La Desheredada de la Familia
ado su padre, sino que, además, lo había enviado a un absurdo viaje junto a
u padre, pensaba que podía amenazarlo como si fuera un crío, estab
a a Máximo, pues él tenía un plan, ya tenía hecha sus propias inversiones en el extranj
levantaría en contra de su padre y le diría sus cuatro verdades, sin embargo, mientras tanto, no le tocaba otro remed
gocios, así que tenía tiempo más que suficiente para esperar que su plan saliera bien, ade
blema... - Gruñó M
e sus empresas extranjeras, quien, además, se habí
ando su frustración con quien no debía, Máximo emitió
lta ya mismo, hoy salgo de viaje y necesito que te encargues de todo en el extranjero... Si tanto te preoc
otro lado de la línea. - Eso haré,
Bi
por lo menos había dejado eso arreglado, pues él confiaba en
ble palabrerío de su hermana, Emily, quien solo espera
familia, siempre estuve resignada a qué serías tú... - Murmuraba ella emocionada. - Claro, igual me alegraré si eres tú el escogido y here
segundos, Máximo vio una figura que apareció
uvo del espaldar del asiento del chófer y antes de que pudiera hacer a
de Máximo se aceleró de inmediato, ¿
, pero al detallarla, notó que solo la tenía algo roja, nada de que preocuparse, s
stán bien? - El chófe
ió? - Preguntó M
se atravesó en el ca
irando lo sucedido, se escuchaban voces afuera, parecía que el chófer hablaba co
ella tenía el corazón acelerado, los ojos llenos de lágrimas y aunque estaba exhausta, la descarga de adr
s y apretar la maleta y el sobre que llev
roso, ob
do después, al abrir los ojos, con el pulso a millón, Isabella se dio cuent
no con tanta fuerza, pues afortu
eteo, todavía asustada y apresurada por llegar al crucero al que había sido in
y, mu
lla volteó
estido con un traje oscuro, se acercó a el
y bien. - Balbuc
unos pasos, cuando notó que alguien más se bajaba
n el pecho, apenas lo vio, pues nunca a
do, cuando vio que al frente del auto estaba una joven temblorosa, algo su
hospital... - Es
y bien. - Contestó la s
Preguntó Máximo
. - Creo que golpeé a la chica y le insisto en que
- Máximo se dirigió a la
sitó ella, retroce
- Preguntó Máximo arrugando el en
acia él y sus ojos se encont
o enrojecidos, aun así, un fugaz pensamiento pasó
lla, arrugando el ceño, pues ella no podía evitar pensar que, aunque ell
ono autoritario. Isabella solo asintió,
la fragilidad de la jovencita, y como su cuerpo temblaba, él no entendía por
cuidada y él estuvo a punto de dar un paso al frente, para insistirle y llevarla a un
l y como las personas a su alrededor los miraban, se puso colorada de la indignación y caminó hacia su hermano. - ¿Qué haces hablando con esta gentuza? ¿No ves que
arrollamos...
tera, ¿No? Y no le veo nada de sangre, seguro que sucia ya estaba ¡UFF, qué asco! Solo dale algo de din
uy dramática, pero también recordó las palabras y amenazas
acer y no podía seguir perdiendo el tiempo con
olsillo su billetera y extrajo de su interior una