VENDIDA COMO ESPOSA AL MAFIOSO
es y más caros centros de Nueva York, con la esperanza de que su suegro recibiera la ayuda que tanto necesitaba. Aunque su relación con Abigail había tenido altibajos, su amor por
ión estuviera más marcada por los malentendidos que por la verdadera animosidad. A pesar de sus sentimientos, Max decidió que lo mejor sería mantener cierta distancia. Se comprometió a evitar cualquier contacto físico y a no poner
*
o, Abigail permanecía firme junto a la ventana, sin mirar hacia atrás. Al entrar, Max la encontró inmóvil, con la mirada fija en el exterior, como si el cielo fuera lo único que existiera en ese momento. Su presencia no pareció afectar a
rcó a Abigail y, con un
habilitación para tratar sus adicciones.
fija en el enorme ventanal, como si el mundo exter
ensión en el aire,
Quiero que sepas que estoy haciendo
da en un laberinto de emociones que no estaba dispuesta a compartir. Max sintió una punzada de frustración,
decidió que era mejor salir de la habitación. Al llegar
as que estoy aquí
Abigail se plantó en el umbral, con lágrimas bril
mi cuerpo en nuestra noche de bodas. Era mi primera vez, algo muy importante para
peso de su culpa lo aplastaba y, por un momento, no supo qué responder. La verdad de sus accio
n voz débil y susurrante. -No quería hacer
uficientes ante la profundidad
arla ir, pero tampoco sabía cómo lidiar con la situación que los perturbaba a ambos. Una vez dentro, la frustración lo invadió y, en un arr
a habitación, ahora en silencio, parecía reflejar su tormento interno, mientras su mente giraba en un torbellino de emociones y pensamientos
a la que él se enfrentaba. Al verlo sentado en la cama con la cabeza entre las manos, sint
legado a este punto. Estaban empezando a llevar
da, con sus ojos aú
las manos. Abigail... No puedo dejar de pensar en
nura, con su instinto
e es que reconozcas lo que hiciste y que estés dispuesto a cambi
erdone? -preguntó Max con la voz ent
se complican, pero eso no significa que no haya esperanza. Habla con ella, sé honesto so
iendo que las palabras de No
o enfrentarme a esto,
o estás solo en esto. Estamos aquí para apoyarte, tanto a ti
iedad, comprendiendo la
dejar atrás ese mundo. Tienes la oportunidad de empezar de n
tiendo el peso d
demasiadas cosas en juego, demasiadas personas involucradas. N
n. -¿Qué tipo de vida le estás ofreciendo a tu hijo si sigues en ese mundo?
o cuestión de desearlo. Hay compromisos, lealtades... y no puedo arriesgar la segur
la mano y lo m
o. Si te quedas, solo perpetuarás el ciclo. ¿No quieres que tu
ilencio, contempl
n intentando salir? No quiero arriesgarl
go es no arriesgarse en absoluto. Tienes que luchar por lo que realmente importa.
endo que la esperanza comenza
a hora de enfrentar mis demonio
umplir, alianzas que mantener y situaciones complicadas con las que lidiar. La idea de abandonar ese mundo no era tan sencilla; estaba atrapado en una red de compromisos