La Hacker del joven Abogado
rad
e en un sobre y lo mantiene al alcance de su vista para recordar
cartón. Por lo que el abogado le indicó que se sentara
as y esas cosas legalmente? -se interesó la pelineg
có su comid
cer daño -aseguró, teniendo la seguridad en su co
ro de eso, Dy? -cuest
orma, y aunque él se sintió incomodo por la confianza de el
a hacerlo dudar de Rachel.
otado algo extraño en ell
manera de ganarse la vida. Y tengo entendido que solo la conoces desde que tuviste tu primer caso y eso
-preguntó sintiendo molestia. Incluso c
ña razón, estando con Rachel siempre tení
o que se dedicaba a lo mismo y era un co
e Rachel era una mala persona. Porque si de hablar por lo que se conoce a simple vista se t
a incluso con las mismas mujeres. Y no sabía si era parte de su pe
tenían? -se interesó el abog
mputadoras que conmigo, y segundo, era pésimo en la cama; algunas veces impotente por estar pensando siempre en las malditas cosas que debía hacer en lug
tiendo la presión en su pecho. Se sintió c
Dylan, y estaba lejos de saberlo, él sintió como
e imaginó a sí mismo en su peor pesadilla, pero extrañamente, en lug
or chocolate y la forma que ocultaba debajo de esa ropa holgada; tambié
más que
mo eso pasara. Sin embargo, cuando el abogado sintió la incomodidad en su entrepierna y echó la mirada hacia abajo, se dio cuent
os?, se dijo a s
omenzado a comer de la otra bolsa,
la espalda a la mujer, tomaba sus cosas ágilmente y llevaba su maletín a su en
gando un poco el maletín de su entrepiern
s papas, entre sorprendida y cautivada por el gran bu
y más que avergonzado salió rápid
quizá lo único que necesitaba era que ella le diera un pequeño impulso,
ue se había tardado antes, llegó al
del tipo de hombre que no se excitaba tan fácilmente. Mayormente cuando lo hacía, sus pensami
el piso y se llevó las manos a la cabeza, con el dolo
icieran entrar en su estado natural, la sola imagen de Rachel sonriendo, cuando la vio dormida en su cama,
apando su problema, dirigiéndose a la gasolinera c
rojas, estando dentro del baño, se encerr
daba la última vez que se había excitado, era insólito y mucho más
uitó su correa, desabrochó su pantalón de vestir junto a
tir su propia mano, pero cerró los ojos intentand
proximán
surrando
su cuerpo y
onado y las manos pequeñas de la m
chel y todo se
que la potente descarga se vaci
, se sintió mejor aunque sus mejil
que había dejado a un lado y recibió el cá
lo difícil que iba a ser volver a verla a la cara, en lo
taba a verla. Era como un huracán de e
ontecido y aunque su sistema nervioso estaba en un hi
ensamientos negativos
do su mensaje y que la disculpab
ena o m
él solo nec
otra vez. Los mensajes quedaban en gris, y comenz
que ella no
lguna parte. Buscó en su maletín, en sus notas, en sus mensajes, y por suert
floja, pero decidido a buscarla, apret
ás de 15 minutos en lle
intentando controlarse porque no podía llegar
a?, ¿besarla?, ¿baj
ello que estaba volviéndole loco, caminó hasta un calle
onas salieron de forma apresurada, una
dea de cuánto, pero no voy ech
erlo allí fuera, sonrojado, despeinado y
Mauricio, pero luego, porque echó una mirada hacia adentro d
e fue un huracán? -inquirió l
abeza, sabiendo que algo
ción, y luego miró al abogado-. Qué bueno que estás aquí, n
¿Q