Mío, solamente mío
dias ver ese apara
esta ¿Podrías mar
o para después marcarle a mi madre. La llamada entra, pero nadie contesta, así que opt
o la voz de un hombre. Trago saliva con dificultad, mi piel se eriza y un sudor frío recorre mi espalda, en estos momentos siento bastante miedo, creo que he caído en un pequeño trance, ya que, cuando esc
avor que se lo diga; detesto que mi madre me use como recadera, en el caso de Henry, entiendo que me pidiera el favor ya que mi madre no contest
mismo a los demás, que ya era tarde y que tenían que volver. Nadie se molestó ni se ofendieron, de hecho, dijeron que era verd
iento bastante enojada, espero que mi mamá no esté haciendo pendejadas ni idioteces, tuvo d
edaba u
y sería demasiado vergonzoso que los escuch
n fuerza y baja las escaleras. -Creí que no te ha
lvido avisar- Me giro un poco hacia él, veo que trae su plato vacío al igual que su vaso. -Viene algo
o lo p
itante, en especial a altas horas de la noche- Resoplo con fuerza y me encamino a l
dijo que en un rato ya está por aquí, que sus amigos quieren seguir tomando un rato más. C
an fuerte para que puedas dormir- Se ríe un poco, b
u voz, pero el enojo le está ganando, mi madre también alza un poco la voz, pero luego es ella quien
nr
de hor
uiero arruinar más la diversión de Hannah, que casi no invita a sus amigos a la casa y me siento feliz de saber que
que debía volver del trabajo, espero que no le haya pasado nada y que simplemente le pidieron trabajar horas extra. Cierro los ojos po
ela
ntras espero a su mamá, pone todo sobre mi mesa de noche, antes de que se vaya, le pedí el favor de que le llame a
menos sé que está bien y que en un momento regresa a casa, cuando Hannah ha salido de mi habitación, regreso mi atención a la tele, pero luego tomo mi teléfono entr
diría que le tuviera paciencia a su mamá, que simplemente está atravesando una mala racha en el trabajo o que seguramente tiene alguna aflicción que no me quiere decir.... no sé, algo menos agresi
adre, además... cuando la vi por primera vez, me enamoré de ella, su mirada tan tierna e inocente, era una ni
al parque y pedía miles de dulces, pero su madre decía que no, yo me moría por consentirla, la pobrecita había tenido una infancia bastante difícil, pero no me gustaba llevarle la contraria a mi esposa en cuanto