Perdición
an ser, pero bien pude librarla con mi buena fe y mis oraciones; no obstante, mi amor por Dios se vio en tela de juicio cuando ella apareció en una noche tan fría y
adas, en el aroma dulce y putrefacto de su sangre y su alma; pero, sobre todo, e
on y me mostraron la oscuridad que en ellas habita listas para atrapar a todo a
r haber pecado en pensamiento y palabra, más cuando los instintos de todo ser humano me rasgaron la piel y el corazón, haciéndome arder de goce tras los suspiros de lo
mi mundo. La perdición más sensata y triste en la que decidí navegar por mis propios medios, palpando lo p
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esta novela les haga hervir cada uno de su
lizar "Venganza" que, por cierto, está a pocos capítulos de llegar a su fin. Lueg
ogo para que se hagan una
s a
as vi
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