Alpha Ikender
a Ik
•Des
oco la conciencia, tragué, mi garganta raspaba. Los recuerdos de lo que pasó llegaron a mi mente, lo último que estaba allí eran esos ojos azules y profundos. Tr
bre en la esquina de la habitación. Obligué al terror controlarse un segundo.
nde me encontraba, la habitación tan solo estaba iluminada po
tu ho
.
oras, no lo sentía. Miré mis manos cubiertas con algunos parches en ellas, mis pies estaban envueltos en vendas. Me mantuve callada, tratando de no pensar en nada.
ño?- Preguntó sentándo
murmuré po
ente, es normal, más en la
dónde estaba y quiénes eran pero, tenía miedo, por alg
que hablaba del hombre de ojo
o. Él no me había permitido comer nada, y nada me aseguraba que no sería como Rixton. Solo conocía una vida, ob
r, me sentía tan cansada, pero aún así, me mantuve atenta. La puerta volvió a abrirse, ella
ariño, yo busc
rdaba que significaba ese nombre, lo había leído hace años en una viej
eri
abitación, en ella estaban tres personas, una mujer muy hermosa de cabellos dorados y largos, a su lado un jove
beza, al que llamaron Ikender, entró sin darme cuenta. Me daba miedo, temor, su
ntó una ceja. Tragué saliva nerviosa,
o permiso -musité
o dudosa, mantuve mi vista debajo de su cuello mirando como su pecho bajaba y subía
i nombre
a los oj
abeza, su ceño estaba fruncido,
o último que miré antes de perder la conciencia. Mi respiraci
isión que pude ser capaz de tomar en mis minutos de libertad. Ahora corría el ri
ra me dirás quién o qui
mpezó a lati
xton, no quiero. Me quedé callada por varios
de nuevo. Una fuerza interior me hizo levantarme y tomarlo de la mano, me incliné un poco hacía la derecha, m
sonaba desesperada sin embargo no me importaba, si volvía, mi
tu deber es quedarte conmi
?- so
ual qu
plicarte todo pequeña
es de dejarme sentada sobre la cama. Cogió
nó tomando algo de
viosa. Nadie nunca
a persona pacient
o hasta que terminé el contenido del tazón. Tomó uno de l
torno de mis labios con una servilleta. La fruta roja llamó mi
S
madre solía traerme fresas silvestres, ella mi
morderla. El recuerdo de mi madre llegó a mi mente, su hermosa
fresa?- Preguntó el homb
lvidado
ado mucho desde la última v
aqueta y rodeó la cama, se recostó a un lado de mí. Me tensé y de forma cuidadosa trataré de separarme un poco
bía sido lo que colocó en la pantalla, solo escuchaba voc
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guirme. Votar
te dijeron que
no.
eres he
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