Nuestro pacto de amor
de Darío: limpió a toda prisa el desastre causado
nar fuera al parecer, justo como Marta le había dicho que solían hacer. Solo después bajó y se
y desdeñosa, la «señorita» Carolina. La había tratado peor que a un pe
su propia lengua viperina a ver si
o, estaba Da
del jarrón, sino también al reconocerla. Si bien no era justo, sabía que para la gente rica
mas, ahora estaba endeudada pagan
recobrar fuerzas y seguir adelante. Era solo su primera semana, debía
os pasos la sobresaltaron. Era el repiqueteo inconfundible e infernal de
a aca
acopio de todas sus fuerzas. Apenas la vio, el rostro de la
preguntó Carolina-. ¿Por qué no has recogido
zando a sentir era ira. Quizás era extremadamente rica y de clase alta,
o todo al carajo, pero en ese moment
ue no la despediremos -dijo
e sonrojó de la rabia-. ¿Cómo que no?
ó él sin inmutarse-. Le desconta
an incompetente trabajando para noso
alquiera lo estaría -replicó Darío y le dio un pequeño beso en la mano para tratar de calmarla-. Ven
iato al escuchar mencionar el vestido. S
podía seguir escuchando la conversación. No le gustaba e
i madre pasará a recogerme a las diez a la empresa, iremos juntas. Es
rmosa, cualquier vestido qu
a muñeca Barbie. Si no fuera tan malvada Clar
ue ser perfecto. Nuestra boda va a ser el evento social más c
. Tienes muy buen gust
o, iré por
uando la bruja estuvo lejos, entró sigilosa de nuevo en la cocina. Darí
as por defen
ó ladeado a
adecerme. Solo haz un buen
detallarlo. Llevaba un traje gris claro que le quedaba muy justo a su cuerpo. Como la primera vez, le parecía un
cualquier modo, ella debía centrar
la habitación de los patrones muy a fondo, hasta que no quedara ni una sola mota de polvo que pudiera molestar a la sensib
organizar las almohadas de la gran cama ma
uevo? ¿Acaso esa gente nunca
a sábana. Si esa bruja la veía ahí dentro solo Dios sabía cuántas at
del cuarto, pero en medio de su torpeza el teléfono se le salió del diminuto bolsillo de su u
on nerviosismo y se
a verdad era que le tenía miedo a Carolina, debía admitirlo, y eso la llevó a hacer
se les había quedado, justo como el día anterior
go muy infantil realmente, y se lo reprochó a sí misma un millón de veces después de haberlo hecho, pe
se abrió d
or qué nunca las cosas salen como quiero? ¡Ni siquiera pude ir a
ño percance, hemos pasado por muchos. Tod
, y se tapó la boca para que no se le sal
nuestra boda está tan cerca? ¡No
ba muy molesta, pero a
que Darío
abemos que nada de eso es cierto. No nos estamos casando por una unión económica, n
ellos? ¿Cómo era posible? Ella, por otro lado, creía que estaban hechos el uno para el
pero odio que digan esas
eso, ¿sí? Nuestros abogados va
obstante, abrió mucho los ojos al escuchar que, en lugar de eso, habían comenzado a besarse enérg
llos no podían tener sexo en ese momento, no