Ceos corruptos
la sensación de ser un vegetal en una sauna impuesta por las altas temperaturas, la mente no se lo permitió y se
s con las patas buscando detectar alguna posible presa. Era un reflejo oculto en su subconsciente el que buscaba acariciar la larga y negra cabellera de Laura, para después tantear el desnudo cuerpo como tanto l
cando espabilarse se restregó fuertemente la cara con las manos, pues sabía que ya no podría volver a dormir a pesar de que era domingo y no había dejado nada pendiente en el trabajo. La semana estuvo tranquila exigiéndole poco, más el sábado sí le fue a
inó hasta la cocina. Daba tumbos cual infante que da sus primeros pasos intentando sostener el equilibrio, por lo que había tomado,
a. Al detenerse junto al fregadero descubrió en su interior la botella de ron Legendario que había mantenido sellada desde que la compró
lmente se le conoce a la patrona de Cuba). Allí escogidos instrumentos de percusión fueron golpeados con frenesí y maestría; ofrendas, cantos, bailes y veneraciones se multiplicaron mientras duró el homena
deseos de poseerla, pues era de esas mujeres que parecen perfectas aunque no lo sean, «porque ninguna lo es», pero te dan ganas de pasarle los labios por cada centímetro de su piel, de hacerla estremecerse con leves temblores al recorrer todo su cuerpo con las yemas de tus dedos lenta y sutilmente, de dejarla sin aliento al cogerle la boca y crear de sus labios tu jugoso juguete, saborear su cuello y penetrarle los oídos con la lengua como si buscases llegar a su cerebro con ella, de morderle los pezones sin llegar a lastimárselos, lamer sus senos hasta que intenten estallar de la rigidez, deslizar tu boca hasta el ombligo y a continuación hundirla en sus entrepiernas y forzarla a gritar desordenada y esquizofincluso le rozó la boca con sus labios cuando lo besó a modo de saludo y después lo mantuvo a raya hasta que llegó el turno de unirse
a que adoraba y por la que sentía compasión, al verla envejecer y deteriorarse con los años y el abandono, a excepto del estadio Victoria de Girón construido años atrás y al edificio de 13 plantas que se elevaba allá en la Calzada de la playa, el resto seguía inalterable, pues nuevos dictámenes daban prioridad en remodelar o levantar edificaciones más allá del puente que la unía con la Península de Hicacos en búsqueda de una mejor economía par
ta donde una botella era compartida sin muchos preámbulos, se tocaban guitarras, se cantaban canciones, se bailaba descalzo y muchas veces en traje de baño y se alternaban con otros estudiantes que procedían de pueblos nunca antes escuchados. Recordó aquel verano en que conoció a Laura; hermosa como una flor endémica, alocada y risueña a la vez, había llegado desde Santa Clara co
cual afilada hoja forjada con fragmentos de incertidumbres y decisiones inquebrantables, obli
olaba hacia el sur ignorando lo que sucedía bajo ellos, escasas edificaciones resaltaban del lúgubre resto por sus vestidos confeccionados con vistosos colores recién dados, múltiples capas de pintura banal, una encima de la anterior, cual desvencijada vieja con colorete intentando presumir un esplendor que más tarde que pronto la humedad, latente y oculta en sus anticuados y agrietados muros, se encargaría de violar impunemente, para borrar todo vestigio de un esplendo