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Alpha Ikender

Capítulo 5 Despertar

Palabras:1227    |    Actualizado en: 27/03/2024

a Ik

•Des

oco la conciencia, tragué, mi garganta raspaba. Los recuerdos de lo que pasó llegaron a mi mente, lo último que estaba allí eran esos ojos azules y profundos. Tr

bre en la esquina de la habitación. Obligué al terror controlarse un segundo.

nde me encontraba, la habitación tan solo estaba iluminada po

tu ho

.

oras, no lo sentía. Miré mis manos cubiertas con algunos parches en ellas, mis pies estaban envueltos en vendas. Me mantuve callada, tratando de no pensar en nada.

ño?- Preguntó sentándo

murmuré po

ente, es normal, más en la

dónde estaba y quiénes eran pero, tenía miedo, por alg

que hablaba del hombre de ojo

o. Él no me había permitido comer nada, y nada me aseguraba que no sería como Rixton. Solo conocía una vida, ob

r, me sentía tan cansada, pero aún así, me mantuve atenta. La puerta volvió a abrirse, ella

ariño, yo busc

rdaba que significaba ese nombre, lo había leído hace años en una viej

eri

abitación, en ella estaban tres personas, una mujer muy hermosa de cabellos dorados y largos, a su lado un jove

beza, al que llamaron Ikender, entró sin darme cuenta. Me daba miedo, temor, su

ntó una ceja. Tragué saliva nerviosa,

o permiso -musité

o dudosa, mantuve mi vista debajo de su cuello mirando como su pecho bajaba y subía

i nombre

a los oj

abeza, su ceño estaba fruncido,

o último que miré antes de perder la conciencia. Mi respiraci

isión que pude ser capaz de tomar en mis minutos de libertad. Ahora corría el ri

ra me dirás quién o qui

mpezó a lati

xton, no quiero. Me quedé callada por varios

de nuevo. Una fuerza interior me hizo levantarme y tomarlo de la mano, me incliné un poco hacía la derecha, m

sonaba desesperada sin embargo no me importaba, si volvía, mi

tu deber es quedarte conmi

?- so

ual qu

plicarte todo pequeña

es de dejarme sentada sobre la cama. Cogió

nó tomando algo de

viosa. Nadie nunca

a persona pacient

o hasta que terminé el contenido del tazón. Tomó uno de l

torno de mis labios con una servilleta. La fruta roja llamó mi

S

madre solía traerme fresas silvestres, ella mi

morderla. El recuerdo de mi madre llegó a mi mente, su hermosa

fresa?- Preguntó el homb

lvidado

ado mucho desde la última v

aqueta y rodeó la cama, se recostó a un lado de mí. Me tensé y de forma cuidadosa trataré de separarme un poco

bía sido lo que colocó en la pantalla, solo escuchaba voc

❀◦❀◦❀

guirme. Votar

te dijeron que

no.

eres he

❀◦❀◦❀

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