Matrimonio por poder
boda. Si me daba la vuelta en la cama, suspiré y tomé el teléfono de encima de la mesa de noche. Solo eran las 6 de la mañana; quedab
ca", pensé. Si hubiera nacido en una familia normal, podría haberme casado a los 30 años con alguien que yo quisiera, sin embargo, por tener esta posición privilegiada, tengo la obligaci
vir. Es terrible tener estos pensamientos cuando estoy a pocas horas de lo imposible. Tomé el teléfono y comencé a buscar otra vez la foto de mi futuro marido, pero no encontré nada, solo sé que tiene 36 años y que mi único contacto co
rocedí a levantarme de la cama. Paso seguido, me dirigí al baño, entré y me detuve en la puerta. Respiré profundo, luego me quité la pijama, entré a la ducha y abrí la llave del agua fría. Me hubiera gustado congelarme, pero el agua no colaboró para nada. Soy idiota, si deseaba tanto huir de esta boda, debí cambiar de nombre en Estados Unidos y no volver jamás a Inglaterra. Entonces, ¿de qué me quejo? Me comenzaron a tocar la puerta del baño, no habían pasado ni 5 minuto
l, me dieron una lencería blanca que me ayudaron a poner, al igual que me pusieron el vestido. A la mitad del proceso,
una agarró la cola del vestido y la otra me dio la mano, ya que los tacones que mi madre eligió para mí eran muy altos. Bajé las escale
limusina arrancó. Mis padres iban en otro auto, nadie me acompañó en la limusina. Siempre sentí que mis padres me tuvieron c
r este compromiso que adquirió mi abuelo con la noble familia Seymour, según se tienen linaje directo del rey Enrique VIII. Después de un l
y si mis padres tienen hambre de poder, por qué el dinero sin poder no es nada en el mundo donde ellos se mueven. La puerta se abrió, mi padre me dio la mano, sonrió como si se
n la señal, ¿qué pasa?, ¿el novio no vino?, ¿se cancela la boda?, todas esas preguntas me llegaron a la