Se Embaraza de su Tío Millonario
os y montañas lejanas. Después de una exhaustiva búsqueda, había encontrado un pequeño pueb
la vida que crecía en su interior. Su hijo. El bebé que la había obligado a to
ener que renunciar a su relación prohibida. Alejandro había sido claro: no podía abandonar a Valeria y a su
isión difícil, pero sabía que era la correcta. No podía criar a su hijo en medio de un escándalo y un juicio constante. Necesitaba
su equipaje y caminó con determinación hacia la salida. Ahí,
ercándose a ella-. Tú debes ser Sofía. Yo soy
onrisa, sintiendo cómo los ner
or recibirme. Lam
portancia con un
o. -Tomó una de las maletas de Sofía y le indicó que la siguiera-. Ven,
s calles eran tranquilas, adornadas con pequeños negocios y casas de tejados inclinad
la guió hasta una pequeña pero acog
e la cama-. Tienes una hermosa vista h
alguna manera más tranquila. Todo parecía tan sereno, tan a
cía. Muchas grac
adita en el brazo, co
scansar y recuperar tus fuerzas. Y si
ba de encima. Quizás, en este pueblo, podría enco
ar algunas lágrimas, dejando que el dolor y la nostalgia por Alejandro afloraran. Sabía que no sería fácil, que hab
carse en construir una nueva vida, en crear un hogar seguro y lleno de amor para su bebé
r a sus nuevos vecinos. Lucía resultó ser una mujer cálida y generosa,
nes la recibieron con calidez y le ofrecieron su ayuda durante el embarazo. Incluso encontró un pequeño
odría convertirse en su hogar. El ritmo tranquilo de la vida en el pueblo, la amabilidad de sus habitantes
rente a una tienda de antigüedades. Algo en el escaparate lla
r de mirada bondadosa, l
ida. ¿Algo en lo
intiéndose cómoda en aquel luga
ó la atención. -Se acercó a una repisa y señaló un herm
vo entre sus manos, observando los delicados detalles. Eran pequeños
sintiendo cómo su coraz
. Fue hecho a mano por un artesano local hace muc
eño hijo durmiendo plácidamente, con ese móvil meciéndose sobre su cu
la embargaba. Este pequeño objeto sería el primero de muchos que le recordarían q
anza crecían en su interior. Sabía que el camino por delante no sería fácil, que tendría que enfrentar muc
a que Lucía le había prestado. Lo observó mecerse suavemente, las pequeñas
re y le habló a s
Vamos a construir una vida llena de amo
s. Eran lágrimas de esperanza, de determinación, de un futuro que se abría
la fortaleza para seguir adelante. Por su hijo, y por ella misma. Solana sería el comien
nte. Su hijo, aquel pequeño ser que crecía en su vientre, sería la luz que la guiaría a