Mike, y solo cinco primaveras at
mbarazada. Sin embargo, el destino les tenía preparada una sorpresa. Una tarde, el Alfa Max regresó de una cacería con una pequeña niña. Sus padres habían s
ó envidia. Él aún no sabía lo que era estar enamorado. Al cumplir los diec
tu madre, Tim, mi madre y quizás media manada- dij
cestros habían logrado que cada miembro se sintiera valioso, único e imprescind
cuerdo con la Universidad, ayúdame a distr
muchos años- contestó Alex con humor- él le aseguró que no habría p
r doctor- gritó emocionada- quizás mi próximo h
o empecé- dijo imaginand
ste lugar harán lo que sea
s exag
o la llegada de sus familiares, una loba corrí
es resonaban detrás de ella. Siempre había sido la más pequeña y enfermiza de su manada. Sabía que sus posibilidades de huir eran pocas, pero tenía que intent
us brazos y piernas estaban llenos de moretones, algunos violáceos, otros más amarillen
ar. Poco después empezaron los gritos desde la cocina. A su madre se le había pasado la cocción de la carne, su padre la comía casi cruda, pero ese día él
y la golpeó recordándole lo inútil que era. Lo cansado que estaba de tener que volver a una casa donde lo esperara una mujer tan fea y poco desea
rubio caía como una cascada hasta su cintura, sus curvas la hacían increíblemente atractiva. Pero en e
na inútil omega enfermiza. Todos sus amigos tenían por lo menos un heredero alfa mientras que él solo era el hazmerreír. Claro
ndía de puestos a aquellos lobos que tuvieran descendencia de
s hasta llegar a lo que pasó hoy. Pero no deb