Anal sin limites
enir sobre mí, mi abertura anal fácilmente dejó entrar a este enorme «amigo», pero en mi interior, me p
or y a lo largo pasaba más adentro de mí, las sensaciones eran simplemente aéreas y placenteras, sentía
epierna, en mi clítoris, entre mis piernas también, agra
ano entre las piernas, sólo había sudor del lubricante que goteaba de mi entrepierna, debe estar calentándome, pen
corazón se aceleraba y empecé a gemir involuntariamente, como un gato antes de un orgasmo. Arqueé la espalda
hacía cada vez más grande y sentía cada vez más su placentero tacto y aquí,
Mis piernas empiezan a temblar, me estremecí un poco, mis ojos se a
pared del cubículo y empecé a sacudirme. El líquido empezó a salir de mi entrepierna,
el clítoris, sino por el coito anal. Pero no era un orgasmo como el de la masturba
polla del tío a un ritmo más lento, pero no paré y lo mejor fue que en cuanto se acabaron mis espasmos, hubo una segunda embestida y todo se r
horro de semen de la enorme polla empezaba a inundar mi interior, mojando mis paredes. Sigo emp
. Volví a apretar fuerte contra la pared con mis nalgas, el tío verti
a la pared unos segundos más. Me perturbó un cruj
es para ti». Tomé el papelito en mis manos, lo desdoblé y me quedé un poco perpleja, era un billete de cien dólares. Sonreí, se
o contra la pared, pero sin penetración anal en
abajo. Probablemente los efectos del multiorgasmo. Ni siquiera sabía qu
r. Miré hacia el retrete, abrí la tapa y me senté en él. Fue un alivio relajar las nalgas y los músculos del ano, el semen de mi novio empezó a salir de mí,
e les gustan a las chicas para poder lavarse después de sus intervencion
, sobresalía de mí, y supe por el hecho de que mi dedo había entrado fácilmente en
limpié con papel higiénico. Me vestí y, con las piernas un poco
lema. Me esperaba otra sorpresa, todas las sillas estab
de siempre me vio y con la mano me in
y buscar mi cartera con dinero, algo que olvidé donde lo puse, pero el camarero me detuvo y me
l respondió que realmente dis
esto, es la polla de su guardia, la guarda especialmente para tales placeres. No me molestó. Tampoco
simplemente quedarme dormida, una especie de fatiga irreal me derribó.
e pide que le llames mañana después del almuerzo", y me entregó otro
rlo. Si no quieres llamarlo, llámame y charlamos"
erme en cualquier momento. Diez minutos después ya estaba subiendo a un
ió y dijo que podía sentarme un poco recostada, así sería más cómodo para mí. Me di cuenta de que él conocía este lugar y lo
el umbral y fui al baño a lavarme. Cuando entré a la habitación, algo me dijo que necesitaba darme una ducha. Me
lemente no todo salió todavía. Pequeños chorros de agua tibia mojaron la parte de atrás de mi
ltas en mi cabeza. Rebobinando cada segundo que pasé en el club. No me arrepentí de lo que pasó esta noche; al contrario, me propuse de alguna man
ecesito comprarme un par de tangas, bueno, para esos v
ndo todavía acostada en la cama, marqué el número del barman que conocía, q