VENDIDA COMO ESPOSA AL MAFIOSO
Al llegar, vio que Abigail estaba a punto de dormirse. Se sentó en la cama y, esta vez, con un poco más de delicadeza, se abalanzó sobre ella. Sin embargo, las imágenes oscuras de su noche de boda
partó de su lado y l
vete y no me toques -dijo, co
, se detuvo y la miró a los ojos
lo quiero que estemos juntos - respo
ando de calmarse, pero la
tiempo -murmuró, sintiendo
amino hacia la intimidad sería más c
a prioridad; es de los hombres que no piensan con la cabeza fría cuando las bajas pasiones están a flor de piel. Con rudeza, l
que estés conmigo. ¿Por qué sigues apartánd
firmeza, sin cede
lemente olvidar lo que pasó. No estoy
ia se agotaba, prometió ser m
aje que creo que soy en la intimidad. Solo quiero estar conti
su postura, sin dejar
. Necesito tiempo para sanar -replicó, con la voz
uir entre ellos, cada uno lanzando rec
itó Max, estallando de frustración.
ndió Abigail, con la voz llena de dolor. -No
e tensión, sabiendo que la lucha por la intimid
ación que lo consumían, sintió que su mundo se desmor
sa! ¡No pagué tanto p
la habitación, ll
ó cómo la ira se encendía en su interio
unca quise que me compraras! -respondió, con la voz temblándole de
uñetazo en el estómago. La verdad de su situación
llena de frustración. -¿Crees que te niegas a estar conmigo
tiendo con fuerza mientras las
se quebró. -Se trata del respeto y la confianza. N
, dio un paso atrás, su rostro reflejando
a más baja, pero cargada de dolor. - ¿Esperar a qu
ó Abigail, con la voz llena de tristeza. -No puedo se
ntras ambos se enfrentaban a la cruda realidad de su relación, sab
, dio un paso hacia adelante, y su voz
oy a rogarte para que me quieras. ¡Te compré como esposa, Abigail! ¡Tú me perteneces
a, se levantó de su asiento y se giró h
indignación. - ¡No soy un objeto que puedas poseer! ¡N
ontenerse, soltó
, tu sexo, todo me pertenece! ¡Incluso ese hijo que llevas dentro
antó la mano y le dio una bofetada, el sonido re
jos llenos de furia. - ¡No soy tu pro
nde lo había golpeado, sinti
llena de dolor. - ¡¿Vas a seguir negándome lo que es
voz llena de rabia. -¡No me puedes poseer
agas, cada uno intentando herir al otro con la verdad de su dolor. La situación se había descontrolado y el
oz temblorosa per
oy a quedarme aquí, me voy lejos, no
mirada oscu
a de un alcohólico y un jugador. ¡Tu padre te usó como aval para
creciendo su determinación. - No voy a ser prisionera
rca a ella con la vo
te irás a ninguna parte. No voy a permiti
ensión. Max, en un arranque de ira, la toma entre sus
elvas a tomar a la fuerza! -l
lorando en la habitación. Cuando sale al pasillo, comienza a romper todo lo qu
ado, lleno de emociones no d