Deseos Prohibidos (1y2)
l
ianza. Pero ¿qué puedo esperar a cambio, si no solo ha sido una vez, sino dos veces las que no pude controlarm
eo y ahora tenemos que lidiar con ese humano. Además de que, muy seguramente, los otros lideres ya deben estar enterados y es cuestión de tiempo para
za, avergonzada de mis actos-. Sé que f
íder que no puede controlarse. Recuerda que el mundo de los vivos y el nuestro no puede mezclarse por nada
y apoyando sus manos en mis hombros-. A cualquiera le pudo haber pasado. La sangre
rza bruta, destrozándolo al instante-. Jamás había pasado algo así en nuestra familia. Estamos en la b
erritorito - mi madre se hizo frente a mí, en un ademan prote
y suspiré, lo que menos quería era q
or para asumir las consecuencias de mis errores, ¿no lo crees? Sé que fallé por un impulso que no pude controlar y que fue más fuerte que yo. También acept
ue roto por el fuerte suspiro que dejó escap
prohibido que lo hagas. Si me desobedeces, l
er, pues no quería volver a experimentar ese dolor de
nto seguro de tu hermano. Tú acabas de manchar tu hoja con la sangre de ese humano y tu herm
r un simple error y por un impulso que, tú más que nadie, sabe lo
quiero disc
de la letra. No hay nadie mejor que ella en este clan que sea capaz de asumir el liderazgo y lo sabes. Te recuerdo que tú también has comet
lo menos que quiero es ver sufrir a mi hija, pero ha roto la regla má
o de los
us brazos y acarició su largo y hermoso cabello blanco-. H
e temía era no encontrar a mi otra mitad a tiempo. Si moría durante el castigo, ¿cómo iba a poder amar?
amás me había sabido tan rica y dulce como la de ese humano. Recordar su olor, su sabor, la misma textura de su sangre y ese contacto tan electriz
tiene para no perjudicarlo. Si todavía mi padre no lo ha asesinado es porque hemos intervenido. Ese chico cometió un error y no tenía ni la menor idea en qué lugar
a, además de que estaban muy concentrados dándose caricias
propias piernas, dibujaba círculos invisibles sobre la manta mientras su expresión lucia bastante penosa. Sus ojos se veían brillosos y, en cuestión de segundos, una
strecharlo entre mis brazos y consolarlo? No me gusta sentirme as